
Opinión
Respirar en casa: un modelo que transforma la salud
Los pacientes que necesitan un ventilador pueden estar en casa. Esta es ya una realidad para cientos de familias en Colombia. Y es también un mensaje poderoso para el futuro: la atención en salud no siempre tiene que vivirse entre paredes hospitalarias. También puede florecer, con dignidad, en el calor del hogar.
La imagen más común de un paciente conectado a un ventilador es la de una cama en cuidados intensivos, rodeada de máquinas, luces frías y horarios estrictos de visita. Sin embargo, esa no es la única realidad posible. En Colombia ya existen experiencias exitosas de pacientes que, aun dependiendo de ventilación mecánica, viven en sus casas rodeados de sus familias, con apoyo clínico permanente y tecnología segura.
Me refiero a más de 250 pacientes en esta condición. La cifra es significativa porque demuestra que lo que parecía impensable, trasladar parte de la UCI a la sala de un hogar, no solo es posible, sino beneficioso en términos clínicos, humanos y económicos. Esta realidad es posible a través del programa Ventilación Mecánica Domiciliaria (PROVEM) con el que hemos acompañado a los pacientes y sus familias desde Heli Salud.
Beneficios clínicos: menos infecciones y mejor pronóstico
Uno de los mayores riesgos para los pacientes ventilados en hospital son las infecciones asociadas al cuidado crítico. Al recibir atención en casa, bajo protocolos estrictos y supervisión continua, esos riesgos se reducen de forma importante. La evidencia de este programa demuestra que los pacientes presentan tasas mucho más bajas de neumonías y complicaciones, lo que se traduce en una mejor sobrevida con mayor calidad.
Además, la cercanía con la familia contribuye a la estabilidad emocional y psicológica, factores clave en la recuperación. En lugar de vivir aislados en un hospital, los pacientes comparten rutinas cotidianas: desayunar en la mesa familiar, escuchar la música que les gusta o recibir la risa de sus nietos. Todo esto tiene un impacto directo en su bienestar y en la adherencia al tratamiento.
El modelo domiciliario de ventilación mecánica también representa un alivio para el sistema de salud. Mantener a un paciente en UCI por meses implica costos que pueden ser hasta cinco veces superiores a los del cuidado en casa. Al trasladar la atención al hogar con equipos especializados, se logran ahorros significativos en infraestructura, medicamentos y estancias hospitalarias prolongadas.
Esos ahorros no son solo financieros: también liberan camas críticas para otros pacientes en emergencias vitales, lo que aumenta la capacidad de respuesta del sistema.
Pero más allá de las cifras, son los testimonios de familias y pacientes los que tienen un significado esencial para quienes nos dedicamos a su atención. Una hija lo resume así: “Nos dijeron que tal vez mi mamá nunca saldría del hospital. Hoy está en su cuarto, nos sonríe cada mañana y podemos abrazarla sin restricciones. Eso no tiene precio”.
Cada experiencia es distinta, pero todas coinciden en algo: la vida en casa, aun con ventilador, es más humana, más cálida y cercana a lo que todos entendemos por dignidad.
Colombia puede avanzar hacia un modelo de salud más humano, innovador y sostenible. No se trata de improvisar ni de reducir costos a cualquier precio: se trata de aplicar protocolos seguros, fortalecer equipos interdisciplinarios y confiar en que la tecnología puede convivir con la calidez del hogar.
Respirar en casa, incluso conectado a un ventilador, es ya una realidad para cientos de familias. Y es también un mensaje poderoso para el futuro: la atención en salud no siempre tiene que vivirse entre paredes hospitalarias. También puede florecer, con dignidad, en el calor del hogar.
Mariana Rodríguez Rodríguez, gerente General de HeLi Salud