Las autoridades ambientales han advertido que el consumo de huevos de iguana pueden ser perjudiciales para la salud de los humanos. Foto: Corpamag - Colombia hoy.

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Más de 9.000 huevos de iguana fueron decomisados en Magdalena y Bolívar

El mercado ilegal de huevos de iguana es considerado como una de las prácticas más atroces de maltrato animal. Las autoridades hacen un llamado a la ciudadanía a denunciar a los traficantes y a no comprar huevos, pues esto contribuye al sufrimiento de esta especie.

29 de enero de 2021

Para extraer los cerca de 30 huevos que una iguana puede producir, en promedio, dependiendo de la especie, ya que algunas pueden llegar a depositar hasta 80 huevos, los cazadores suelen abrirles el estómago con un cuchillo. En otras palabras, le practican rudimentariamente lo más parecido a una cesárea.

Algunos las cosen con aguja, hilo o nylon, mientras que otros simplemente las dejan abiertas, por lo que mueren desangradas. Unas son liberadas, otras, en medio de su agonía, son trasladadas a casas o restaurantes informales en donde son comercializadas y consumidas en guiso con yuca, principalmente. Para detener la sangre las rellenan con aserrín o heces de asnos. 

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Sólo un 10 por ciento de los animales que quedan en libertad logran recuperarse de este brutal procedimiento. Sin embargo, las que sobreviven quedan estériles, razón por la que el mercado ilegal de huevos de iguana es considerado como una de las prácticas más atroces de maltrato animal.  

Quienes las cazan aseguran que lo hacen por dos razones: tradición o negocio. Su apareamiento se da entre los meses de septiembre y diciembre y ponen sus huevos a finales de febrero, por lo que son muy perseguidas entre enero y abril en algunas regiones del país, como en Bolívar y Magdalena.  

En este último departamento, más exactamente en el municipio de Ciénaga, la Policía Metropolitana de Santa Marta, con el acompañamiento de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag), realizó el registro y allanamiento de una vivienda en la se encontraron 4.300 huevos de iguanas, tenidos y manipulados de forma ilegal.


En una residencia ubicada en el municipio de Ciénaga, las autoridades enconraron 4.300 huevos de iguana que iban a ser comercializados. Foto: Corpamag. 

Durante el operativo policial fueron capturadas tres personas que quedaron a disposición de la Fiscalía General de la Nación. Entre tanto, los huevos decomisados fueron llevados al Centro de Atención de Fauna y Flora Silvestre de Corpamag para su destrucción, mediante el depósito de tierra y cubrimiento con cal, según el protocolo establecido.

Las autoridades informaron que, a través de las denuncias realizadas por la comunidad, se estaban adelantando operativos en busca de frenar este delito, penalizado con prisión de 48 a 108 meses y multa de hasta 35 salarios mínimos legales mensuales vigentes. 

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"Es importante recordar que debido al sufrimiento al que son sometidas las iguanas al momento de extraerles sus huevos, esta actividad es considerada bajo el ilícito de maltrato animal y su consumo es riesgoso para la salud humana, debido a su alto contenido de colesterol y mal manejo sanitario", indicaron las autoridades. 

Recalcaron, además, la caza de la iguana causa un alto impacto en los ecosistemas, debido a que se trata de una especie permite un equilibrio biológico.

Otro caso 

En zona rural del municipio de Magangué, la Policía de Bolívar realizó el decomisó de 5.000 huevos de iguana que eran transportados en 23 bolsas plásticas, que habían sido ocultadas al interior de una caja de cartón.

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Al adelantar la inspección de la bodega de un bus, en uno de los operativos rutinarios, los uniformados encontraron el cargamento ilegal, que pertenecía a una mujer de 45 años, oriunda de Magangué, y a un hombre, de 63 años, natural de Cartagena. 

Los sindicados fueron puestos a disposición de las autoridades competentes. 


Desde Corpamag señalaron que el consumo de huevos y fauna silvestre en general, puede acercar a los seres humanos a virus peligrosos. Foto: Corpamag. 

Desde la Policía Nacional recalcaron que durante el primer trimestre de cada año era común observar la venta de huevos de iguana en las carreteras y calles de algunos municipios del Caribe colombiano, razón por la cual hicieron un llamado a la ciudadanía a denunciar a los infractores ambientales y a no comprar estos productos, pues sostienen que con estas acciones se contribuye al mercado y, de paso, al sufrimiento de esta especie, así como a su extinción.

La iguana es un reptil de sangre fría que habita en bosques tropicales de América Latina, puede llegar a medir entre 1,5 y dos metros de largo, y a vivir entre 10 y 15 años libre en la naturaleza.

Comienza el viacrucis

La época de Semana Santa es la más trágica para las iguanas y las tortugas. Debido a la prohibición católica del consumo de carne roja, muchos habitantes del Caribe ven en estos animales una opción para no caer en pecado. Sin embargo, este tráfico no es exclusivo del norte del país. En los terminales de transporte de grandes ciudades como Bogotá, son incautadas neveras de icopor con carne de estos reptiles durante todo el año.

El viacrucis de estos reptiles no ha encontrado quién lo erradique, es una tradición ancestral que está aferrada en la población caribeña. Ante esto, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) decidió enviar un llamado de advertencia para mermar el tráfico de fauna, revelando que la costumbre de consumir iguanas, hicoteas y otros animales silvestres, pueden acercar a los seres humanos a virus peligrosos.

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“Además de representar una gran amenaza a la biodiversidad, el tráfico de especies silvestres es un grave problema de salud pública y una de las causas de la proliferación de enfermedades zoonóticas, es decir aquellas que se transmiten entre animales y seres humanos, ya sea por virus, bacterias, parásitos u hongos”, dijo la autoridad ambiental.

Julieth Prieto, bióloga de la corporación, indicó que el manipular la fauna silvestre puede poner en riesgo la salud humana. “La costumbre de consumir iguana, hicotea y otros animales nos puede acercar a virus peligrosos. Todas las especies silvestres deben estar en su espacio natural, donde cumplen una función ecosistémica. Sacarlas de su hábitat y manipularlas, altera la armonía natural y pone en riesgo la vida de los seres humanos”, sostuvo. 

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