Entrevista al filósofo Daniel Dennett
“Hay alternativas a las religiones”
Después del 11 de septiembre, Dennett dice que ha decidido demostrar que el ateísmo no es una traición, sino una posición ante el inmerecido pedestal que ubica a las religiones por encima del análisis y la crítica.

En los últimos años la academia norteamericana ha mostrado un creciente interés por el tema de la religión. Y no es de sorprenderse, dado el papel preponderante que esta ha jugado en algunos de los conflictos que vive este país. Hoy, dice Daniel C. Dennett en su más reciente libro, contamos con la tecnología para producir una catástrofe global, y la historia nos ha mostrado que la religión puede convertirse en el motor de grandes daños. Por esta razón, debemos prestar toda nuestra atención a los fenómenos religiosos, y utilizar todas las herramientas que estén a nuestro alcance para determinar cuáles son sus fuerzas y sus falencias. Rompiendo el hechizo: la religión como fenómeno natural (2006) es el último libro publicado por este filósofo, autor de La conciencia explicada (1991), La peligrosa idea de Darwin (1995) y La actitud intencional (1987), entre otros. Allí Dennett hace uso de la biología evolutiva para investigar la historia de la religión y el lugar que esta ocupa hoy en día en nuestra sociedad.Dennet conversó en exclusiva para Arcadia.
Usted ha escrito acerca de la conciencia, la intencionalidad, la representación mental y el libre albedrío, entre otros. ¿Qué le hizo escribir un libro acerca de la religión?
Estaba preocupado por el siniestro flujo de retórica política que surgió en los Estados Unidos a raíz del 11 de septiembre, a favor de la presunción de que las creencias y valores cristianos conservadores estaban de alguna manera por encima de la crítica y que el ateísmo era equivalente a una traición. Cuando hice público mi propio ateísmo la positiva respuesta que recibí me llevó a pensar que estaba en una buena posición para marcar una diferencia, así que decidí aplicar el trabajo que venía haciendo acerca de la conciencia humana y la evolución genética y cultural a preguntas sobre las religiones. Por supuesto que las religiones son fenómenos naturales y aun así la gente se resiste a tratarlas como tales. Cuando se estudian con los ojos de un naturalista, se descubren aspectos de estas que otras aproximaciones han subestimado o pasado por alto. Mi meta no era “destruir” la religión sino destituirla del inmerecido pedestal que la sitúa por encima del análisis y la crítica.
Dice que hasta hace poco consideraba que la ciencia no debía irrumpir en los límites de la religión. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión?
No he cambiado de opinión. Hasta hace muy poco no había visto cuán apremiante era la necesidad de una investigación científica coordinada acerca de la religión. La vida es corta y no todo tiene que ser estudiado intensivamente; pero la religión es demasiado importante y malentendida, como para que posterguemos su estudio por miedo de ofender a la gente.
Sugiere que la mejor manera de estudiar la religión es a través de la lente de la teoría evolucionista...
Las religiones no han existido siempre, y la mayoría de las que han existido están extintas, cientos de miles, si no millones de ellas. ¿Por qué las religiones que han persistido sobreviven tan vigorosamente? Porque están diseñadas para hacerlo. No tanto por un proceso previsivo de diseño humano –aunque esto se haya intentado por milenios–, sino por un proceso de replicación diferencial: evolución cultural por selección natural. Muchas religiones se han extinguido gracias a los descaminados intentos de sus líderes por mejorarlas –¡la selección natural es más inteligente que usted!
Uno de los obstáculos que debe enfrentar la ciencia al investigar las creencias religiosas es la misteriosa niebla que ha cubierto la transición entre una concepción antropomórfica de Dios y el concepto más abstracto de hoy en día. ¿Cómo disipar esa niebla?
La ciencia no tiene que disipar esta niebla; debe describirla acertadamente. ¿Por qué existe? Creo que es bastante claro que la niebla es un mecanismo protectivo, diseñado para prevenir el completo abandono de la creencia en Dios. Ellos ya no pueden creer en los dioses antropomórficos originales, así que debían hallar un substituto que fuera sistemáticamente impermeable al análisis escéptico. No estoy diciendo que esta sea una política de reemplazo consciente y deliberada, sino que prosperó donde emergió, y donde no lo hizo las religiones se extinguieron –trabajo de la selección cultural natural.
¿Qué tan optimista se siente usted frente a la posibilidad de desarrollar políticas de “salud cultural” –o “epidemiología social”– para evitar la propagación de memes tóxicos?
Los memes son ítems culturales.Consideremos, por ejemplo, de qué manera las sociedades librepensadoras pueden tolerar grandes cantidades de basura cultural –pornografía, sistemas de apuestas y películas violentas, por ejemplo– sin sufrir mayores daños, si es que sufren alguno; mientras que otras sociedades pueden ser engullidas y puestas en peligro por esos mismos memes. Nosotros, que hemos desarrollado cierto tipo de inmunidad hacia muchos de estos memes tóxicos, debemos reconocer que pueden hacer daño a otros. Realmente no podemos esperar que estos ítems culturales queden en cuarentena por siempre, y por ello necesitamos idear políticas que ayuden a otras culturas, a otras sociedades, a asimilarlos con un mínimo de daños. Si pensamos en los sombríos excesos de capitalismo irrestricto en la ex Unión Soviética, veremos cuán serio es el problema.
Muchas personas sostienen que algunos conceptos normati
vos, como “culpa”, “inculpar” e incluso “responsabilidad” se perderían en ausencia de una práctica religiosa. Dada la importancia de estos conceptos en nuestra sociedad, muchos creen que esta es una buena razón para mantener las prácticas religiosas en su lugar. Suponiendo que la investigación científica que usted propone mostrara que la religión es perjudicial para nuestra especie, ¿qué cree usted que pasaría con estos conceptos? ¿En qué tipo de prácticas encontrarían sus fundamentos?
He argumentado extensamente –en dos libros, Elbow Room y La libertad evoluciona– que estos importantes conceptos no dependen de la religión o de la idea de un alma inmaterial. Pero tiene razón en que mucha gente cree firmemente lo contrario, y por ello asumo que una de mis responsabilidades como autor es mostrarles que los importantes conceptos y prácticas de la responsabilidad moral sobreviven mejor si se fundamentan en el naturalismo que en la errónea metafísica tradicional.
No hay duda de que la religión siempre ha sido una poderosa herramienta de opresión. Pero también ha sido un valioso instrumento para la emancipación. Ha sido un factor crucial en la resolución de conflictos políticos y sociales, como la independencia de la India y el actual Movimiento Tibetano de Independencia. ¿Sería posible, en su opinión, que el final de la religión trajera consigo el final de la independencia política en aquellas regiones en las que la religión juega un papel tan importante?
Esta es una pregunta importante. La consolidación o cristalización de la esperanza es una de las más importantes condiciones para cualquier emancipación política y las religiones frecuentemente han cumplido esa función. Pero con la expansión de los nuevos medios electrónicos, creo que necesitamos –y podemos– encontrar instituciones alternativas para su cumplimiento. Ese es trabajo para el futuro.