Michael Reid, es el editor de la sección Americas de la prestigiosa revista semanal The Economist. | Foto: Archivo Particular

ENTREVISTA

“Dos periodos presidenciales en América Latina es más que suficiente”

Michael Reid, editor de la revista The Economist y autor del libro ‘El continente Olvidado, la lucha por el alma de América Latina’, habló con Semana.com sobre la ola reeleccionista que recorre la región.

1 de agosto de 2009

Semana.com: Muchos opinan que Latinoamérica está viviendo el regreso del caudillismo ¿qué caracteriza la figura del caudillo?

Michael Reid: Históricamente en América Latina es un hombre fuerte, muchas veces de extracción militar, que se convierte en un jefe político que somete las instituciones políticas a su propia voluntad, en muchos casos con un proyecto de imagen de salvador

Habría que distinguir un poco entre el caudillo, que es una figura históricamente del siglo XIX, y el populismo , una noción del siglo XX. El populismo, aunque no es originario de América Latina, se hizo común en la región.

Semana.com: El libro menciona el enorme peso de la historia en Latinoamerica. ¿ese culto al hombre fuerte es tan arraigado en la memoria del continente?

El populismo del siglo XX efectivamente recicla la figura del caudillo como dirigente nacional, popular, o como quieran llamarlo, y característicamente esos dirigentes populistas desdibujan las fronteras entre líder, estado, gobierno, partido. Hacen un régimen personalista y por su propia naturaleza desintitucionalizador. Y obviamente hay ecos bastante fuertes de esa tradición en el liderazgo de Hugo Chávez, por ejemplo, en la región.

La historia efectivamente pesa mucho, pero no solamente en este tipo de liderazgos. También en el diagnostico de los problemas de los países y la supervivencia de algunas doctrinas bastante anacrónicas en la región. Por ejemplo, nadie en Europa cree que el comunismo y el marxismo ofrecen algún futuro, pero hay gente en América Latina que todavía cree eso.

Semana.com: ¿Es justo calificar como caudillos a Chávez, al boliviano Evo Morales, al ecuatoriano Rafael Correa o al mismo Álvaro Uribe?

Lo que los cuatro podrían tener en común es cierta tendencia a la autocracia, aunque me parece mucho más marcada en Hugo Chávez y mucho menos marcada en el caso de Álvaro Uribe. A fin de cuentas pienso que Uribe es un demócrata y en Colombia las instituciones democráticas son menos débiles que en los otros países.

Dado la relativa debilidad  institucional en toda la región, me parece que tener presidentes que siguen en el poder por mucho tiempo sí representa una amenaza para la salud institucional de la democracia, más allá de las personas.

Semana.com: Con la ola reeleccionista, muchos afirman que los caudillos modernos llegaron para quedarse.¿Un desempeño económico más lento no los debilitará?

Efectivamente. Uno de los factores en la ola reeleccionista ha sido los últimos cinco años de crecimiento económico bastante alto en la región. Los presidentes se hicieron bastante populares y eso les permitió cambiar constituciones y demás. Eso va a ser más difícil de aquí en adelante.

Yo no estoy en contra de la reelección siempre. Cuatro años, por ejemplo, me parece un periodo bastante corto. Pero lo más importante es que hay que mirarlo dentro del contexto institucional como un todo; hay instituciones que juegan el papel de equilibrar el poder del ejecutivo y eso es crucial. Y sí, me parece que dos periodos en América Latina es más que suficiente. Porque muchas veces esos poderes de equilibrio están ausentes.

Vamos a ver que pasa en los próximos años, pero lo que ha caracterizado a los gobiernos populistas en la región (Venezuela, Ecuador y Bolivia) es que los tres son exportadores de petróleo o gas. Eso da un flujo de ingreso fácil de expropiar, la posibilidad de hacer obras clientelistas y provee, si se quiere, la materia prima para un caudillo. Evo Morales tiene otros elementos y eso lo hace un poco diferente. Él sí representa un movimiento de masas.

Semana.com: En los casos del nicaragüense Daniel Ortega y el hondureño Manuel Zelaya también se ven algunos rasgos caudillistas, pero ellos no tienen un apoyo mayoritario

Son liderazgos mucho más débiles. Nicaragua y Honduras son países pobres que carecen de ese flujo de ingreso petrolero. En ambos casos no tienen un apoyo popular más allá del 30 por ciento, que no es suficiente para hacer permanente un liderazgo. Más allá de si Zelaya es restaurado en el poder, no creo que el liderazgo de Zelaya ni de Ortega se van a convertir en perennes.

Semana.com: Hay quien justifica el papel redistribuidor del caudillo

Pienso que surgen nuevos líderes populistas en América Latina con tanta frecuencia porque hay ese contexto de desigualdad, de recursos naturales, y de instituciones relativamente débiles, que hace que sea difícil lograr cambios por vías más institucionalizadas. La diferencia histórica es que los gobiernos populistas han hecho poco para romper en forma duradera y sostenible ese patrón de desigualdad.