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Guerra amarga

Esta semana entra en vigencia la <a href="javascript:openWin('recuadro.html?id=68451')">Corte Penal Internacional</a> que pretende juzgar a los criminales de guerra en cualquier parte del mundo. La Corte, ratificada hasta el momento por 73 países, empezará a funcionar el 1 de julio en La Haya, Holanda.

30 de junio de 2002, 12:00 a. m.

Es la primera vez en la historia que un Tribunal Internacional podrá juzgar a individuos por crímenes de genocidio, de guerra y de lesa humanidad cometidos en cualquier lugar del mundo.

A diferencia de la Corte Internacional de Justicia con sede en la misma ciudad holandesa, la CPI será independiente de Naciones Unidas y juzgará individuos y no Estados. La Corte Penal Internacional no tendrá límites geográficos y su carácter permanente reemplazará la formación de tribunales transitorios creados para tratar situaciones específicas. La CPI no actuará de forma retroactiva, por lo que los tribunales de crímenes de guerra ya en funcionamiento no serán fusionados con el nuevo organismo. Sólo se ocupará de delitos cometidos a partir de la fecha de su creación, 1 de julio de 2002. Hasta ahora sólo se han creado tribunales en circunstancias excepcionales para procesar acusaciones de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, como ha sido el caso de Ruanda y la antigua Yugoslavia.

Aunque la idea de este tribunal nació en 1948, fue en el año 98 en una conferencia internacional en Roma, Italia, que se aprobó el estatuto de su creación. La Corte Penal Internacional será un órgano complementario de las jurisdicciones de los países y sólo actuará cuando el estado competente no lleve a cabo la investigación. Sin embargo, la CPI puede determinar que un proceso nacional no cumple con las garantías reconocidas en el derecho internacional. Cualquier ciudadano de un país miembro podrá ser juzgado. Puede tratarse de civiles, funcionarios de gobierno, militares, políticos o presidentes, entre otros.