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EMPRENDIMIENTO

Ligia Gil, tendera emprendedora que se atrevió a cumplir sus sueños

Lo que nunca ha hecho esta emprendedora del barrio Los Ángeles de Medellín, es quedarse en la cama esperando que los problemas se solucionen solos.

15 de agosto de 2018

A pesar de ser una mujer decidida y con gran fortaleza para salir adelante, gracias al programa ‘Creciendo por un sueño’ de Bavaria, cuenta con mayores herramientas para ser administradora exitosa de su propio negocio, su hijo tiene una beca para ir a la universidad y su emprendimiento crece día a día. El programa ya está transformando la vida de 2.000 mujeres en Colombia, en el año 2020 serán 50.000.

Por Carlos Marín Calderín

Lo primero que me dijo Ligia Gil cuando conversé con ella fue: “Para muchos soy una simple tendera. Pero no, soy mucho más que eso. Soy una mujer emprendedora, empresaria, que a pesar de todas las dificultades aprendió a soñar en grande y a cumplir lo que se propone”. Su vida no ha sido fácil. Sin embargo, con la mejor actitud, fortaleza y el acompañamiento de la empresa Bavaria, ha logrado hacer realidad su proyecto de vida. Esta es tu historia.

Su padre, que tenía una carnicería, murió. Ella se graduó de técnica agropecuaria y se encargó de la finca familiar hasta hacerla productiva. Luego trabajó en empresas de lácteos, y para aumentar los ingresos de su mamá y sus otros cuatro hermanos, abrieron un restaurante de comidas rápidas: Todo Rico. Entonces Ligia Estela Gil Pérez llegaba de sus otras labores, se ponía un delantal y empezaba a atender a la gente, o se metía a la cocina a preparar alimentos. Eran los años 1987, 1988. Todo parecía ir bien en su natal Santa Rosa de Osos (Antioquia) cuando una enfermedad en las piernas de su señora madre, María Inés, las obligó a irse un año a Medellín para estar más cerca de los médicos.

Arrendaron una casa en el barrio Buenos Aires y Ligia Estela se empleó en una empresa importadora de motores. Su hijo, Luis David, enfermó de un riñón, y como si hiciera falta una desventura, a su abuelo le diagnosticaron cáncer.

Los permisos en la empresa para ir a acompañar en citas médicas a tantos enfermos empezaron a convertirse en un problema. Un día, Luis David iba a ser sometido a un delicado examen:    

—¿Y no tienes a una empleada doméstica en tu casa que pueda acompañar a tu hijo a ese examen? —respondió el jefe de Ligia Estela cuando ella le pidió permiso para ir con su niño al médico.

Ella guardó silencio y se fue al centro de salud. Regresó luego, redactó su carta de renuncia y se la puso en el escritorio al jefe:

—Conmigo, cuando se toca lo más delicado para mí, se llega a los extremos. Tocaste lo que yo más amo, mi hijo, y no te voy a aceptar eso. ¡La mamá de él soy yo, no la empleada doméstica! —respondió Ligia Estela antes de salir de la empresa, sin nada entre las manos, pero con la dignidad en lo más alto.

Con la liquidación de la empresa compró una fotocopiadora y una vitrina que llenó de dulces, “de dulces y de sueños”, aclara. Allí, en el garaje de su casa, volvió a comenzar. Los vecinos empezaron a decirle qué vender, y fue entonces surtiendo los estantes de panela, arepas, arroz, caldos de gallina, leche y demás. Transcurrieron cuatro años y se mudaron.

—¿A dónde se fueron, Ligia?

—Al barrio Los Ángeles, a una casa también con garaje para montar mi negocio, en donde aún estamos. Te voy a contar una historia: uno de mis proveedores, al enterarse de que me había mudado para este sector, me dijo: “No vaya a montar negocio por acá, esto es muy solo, por aquí solo viven viejitos, y si se vende una caja de bebidas cada quince días, es mucho”. Yo le pregunté: “¿Por aquí hay gente, cierto?”. Me dijo: “Sí, claro”. Le respondí: “Bueno, eso es lo que yo necesito; la gente come”. El negocio es uno. Ya llevo 15 años aquí.

Ligia, además de ser una guerrera forjada con el pasar de los días, es también una de las beneficiadas del programa ‘Creciendo por un sueño’, de la compañía Bavaria, una iniciativa social cuya meta al año 2020 es empoderar a 50.000 tenderas en toda Colombia. En los primeros seis meses del proyecto ya se han capacitado a 2.500 de ellas, a quienes se les han brindado módulos formativos en los que se les enseña sobre el control de ingresos y egresos, el potenciamiento de las ventas, manejo de inventarios, servicio al cliente y la elaboración de planes de negocios.

La empresa Bavaria busca, a través del programa, unir a la gente por una Colombia mejor. “‘Creciendo por un sueño’ apoya a las mujeres que tenemos empuje y no nos rendimos nunca. Nos capacitan en finanzas, administración y servicio al cliente para que podamos ser dueñas de un negocio exitoso y lo mejor de todo, ser nuestras propias jefes”.

“Cuando yo ingresé al programa, ya tenía experiencia y tenía mi tienda, mi empresa; pero muchas de mis compañeras no tenían nada, solo las ganas de emprender y el sueño de ser su propias jefes. Eso fue más que suficiente, porque además de capacitarse y saber cómo manejar sus futuros negocios, recibieron un capital semilla que hoy es una tienda sostenible con la que le pueden dar un mejor futuro a sus familias”.  

Las tiendas son la fuente de ingreso de más de 200.000 hogares colombianos; representan el 21 por ciento de los negocios de todo el país, y son atendidos, en un 64 por ciento, por madres cabeza de familia, como Ligia en Medellín, Yenny de Ávila, en Barranquilla, o Leonisa Perea, en Cartagena de Indias, luchadoras quienes, al igual que la primera, se levantan a diario a forjar un sueño.

—Me levanto todos los días con ánimo, con disposición, con berraquera —afirma Ligia con el dejo de su marcado acento paisa. Hay momentos duros, claro, caídas en las ventas, competencia desleal, pero yo sigo aquí.

—Con ‘Creciendo por un sueño’ empecé a ver cómo a las mujeres se nos dificulta proyectarnos, mirarnos a nosotras mismas. En Medellín terminamos el programa 280 mujeres. Fue muy hermoso aprender de mis compañeras. Aprendí que así tú abras una ventana de tu casa y vendas algo, en el fondo hay un sueño, hay un porqué, y esa motivación es fundamental para cualquier negocio. Cuando me piden que hable de emprendimiento siempre pongo el sueño por delante. Porque si usted tiene un sueño, usted tiene una meta, una razón para levantarse diariamente. Mi mamá siempre me ha dicho: “Tiene que haber un porqué, un para qué y un por quién”. Eso es motivador, y si hay motivación, cualquier proyecto sale adelante.

Bavaria ha entregado 45 nuevas tiendas completas en Cartagena y Barranquilla, 30 becas y créditos por 480 millones de pesos. Fenalco ayuda en el entrenamiento de las beneficiadas; Bancolombia ofrece acceso a servicios financieros; la Fundación Ceiba gestiona becas para sus hijos y nietos; Bancamía les inculca la cultura del ahorro con miras a la educación. Este año, además, en alianza con la Fundación Mario Santo Domingo, se capacitarán 150 mujeres en el manejo de una microempresa, una tienda, y se les dará un capital semilla para que tengan fuentes de ingresos estables para ellas y sus hogares.

—¿Qué les dice a las nuevas emprendedoras?

—Que reconozcan su labor y su importancia en la sociedad. Y sobre todo, sobre todo, que nunca dejen de soñar.