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LAS PASIONES DE DOMINGUIN

Por primera vez se publica un libro que cuenta la verdad de la leyenda del mítico torero español Luis Miguel Dominguín.

5 de junio de 1995

CONSIDERADO como uno de los mejores toreros de todos los tiempos, Luis Miguel Dominguín fue también un gran seductor que vivió apasionados amores con varias de las mujeres más bellas del mundo. A los 69 años, retirado en la tranquilidad de su hacienda en la Sierra Morena con su segunda esposa, Rosario Primo de Rivera, el torero hace, por primera vez, un balance de su vida en una biografía en la que colaboró documentalmente para develar la verdad de su leyenda.
El libro Las pasiones de Dominguín, escrito por el español Carlos Abella, fue presentado hace unos días en Madrid, editado por Espasa Calpe. Por ese motivo, la revista Tiempo de España publicó una gran entrevista realizada por el periodista Sebastián Moreno con el biógrafo del torero, de la cual los siguientes son algunos apartes.

LAS FAENAS AMOROSAS
Su biógrafo cree que Luis Miguel no ha sido un hombre mujeriego pese a su éxito con las mujeres. "Lo que le ha gustado es el amor, vivir la aventura de la vida. Siempre ha buscado una mujer con categoría, con cierto estilo, elegante, distinguida, un ideal de mujer. No se le ha visto en aventuras pasajeras. No se le ha visto con mujeres 'buenorras', para entendernos, por el sólo hecho de serlo, salvo la espectacular bailarina Naima Cherki. Creo que Rosario, su mujer, encaja perfectamente en todos los ideales amorosos que ha ido buscando".
Después de una vida sentimental agitadísima, aparece en la vida del torero Rosario Primo de Rivera, hoy su segunda esposa. Fue a principios de los 80, en una de las etapas vitales más turbulentas del torero. Por ella fue capaz de retirarse a vivir en el campo. Rosario, quien desciende de una familia aristocrática, -sobrina de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española-, puso orden a su vida.
Ahora, al borde de los 70 años refrenda a su biógrafo y se reconoce como un antidonjuán, un romántico que sólo buscaba una mujer que llenara su existencia. Aun así, con todo el romanticismo, la nómina de sus amores -entre los que figura una monja- resulta envidiable: Lucía Bosé, Ava Gardner, Romy Schneider, María Félix, Lauren Bacall, Anabella Power, Ira de Furstenberg... Con todas estas bellísimas mujeres vivió apasionadas historias de cuyo recuerdo aporta datos esclarecedores y nuevos para separar la verdad de la leyenda.
Su propia mujer, Rosario, revela que frente al desconocimiento popular, la actriz Romy Schneider tuvo mucha más influencia en su vida que otras famosas mujeres vinculadas a su vida sentimental. "Romy entró con mucha fuerza en la vida de Luis MigueL. Ya es maduro, no es la historia de Ava, que cuando él tenía 24 años casi lo retira de los toros", afirma Abella.
Dominguín no elude el tormentoso capítulo de sus amores con su prima Ana María Gutiérrez (Mariví Dominguín), uno de los mayores escándalos sociales de la época del franquismo, ni otros episodios sentimentales de menos relieve popular pero indelebles en su vida: su amor imposible con Angelita, hija del duque de Pinohermoso; o con Cecilia Albéniz, nieta del compositor y muerta en plena juventud; o con la actriz Miroslava Stern, que se suicidó al saber que Luis Miguel se había casado con la actriz Lucía Bosé. Junto al cadáver se hallaron fotos del torero.
Dominguín no sólo sedujo a mujeres bellísimas y brilló en el gran mundo internacional sino que fue una leyenda taurina, uno de los mejores toreros de todos los tiempos, y sedujo también a los públicos, arrastrándolos a enconadas pasiones. "Le tocó -dice Abella -la parte desagradable, cuando muere Manolete, forzado por el propio público. Dice entonces en una frase tremenda: 'En España no se puede hablar ni bien de los vivos ni mal de los muertos. Los que se meten ahora conmigo son los mismos que se metían con Manolete'. Ahí empieza a desarrollar su teoría que decía: 'Al público no hay que hacerle caso, es injusto colectivamente, hay que provocarle, tenerle excitado, vencerle'. El decía que más que doblegar al toro le excitaba vencer al público".
Torero elegante y estilista, Luis Miguel fue un número uno del toreo en épocas de maestros indiscutibles: Antonio Ordóñez, Antonio Bienvenida, Rafael Ortega, Manolo Vásquez, Litri, Julio Aparicio, Carlos Arruza, César Girón, Parrita...
Intelectuales de la talla de Ortega y Gasset, Jean Cocteau y Ernest Hemingway, entre otros, fueron sus amigos y escribieron sobre su arte taurino. Los empleados de su finca, Villa Paz, estaban alucinados con los invitados que pasaban por allí: Sofía Loren, Salvador Dalí y Gala, Rainiero de Mónaco, Yul Brynner, Claudia Cardinale, Truman Capote, Audrey Hepburn, Mel Ferrer, Virna Lisi, Humberto de Saboya, Elxa Maxwell.
Como hombre de mundo, también toreó finamente en los salones. Era tan importante la caza en la vida del torero que reconoce que se casó por la Iglesia con Lucía Bosé para poder asistir a una montería de un noble a la que iba a acudir el dictador Francisco Franco. En los protocolos de muchos anfitriones de cacerías, en una época de pacatería social, que Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé se hubieran casado civilmente en Las Vegas no valía, era un morbo que no se aceptaba.

ENTRE FRANCO Y PICASSO
Mucha gente no entendió nunca cómo el torero pudo compartir en la España de mayor represión política su amistad con Franco y con Pablo Picasso, tachado de comunista. A Luis Miguel, tanto Franco como Picasso le parecen dos españoles "fantásticos". Aunque Picasso fue como un familiar, murió distanciado del torero por culpa de los celos de su mujer Jacqueline. Dominguín, a quien Franco tuteaba, era el único que se permitía contarle al general chistes sobre su persona ante la violencia de su séquito. "Franco le preguntó sobre su amigo Picasso -cuenta Carlos Abella- y Luis Miguel le dijo que su régimen le estaba maltratando. Le espetó: 'Dentro de 100 años nadie se acordará de usted ni de mí, pero él seguirá siempre'. Franco ofreció a Picasso, según Luis Miguel, la posibilidad de volver.
Al finalizar la entrevista, el biógrafo le confiesa al periodista: "He tratado a uno de los personajes que simboliza una de las leyendas más apasionantes de la posguerra. Y me ha impresionado su humanidad, su sentido generoso del valor de la amistad".
En Colombia, el torero ha tenido siempre estrechos lazos de amistad con algunos colombianos, entre los que se cuenta especialmente el director de El Tiempo, Hernando Santos Castillo, quien afirma: "Es uno de los hombres más inteligentes que he conocido en mi vida". Precisamente en la biografía se menciona esa amistad, que data de hace varias décadas. Hernando Santos fue uno de los invitados especiales del torero español cuando, hace un año, celebró los 50 años de su alternativa, que se realizó en la misma plaza, durante la Feria de la Coruña.-