María Isabel Mejía Jaramillo

María Isabel Mejía estuvo a cargo de Computadores para Educar, programa que se creó hace 6 años, con base en un proyecto ideado en Canadá que consiste en recolectar computadores usados de las entidades privadas, públicas e incluso de personas naturales y reacondicionarlos para entregarlos a las escuelas públicas del país. Bajo la dirección de Mejía se llevaron equipos a 6.661 escuelas del país. Además, para reparar los computadores se crearon cinco centros de reacondicionamiento en Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y Cúcuta, que hoy tienen una capacidad de 18.000 equipos anuales.

Mejía, ingeniera de sistemas de la Universidad de los Andes, trabajó en el Centro Distrital de Sistematización y Servicios Técnicos, el Ministerio de Agricultura, la Universidad de los Andes, Caracol TV y la Secretaría de Informática de la Presidencia. En 1999 ingresó a Planeación Nacional al proyecto Año 2000, que coordinó las acciones tecnológicas para atender los problemas que se generarían con el cambio de milenio. Finalmente, en 2000, fue nombrada directora del programa Computadores para Educar.

Bajo su dirección, esta caleña logró una donación de más de 110.000 equipos de parte del sector empresarial, la implementación del servicio de mantenimiento sin costo a 4.020 instituciones educativas, el aprovechamiento tecnológico y educativo de los desechos del proceso de reacondicionamiento y la implementación de la estrategia de acompañamiento educativo. El programa tuvo tanto éxito que se llevó Guatemala, El Salvador y Honduras, países que recibieron asesoría de Mejía en su montaje. Este innovador y agresivo programa se convirtió en su carta de presentación en el continente, donde es considerada una autoridad en el cierre de la brecha digital.

A sus 47 años, el reto ahora es reforzar lo que ha hecho el Ministerio de Comunicaciones en materia de gobierno electrónico. El objetivo es poner a disposición servicios en línea que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, un propósito en el que si tiene el mismo éxito que en el plan de computadores escolares, debería marcar un cambio enorme en la forma en la que los colombianos se relacionan con el Estado.