La producción que ha logrado Textilia en telas antifluido durante los últimos cuatro meses equivale a vestir y proteger a 1.500.000 colombianos.

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Calidad con sello colombiano

Para Textilia, una empresa familiar con más de 50 años de experiencia en el mercado textil, la pandemia ha significado varios desafíos. Conservar la calidad de las telas que visten algunos de los profesionales de la salud ha sido uno de ellos.

8 de julio de 2020

El mercado textil de uniformes tiene unas exigencias distintas a las del sector moda. La duración y calidad de las telas son un factor indispensable. Bajo este precepto, la compañía colombiana Textilia ha procurado atender un mercado en el que, a raíz de la pandemia, ha aumentado notablemente la demanda de telas antifluido, una de sus especialidades. 

El primer gran hito que permitió posicionar a esta empresa familiar en el mercado colombiano fue ser pionera en el desarrollo de productos en poliéster en los años setenta. Cincuenta años y tres generaciones después, bajo la batuta de los hermanos Jonathan, Samuel Jason y Daniel, la familia Haime afrontó uno de los mayores desafíos para la compañía. 

Antes de la pandemia, Textilia se había ubicado como uno de los referentes de fabricación de tela antifluido en Colombia; antes de abril, estaban produciendo entre 300.000 y 400.000 metros de tela de este tipo mensualmente. En abril, cuando el mercado empezó a entender las dimensiones de la emergencia, la producción de la compañía se triplicó. “Debido a la pandemia, hemos alcanzado a producir 1.500.000 metros de tela antifluido por mes”, explica Samuel Jason Haime, gerente general de la compañía.

Un mercado esencial

El gran mercado de las telas antifluido fabricadas por la empresa es el de los uniformes para el personal de la salud, algo que, por supuesto, en el marco de la pandemia se ha vuelto esencial. De acuerdo con Samuel Jason Haime, la producción que ha logrado la compañía en telas antifluido durante los últimos cuatro meses equivale a vestir y proteger a 1.500.000 colombianos.

Sin embargo, el gran reto para responderle a un mercado tan crucial a fin de atender la pandemia conlleva un enorme esfuerzo. El primer gran paso fue garantizar la seguridad de todos los colaboradores con los elementos y prácticas de protección correspondientes, además de rutas privadas para que ellos evitaran el uso de transporte público. 

Luego, ante la gran demanda, el desafío fue garantizar la calidad de las telas, algo que ha caracterizado a su marca a lo largo de los años. “La tela es altamente construida, lo que hace que se comporte como si fuera una película, que después tratamos con un fluroquímico del más alto desempeño. Esto permite que cumpla con todos los estándares internacionales. Además, si es necesario, se le aplican antimicrobiales. Así, nuestras telas están en capacidad de impedir el paso de líquidos y el crecimiento de bacterias”, explica el gerente general. 

Una de las grandes apuestas de la organización, además de enfocarse en un portafolio de productos en el que la calidad es indispensable, ha sido ofrecer precios competitivos por medio de la venta en volumen. Para la compañía, todos los esfuerzos que implica seguir operando se ven amenazados por una competencia desequilibrada: las importaciones. 

Con Textilia, 800 familias colombianas están recibiendo un sustento; 800 colaboradores están arriesgando su salud para responderle a un mercado tan fundamental para afrontar la crisis. “Detrás de una importación tan solo hay una o dos personas trayendo contenedores, con un beneficio exclusivo para ellos. Por eso el llamado es al Gobierno nacional, para que proteja a los productores nacionales”, recalca Samuel Jason Haime.