Agroindustria
El Valle del Cauca endulza al mundo: estos son los principales países a los que llega este producto
Las crecientes tensiones comerciales a escala global y los ajustes arancelarios podrían abrir un espacio altamente competitivo para las exportaciones de la industria azucarera colombiana.
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El sector agroindustrial de la caña ha sido testigo de la tecnificación e innovación del agro en Colombia. Con una historia de desarrollo de más de siglo y medio, representa el 0,6 por ciento del Producto Interno Bruto del país y el 2,4 por ciento del PIB agrícola. Al cierre de 2024, la industria produjo 2 millones de toneladas de azúcar, de las cuales 524.000 se exportaron a más de 60 destinos alrededor del mundo, lo que generó para el país un ingreso por 422 millones de dólares, según la Asociación de Cultivadores de Caña de Azúcar de Colombia (Asocaña).
Y aunque son 11 las regiones que aportan a las exportaciones de la industria azucarera, el Valle del Cauca es por excelencia el departamento líder. Entre enero y agosto de 2025 esta región concretó ventas por 186,82 millones de dólares en el comercio internacional –las exportaciones nacionales de este producto sumaron 283,3 millones de dólares en el mismo periodo–, un 65,9 por ciento del total colombiano, de acuerdo con las cifras de la Asociación Nacional de Comercio Exterior de Colombia (Analdex).
La industria azucarera del Valle del Cauca
Para Claudia Calero, presidenta de Asocaña, la agroindustria de la caña es una de las grandes vitrinas de Colombia ante el mundo. Aunque el país representa solo el 1,4 por ciento de la producción mundial de azúcar, “nos mantenemos porque nuestro producto es reconocido en los mercados internacionales por su alta calidad y trazabilidad”.
Estos altos estándares que cumple la industria en la región son los que han hecho posible que los principales destinos a donde han llegado las exportaciones del sector durante este año sean Estados Unidos (26,6 por ciento), Perú (11,8 por ciento), Ecuador (11,1 por ciento) y Chile (10,4 por ciento), resultado de una industria ya consolidada en la plataforma de comercio americana.
“Esto para Colombia tiene un impacto significativo: generamos el 46 por ciento del valor total de las exportaciones agroindustriales del Valle y del Cauca, conjuntamente, y somos el quinto generador de divisas agroindustriales del país”, precisó Calero, resaltando que esta agroindustria representa el 21 por ciento del PIB agrícola del Valle.
Competitividad internacional
La caña de azúcar y sus productos derivados son un mercado altamente regulado. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, está limitado por los contingentes negociados en el TLC y también por la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Frente a grandes jugadores mundiales como Brasil, India y Tailandia, Colombia podría verse pequeño para entrar en este tablero de producción y ventas internacionales. Pero Javier Díaz, presidente de Analdex, aseguró que el país tiene oportunidades competitivas relevantes, especialmente en América y Europa, en donde se observa un crecimiento sostenido en la demanda de azúcar orgánica y certificada.
“Estados Unidos continúa siendo el mercado más relevante para las exportaciones de azúcar, donde Brasil mantiene una posición dominante. Sin embargo, los ajustes arancelarios recientes generan un espacio competitivo para Colombia, que podría aprovechar su cercanía geográfica y su reputación de calidad”, agregó Díaz, quien suma a Canadá dentro del grupo de alto potencial para diversificar las ventas nacionales.
En este proceso de aprovechar ventajas competitivas, el dirigente gremial también destacó que Asia puede ser un destino objetivo en el mediano plazo, pues, aunque puede presentar desafíos logísticos por su distancia y costos asociados, la experiencia de Brasil y sus exportaciones a China demuestran que hay “posibilidades reales”.
“En este sentido, las alianzas recientes con navieras de origen asiático y la apertura de la ruta de Chancay podrían fortalecer, a mediano plazo, la conectividad y viabilidad de las exportaciones colombianas hacia ese continente”, apuntó Díaz.
Una industria sinónimo de sostenibilidad
La caña de azúcar del Valle no es solo un referente de ‘dulzura’, es también sinónimo de innovación, energía limpia y sostenibilidad. En palabras de Javier Díaz, esta región cuenta con un conjunto de ventajas estratégicas que pueden impulsar un crecimiento sostenible y competitivo de la industria azucarera. Las oportunidades surgen de la valorización de los subproductos derivados de la caña, como el bagazo, que puede aprovecharse para generar energía eléctrica, producir bioetanol, biogás y otros materiales industriales como bioplásticos, papel o compuestos ecológicos.
Un ejemplo de esto es la organización Manuelita, la mayor exportadora de azúcar del Valle del Cauca, con una participación del 15,4 por ciento de exportaciones entre enero y agosto de 2025. “Este enfoque no solo contribuye a reducir costos energéticos y la dependencia de fuentes fósiles, también diversifica los ingresos y refuerza la sostenibilidad ambiental del sector”, precisó el presidente de Analdex.
Esta empresa, con 161 años de historia, redujo en 2024 su huella de carbono 6 por ciento y consolidó dentro de su estrategia corporativa el autoabastecimiento energético a través de fuentes renovables. Con ello, toda la energía que consume su operación es generada por la misma compañía, de acuerdo con su reporte de sostenibilidad. Este mismo proceso, incluso, le ha permitido a la organización generar excedentes energéticos que abastecen redes domésticas en Palmira.
Otras empresas destacadas por sus procesos de sostenibilidad son Riopaila Castilla y el Ingenio Providencia, que con corte a agosto han representado el 14,6 y el 14 por ciento de las exportaciones desde el Valle del Cauca, respectivamente.
Por su parte, Claudia Calero, presidenta de Asocaña, destacó que, si en Colombia se dan las condiciones de seguridad jurídicas esperadas por el gremio y la industria, el aporte del sector a la sostenibilidad y a la transición energética nacional sería considerable, pues las plantas de las principales empresas podrían evolucionar a producción de biometano, SAF (combustible sostenible de aviación) e hidrógeno verde.
“Tenemos un potencial de producción de hasta 80 millones de metros cúbicos de biometano, equivalente al 40 por ciento del mercado residencial del Valle del Cauca; podríamos cubrir el 26 por ciento de la demanda nacional de SAF con una mezcla del 10 por ciento; y en cuanto a hidrógeno verde tenemos un potencial de producción de 14.500 toneladas al año, suficientes para movilizar más de 85.000 vehículos. Todo esto demuestra que la agroindustria de la caña es aliada en la transición hacia una economía baja en carbono, que genera empleo rural, conocimiento y energía limpia desde el corazón agrícola del país”, finalizó Calero.
