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Ivan Cepeda, Henry Acosta y Enrique Santos. | Foto: Juan Carlos Sierra

PROCESO

Iván Cepeda, Henry Acosta y Enrique Santos, los facilitadores de la paz

Los tres sirvieron de canal de comunicación entre el presidente Santos y Timochenko. Su papel, menos visible que el de los negociadores, fue clave en el logro de un acuerdo final.

24 de septiembre de 2016

Iván Cepeda

En la etapa pública de los diálogos de La Habana el senador Cepeda se destacó por ser el facilitador de la mesa. Sus colegas señalan que hizo la labor de un fontanero por su habilidad para “destapar conductos”. Con la confianza del gobierno y de las Farc, fue clave para entablar canales de comunicación entre los plenipotenciarios del gobierno y la guerrilla, y estratégico para manejar las controversias presentadas de lado y lado de la mesa. Con Enrique Santos y Henry Acosta fue uno de los conductos de información entre el gobierno y la guerrilla, y se dedicó a evidenciar ante ambas partes los prejuicios sobre los opositores y el proceso. 

Henry Acosta

Su trabajo como intermediario, durante casi 15 años, entre la guerrilla y los últimos dos presidentes de Colombia le permitió a este economista valluno abrirle paso a los acuerdos de paz que hoy le ponen fin a la guerra. Su participación fue fundamental durante la fase secreta. Su amistad con Pablo Catatumbo le ayudó para servir de mensajero y de esta manera llevar propuestas y razones de ambas partes. Fue el responsable de concretar el acercamiento que permitió llegar a una primera etapa exploratoria de los diálogos y posteriormente a definir una agenda de discusión. Durante la fase pública del proceso, y con 70 años cumplidos, Acosta utilizó su conocimiento en empresas cooperativas para aterrizar las ideas de las Farc sobre lo que debía ser su reincorporación, y concretarlas en la construcción de una empresa de economía solidaria. 

Enrique Santos

Su cercanía a Juan Manuel Santos y su habilidad para resolver controversias convirtieron al hermano del presidente en un enviado especial muy importante. Además de apoyar los contactos iniciales, varias veces viajó a La Habana para reunirse con las delegaciones del gobierno y de las Farc, en momentos en que los diálogos estaban estancados o parecía que alguna podía levantarse de la mesa. Su credibilidad entre la cúpula guerrillera le permitió entablar un canal de comunicación expedito con el Palacio de Nariño y solucionar conflictos rápidamente. Su gestión agilizó la firma del punto tres del acuerdo final sobre el fin del conflicto en marzo de este año, luego de que se reunió con el jefe máximo de la guerrilla, Timoleón Jimenez.