Carátula de uno de los discos del cantante español, Camilo Sesto.

CULTURA

El 'playlist' que asustó al dictador

¿Qué tienen en común Camilo Sesto, Pink Floyd y Charles Aznavour? Aunque suenan distinto, todos hacen parte del repertorio censurado por la dictadura argentina, según un documento desclasificado.

Andrés Bermúdez Liévano, especial para Semana.com desde Argentina
12 de agosto de 2009

¿Qué tienen en común Camilo Sesto y Pink Floyd? ¿O Alberto Cortez y Charly García? Los cuatro aparecen en una lista divulgada por el Gobierno argentino de canciones que fueron prohibidas por la dictadura militar que gobernó en el país entre 1976 y 1983, y que fue responsable de la desaparición de alrededor de 30,000 personas.

Aunque ya se sabía que muchas canciones estaban vetadas en la radio nacional durante el período de la historia argentina conocido como la “Guerra Sucia”, es la primera vez que Comité Federal de Radiodifusión hace público un documento oficial sobre censura musical. La lista, en la que figura el membrete del gobierno nacional, incluye 223 “cantables cuyas letras se consideran no aptas para ser difundidas por los servicios de radiodifusión”.

Con un gusto musical amplio en géneros y temáticas, la lista abarca desde el pop internacional hasta la música regional argentina. La mayoría son canciones en español, y quien piense que el rock es el género más perjudicado, se equivoca. En su gran mayoría los afectados son cantautores de música popular o folklórica, poco conocidos en Colombia.

Algunos son los sospechosos de siempre, músicos identificados como de izquierda, sea por sus letras críticas o sus posturas políticas personales. El uruguayo Alfredo Zitarrosa es uno de ellos, con su “Chamarrita de los milicos” y sus “Diez décimas de saludo al pueblo argentino”. También el chileno Víctor Jara, desaparecido en los primeros días de la dictadura de Pinochet, con su famoso canto a la ausencia en “Te recuerdo Amanda”.

Entre los argentinos figura María Elena Walsh, más conocida por sus canciones para niños, en las que usó metáforas para aludir a la realidad del momento. Paradójicamente, su canción prohibida -“Gilito de Barrio Norte”- es en realidad una crítica mordaz contra los falsos socialistas de barrios altos. El cantante folclórico Carlos Di Fulvio es de lejos el más representado en la lista, con once.

Canciones cuyas letras podrían ser interpretadas como apologías de la lucha armada figuran ampliamente, aunque en realidad distan mucho de ser himnos revolucionarios. “Another brick on the wall” de Pink Floyd (Pik Floyd según el documento) fue entendiblemente prohibida. Otra figura internacional con potencial subversivo sería Joan Baez, conocida por su canción protesta. La junta consideró que su “No nos moverán” y “Las madres cansadas” eran inaceptables, y no contenta con ello, le impidió presentarse en concierto cuando visitó Argentina en 1981. En la misma categoría cabría también “Camarada” del francés Charles Aznavour.

Pero sin duda, el tema más perseguido es el amor. Aparentemente, la junta militar liderada por Videla veía a la liberación sexual como una amenaza a la moral nacional. Con su coro de “ella me calienta, la quiero invito a dormir”, quedó reprobada “Me gusta ese tajo” de Luis Alberto Spinetta. Algo similar le sucedería a “Kiss, kiss, kiss” de John Lennon y Yoko Ono, “Get down make love” de Queen y “Do ya think I’m sexy?” de Rod Stewart. No se salvaron ni “Amor libre” del español Camilo Sesto ni “Tu cuerpo” del brasilero Roberto Carlos, por sus pasionales letras.

Con criterios similares, resultaron indeseables “Elijo la locura” del español Luis Fernando Aute (“Luis Auti” según el documento) y el lamento triste de “Ayer nomás” de Los Gatos, una de las canciones emblemáticas del rock argentino. Ni mencionar “Cocaine” de Eric Clapton.

¿Y Charly García? Quizás sorprendentemente solamente hay una canción suya en la lista. No se trata precisamente de ninguna del álbum “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” de Sui Generis, en el que ya hablaban de represión y de censura. (Aunque tanto éste como el álbum que contenía “Rasguña las piedras” fueron grabados durante el gobierno inmediatamente anterior, de Isabelita de Perón.). Se trata de “Viernes 3 a.m.”, más suave en tono y temática, y cuyo único pecado es tal vez la línea que dice: “Cambiaste de tiempo y de amor, y de música y de ideas, cambiaste de sexo y de Dios, de color y de fronteras”.

Más perjudicado salió León Gieco, otro ícono del rock argentino y brevemente compañero de Charly en el grupo Porsuigieco. Entre sus canciones vetadas figuran “Canción de amor para Francisca”, sobre una prostituta y su hijita, y el “Tema de los mosquitos”, en que todos los animales se destrozan unos a otros.

Ni el tango se salvó. Algo en “La bicicleta blanca” de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, con su historia de un ciclista solitario y testarudo, incomodó a la junta militar.

Pero el criterio con que otras fueron prohibidas es un misterio. ¿Qué les molestó tanto de “Pequeño supermán” de José Luis Perales o de “Sólo pienso en ti” de Víctor Manuel? ¿Y de “Could it be magic” de Donna Summer y “Viento” de Alberto Cortez? Parece improbable que alguna vez se sepa.

El archivo completo se puede consultar en http://www.comfer.gov.ar/web/blog/wp-content/uploads/2009/07/canciones-prohibidas1.pdf