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Amenaza renovada

La nueva grabación de Osama Ben Laden acrecentó la angustia terrorista que atenaza al Viejo Mundo.

16 de noviembre de 2002

El temor de un posible atentado terrorista de Al Qaeda tiene atemorizados a los principales gobiernos europeos. Ni los franceses ni los británicos han logrado dormir en paz en los últimos días, temiendo que ahora los extremistas islámicos se manifiesten de una forma tan brutal como lo hicieron en Nueva York, pero ahora en su territorio.

Parece que los futuros blancos de Al Qaeda no van a ser lugares simbólicos, como la Torre Eiffel o el Big Ben, sino importantes instituciones económicas o la infraestructura de transporte. Desde la última semana los principales puertos europeos se encuentran en alerta máxima debido a un mensaje que se distribuyó a lo largo de Holanda, Gran Bretaña y Francia, en el cual advertían que ferries cargados de pasajeros iban a ser utilizados como bomba. El temor llegó incluso hasta los puertos escandinavos.

En el Reino Unido el miedo se vive de forma más aguda. El primer ministro, Tony Blair, declaró que no pasa un día sin que reciban por lo menos una amenaza de un ataque terrorista y pidió a la población que esté en alerta máxima y que denuncie cualquier movimiento sospechoso. Los británicos, que aún no se recuperan de lo que significó la guerra terrorista del IRA durante varias décadas, ahora temen ante la amenaza de una bomba atómica o química por parte de los extremistas islámicos. Los servicios secretos de ese país no saben si creer en las constantes amenazas de un posible ataque y se esfuerzan por establecer el lugar en donde podría ocurrir. Lo que ha llevado al premier británico a pedir a su país y a toda la Unión Europea medidas más radicales contra el terrorismo e incluso la creación de unas fuerzas especiales encargadas de prevenir y combatir estos ataques.

Después de una larga reunión entre el secretario de Asuntos Internos británico, David Blunkett, y el jefe de seguridad interna de Estados Unidos, en la que se discutieron las medidas que ambos países van a tomar para enfrentar el terrorismo, el gobierno de Londres repartió un documento a los medios en el cual alertaba de los posibles nuevos ataques de Al Qaeda ya que temen que el movimiento terrorista esté reagrupando sus fuerzas y preparando nuevos ataques, con métodos como gases tóxicos y las llamadas 'bombas sucias', que son convencionales pero que en su interior llevan material radiactivo capaz de causar graves daños a largo plazo.

A este temor, que cada vez se generaliza más en Europa, se le sumaron las amenazas de Ben Laden, que a través de un comunicado transmitido por la cadena árabe Al-Jazeera, dio las pruebas más contundentes de que sigue vivo y felicitó los recientes atentados de Bali, Kuwait y Yemen. También elogió la toma del teatro de Moscú y amenazó a todos los aliados de Estados Unidos.

El terrorista aseguró que continuará perpetrando acciones como las recientes, en las que murieron un grupo de turistas alemanes en Túnez, otro grupo de franceses en Karachi y los ingleses y australianos víctimas de la bomba en Bali. Ben Laden consideró estos ataques como una respuesta a la forma como los musulmanes han sido tratados en el mundo y aseguró que ni Estados Unidos ni sus aliados estarán a salvo en ningún lugar. Finalmente el terrorista más buscado amenazó a Occidente con sentencias como "los que matan a los musulmanes morirán" y advirtió que éstos dejarán de ser las víctimas y se convertirán en los agresores. Palabras que parecen asegurar que el mundo entra cada vez más en una guerra en la que se puede esperar cualquier cosa.