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VITAL

Mente siempre activa

Estimular de manera constante el cerebro te mantendrá vital y te ayudará a prevenir enfermedades como el alzhéimer.

26 de noviembre de 2018

Cualquiera que deja de aprender es viejo, ya tenga 20 años u 80. Cualquiera que sigue aprendiendo se mantiene joven. Lo mejor de la vida es mantener tu mente joven”. En esta frase de Henry Ford, quizás, esté una de las claves para ejercitar tu cerebro.

El constante aprendizaje permite no solo dominar o especializarte en los temas de tu interés. También, conservar tu memoria en perfectas condiciones. Adriana Galeano, psicóloga y magíster en Psicología Clínica y de Familia, señala que aprender nuevas cosas ayuda a crear conexiones cerebrales que estimulan el funcionamiento neuronal.

Esta capacidad se desarrolla desde que se nace, cuando se empiezan a imitar acciones o aprender lenguajes, con el tiempo es importante continuar haciéndolo, en mayor medida, para mantener la mente siempre activa. Con estas pautas podrás lograrlo:

Lee y escribe

Puede ser sobre lo que más te guste o sobre temas que te interese conocer. Por ejemplo, si tienes la rutina de leer periódicos o revistas, un buen ejercicio es, varios días después, escribir sobre lo leído. Llevar un diario también es una buena estrategia, porque permite activar la memoria episódica —relacionada con sucesos autobiográficos— y genera procesos reflexivos y autoevaluativos, explica Galeano.

Haz cálculos

Realiza operaciones matemáticas sencillas. Para hacer más entretenida la tarea, puedes volver al ábaco, como cuando estabas en el colegio y apenas aprendías a sumar y a restar.

Memoriza

Mira fijamente una imagen por unos minutos. Luego, descríbele a otra persona los elementos que viste en ella. Esta es una buena opción para ejercitar la memoria de corto plazo. En el caso de la memoria de largo plazo, vale la pena recordar momentos del pasado y relatarlos con tus seres queridos.

Duerme bien

De acuerdo con la revista Neuron, dormir las horas necesarias y despertar sin cansancio, mejora la memoria. Para lograr un buen descanso, se recomienda que la habitación esté libre de ruidos y elementos que emitan luz y radiación, por ejemplo, el celular. Lo ideal, es apagarlo o dejarlo, por lo menos, a un metro de distancia de la cama.

Aliméntate bien

Consumir alimentos ricos en grasas saludables traerán beneficios para tu cerebro. Incluir en la dieta hortalizas, frutos secos y proteína como la del salmón, te ayudarán a mantener activa tu mente.

Ejercítate

Si ejercitas tu cuerpo, tu mente también lo estará. De acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, los beneficios que trae la actividad física para el cuerpo, son directamente proporcionales al cerebro. Implementar una rutina de ejercicio, por ejemplo, al aire libre o visitar espacios como una reserva natural, son acciones que pueden reducir los niveles de estrés, los cuales tienen influencia en la pérdida de la memoria.

Adriana Galeano hace énfasis en que existen otros factores como llevar hábitos de vida poco saludables, especialmente consumir alcohol y dormir muy poco, que impactan de forma significativa en los procesos del cerebro relacionados con la retentiva y disminuyen sus facultades. Por esta razón, las pautas que se mencionan están relacionadas con lograr el bienestar físico y mental, y así mantener en buen estado la memoria.

¿Qué es el alzhéimer?

Es una alteración neurodegenerativa que causa problemas relacionados con la memoria, el comportamiento y el pensamiento, debido a que las células del cerebro se deterioran y mueren, provocando una disminución en la función mental.

El riesgo de su aparición aumenta a medida que la persona va envejeciendo. Los científicos creen que la enfermedad de alzhéimer puede estar relacionada con factores genéticos, un estilo de vida poco saludable e inactividad, los cuales afectan el cerebro a lo largo del tiempo.

Señales

  • Desorientación de tiempo o lugar.
  • Dificultad para planificar o resolver problemas.
  • Cambios en el humor o la personalidad relacionados con la depresión, la desconfianza a otras personas, la apatía y la agresividad, entre otros.
  • Nuevos problemas con el uso de palabras para hablar o escribir.
  • Cambios de memoria que dificultan tareas de la vida cotidiana como recordar nombres, direcciones o números de teléfono.