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AL BORDE LA HUELGA GENERAL

Sólo un rejuste salarial de cincuenta por ciento evitará que un siindicalista de ochenta y dos años lance a la huelga a cuatro millones de trabajadores

29 de noviembre de 1982

Una fuerte polémica desatada en las cúpulas sindicales del partido gobernante en torno a demandas salariales y al derecho de huelga, planteó una difícil prueba al poderío personal del octogenario Fidel Velásquez, principal líder obrero mexicano durante los últimos 40 años.
Recientemente, el veterano Secretario General de la poderosa Confederación de Trabajadóres de México (CTM), dio por fracasadas las conversaciones tripartitas (trabajadores, empresarios y gobierno) destinadas a obtener un reajuste salarial compensatorio restituya el poder adquisitivo perdido con la segunda devaluación monetaria a comienzos de agosto pasado.
Después de una larga reunión con dirigentes nacionales, estatales y regionales, efectuada el 11 de octubre, la CTM anunció que sus cuatro millones de obreros afiliados, pertenecientes a once mil sindicatos de todo el país, irán a la huelga general el próximo primero de noviembre si antes de esa fecha los empresarios no aceptan otorgar un reajuste mínimo de 50% retroactivo al mes de agosto.
Las demandas salariales fueron, además, presentadas simultáneamente el pasado 20 de octubre a las 200 mil empresas donde existen sindicatos controlados por la máxima central obrera, siendo rechazadas de inmediato por los patronos, lo que fue respondido por una manifestación de casi 10.000 personas, el 24 de octubre, en la capital del país, organizada por los partidos de izquierda. "Abajo la carestía, arriba los salarios", coreaban mientras avanzaban por el paseo de la Reforma, "Opep sí, FMI no", decían varias pancartas, en rechazo del posible acuerdo que el gobierno estaría dispuesto a efectuar con el Fondo Monetario Internacional, por valor de 4.500 millones de dólares, destinados a cumplir pagos de su deuda externa.
Pero no todo el medio sindical está unido frente a esa eventual huelga.
Aunque el Congreso del Trabajo, que nuclea a 33 grandes Confederaciones y Federaciones adictas o cercanas al gobierno, apoyó por mayoría la línea de Velásquez, varios de sus líderes se oponen abiertamente a la estrategia del titular de la CTM. Por ejemplo, los máximos dirigentes de la Confederación Obrera Revolucionaria (COR) de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), así como algunos diputados del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), se manifestaron partidarios de lograr aumentos salariales y huelgas sólo hasta que la economía mexicana se reactive y comience a superar la seria crisis que enfrenta en la actualidad.
Como alternativa, ambas organizaciones plantean la reapertura de negociaciones colectivas, la autonomía de cada sindicato para que negocie soberanamente sus propios contratos de trabajo, así como la posibilidad de establecer "Comités mixtos de productividad" que determinarían incrementos salariales en función del aumento de dicha productividad.
EN 200 MIL EMPRESAS
Aún cuando todos los líderes del Congreso del Trabajo coinciden en declarar que la controversia no afecta la unidad interna de esta central laboral el debate prosigue desarrollándose en medio de una creciente "guerrilla" verbal. En una intervención pública, Velásquez censuró la posición asumida por los dirigentes de la CROC y la COR, señalando que estas organizaciones desacatan un acuerdo del Congreso del Trabajo.
Aludiendo a sus detractores, el líder sindical expresó que "confían seguramente en que la CTM, al ser mayoritaria, tiene más fuerza para resolver por sí sola los problemas. Y no están muy equivocados--añadió- pues nosotros representamos el ochenta por ciento de las empresas que controla el Congreso del Trabajo".
Pero un decisivo apoyo al líder de la CTM provino del presidente del Congreso del Trabajo, Luis José Dorante Segovia, y también en forma indirecta, del ministro del Trabajo, Sergio García Ramírez, quien reiteró que el gobierno respetará invariablemente el derecho de huelga de los trabajadores.
Corroborando el poder personal acumulado en cuatro décadas de liderato sindical por Velásquez, la Confederación General de Trabajadores (CGT) se sumó así mismo a la posición de la CTM.
No es la primera vez que el dirigente obrero se ve enfrentado a escollos que levantan algunos de sus compañeros del movimiento sindical, pero es previsible que estas nuevas diferencias pongan en peligro su indudable fuerza gremial.
Sin duda, el poder sindical de Velásquez afrontará una difícil "prueba de suficiencia" cuando en noviembre próximo se inicien los paros en la mayoría de las 200 mil empresas más importantes del país, cuyos sindicatos están controlados por la CTM. Las huelgas se dan como un hecho en razon de que todos los dirigentes empresariales han señalado que no están en condiciones de otorgar reajustes salariales superiores al 10 ó 20% .