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ASPIRANTES EN SALMUERA

Aunque falta año y medio para la elección de nuevo candidato, los norteamericanos calibran ya las dotes de los primeros candidatos de los dos grandes partidos

2 de mayo de 1983

A pesar de que todavía faltan 11 meses para que se inicien las elecciones primarias y año y medio para los comicios presidenciales, el ambiente político en los Estados Unidos ya ha empezado a caldearse con la proliferación de aspirantes deseosos de ocupar la oficina de la Casa Blanca en enero de 1985.
Si bien el partido de gobierno ha hablado poco sobre el tema, los Demócratas decididos a reconquistar el poder han empezado sus movimientos temprano, ganando un tiempo que podría ser decisivo en el futuro.
Con el inesperado anuncio que hiciera el pasado diciembre en el sentido que no participaría en las elecciones del próximo año, el senador Edward Kennedy abrió el camino a una serie de hasta entonces remotos aspirantes a la primera magistratura (Ver recuadro).
El más beneficiado ha sido, lógicamente, Walter Mondale quien, después de dos años de trabajo impulsándose a sí mismo, aventaja por amplio margen a sus más inmediatos seguidores. Al afirmar hace un mes en el lanzamiento de su candidatura que "tengo la experiencia y conozco la Casa Blanca" el ex vicepresidente no dudó en reiterar que "estoy listo para ser presidente de los Estados Unidos".
Sin embargo, pese a la relativa confianza con que cuenta, Mondale no podrá dormirse sobre sus laureles. Sus oponentes han demostrado que están dispuestos a dar la batalla, e inspirados en el ejemplo de Jimmy Carter, pueden llegar eventualmente a hacer peligrar la cómoda posición del favorito.
La lucha actual se concentra en los territorios de Iowa y New Hamshire, donde el 27 de febrero y el 4 de marzo de 1984 se llevarán a cabo las primarias iniciales a las que se les reconoce un alto valor simbólico que puede dirigir la tendencia de las demás.
Sin importar que el número de delegados es relativamente bajo, en ambos estados los resultados se encargan, tradicionalmente, de definir quiénes estan verdaderamente en la pelea. Los observadores que siguen paso a paso el evolucionar de la situación han destacado la creciente popularidad de los "nuevos".
Según lo que sucede actualmente, se puede observar un notable repunte de Alan Cranston y Gary Hart, a costa del también senador John Glenn, quien con su demora en sumarse oficialmente a la lucha ha perdido un buen número de partidarios. Empero, aún es demasiado temprano para descalificar a nadie.
Si en el bando Demócrata el abanico de nombres esta practicamente completo, el partido republicano ha brillado por su silencio sobre la materia.
La principal incógnita nace de la desconocida posición del presidente Reagan en torno a la posibilidad de buscar un segundo período en Washington. A los 72 años de edad, el jefe del Estado ostenta el récord de longevidad en la historia de la democracia norteamericana y pese a que hasta ahora su apariencia general es buena, no se sabe cómo reaccionaría el físico presidencial a una extenuante campaña electoral. De hecho, desde ya se destaca la necesidad de reposo que necesita Reagan (el año pasado permaneció más de 100 días decansando en su rancho de California) ante los ocasionales quiebres de la voz que se le observan en algunas de sus apariciones en público.
Más aún, se dice que Reagan quiere estar seguro de que la aparente revitalización de la economía es un hecho para ahí sí escoger el camino a seguir.
En todo caso, la respuesta presidencial no se conocería sino hasta el próximo 5 de septiembre, fecha en la que se celebrará el Día del Trabajo.
Tal demora no hace sino disminuir las posibilidades de un triunfo republicano. Si las deserciones no se presentan con anterioridad y en la fecha citada Reagan declina la lucha se tendrían que escoger de la noche a la mañana precandidatos que tendrían menos de 6 meses de preparación para las elecciones primarias.
Por el contrario, si el presidente toma el chance deberá imponerse un agotador ritmo de trabajo para recuperar el tiempo que le han sacado los Demócratas y, fuera de eso, atender las funciones propias de su cargo.--
Quién es quien en la contienda electoral
El sistema electoral norteamericano contempla la celebración de elecciones primarias con el fin de que en cada uno de los 50 Estados se elijan delegados para las convenciones de los respectivos partidos, las cuales se encargarán de definir los nombres de las dos personas que en la primera semana de noviembre del próximo año se enfrentarán en las urnas.
A continuación damos los nombres de las personas que se creen más opcionadas para obtener la nominación en cada partido.
Demócratas: Walter Mondale.
Vicepresidente durante la época de Carter, parece tener a los 55 años la oportunidad por la que ha venido luchando desde hace tiempo. El haber iniciado campaña tan pronto se retiró del gobierno le ha deparado la mejor organización, la base financiera más sólida y la mayor popularidad. Si no se producen eventos imprevistos, el ex-senador por Minnesota se convertirá en el candidato de su partido.
John Glenn: aunque no ha anunciado oficialmente su candidatura, el ex astronauta y senador por el Estado de Ohio ha sido señalado como el segundo en discordia. Sin embargo, su movimiento parece carecer de la adecuada organización, aunque no se descuenta que en los próximos meses pueda recuperar el terreno perdido.
Alan Cranston: demasiado liberal para los standars norteamericanos, el senador por California ha suplido su inicial falta de popularidad tomando posiciones extremas que puedan llamar la atención de los trabajadores o los movimientos pacifistas. Con 68 años, Cranston está dispuesto a dar la lucha supliendo las limitaciones de su campaña con una buena dosis de entusiasmo y una organización sin tacha.
Gary Hart: como el más joven de los precandidatos, el senador de 45 años ha desplegado su campaña dentro de un ambiente de informalidad y renovación identificándose como el candidato de la gente que piensa. Hart podría dar algunas sorpresas en las primeras y quedar en primera línea para la proxima elección gracias a la actividad desplegada ahora.
Reuben Askew: reputado como el hombre que construyo la nueva Florida el ex gobernador de 54 años ha constituido el anuncio más sorpresivo en la lista de precandidatos. Con todo, es probable que su bien ganada fama de administrador estatal sea muy escasa para atraer a los votantes, quienes en su mayoría poco o nada conocen de sus capacidades.
Republicanos: Ronald Reagan: a despecho de su edad, el Presidente es todavía la mayor esperanza de su partido para continuar en la Casa Blanca. Pero aún no existe un pronunciamiento público en el que Reagan haya hecho conocer si intenta continuar o no su obra de gobierno.
George Bush: en caso de que el presidente se abstenga de luchar por la reelección, el casi seguro candidato sería el vicepresidente. Además de conocer el trajinar electoral, Bush ha logrado conservar su imagen casi intacta dentro de un gobierno que ha perdido popularidad en forma acelerada.
Howard Baker: con el sorpresivo anuncio a finales del año pasado en el sentido de que no buscaría la reelección para su puesto en el senado, el representante por Tennessee ha dejado abierta la posibilidad de suplir la falta de una cabeza en el partido republicano. Sin embargo, el mismo Baker ha manifestado que no tiene intenciones electorales antes de 1988 y que su retiro de la actividad política es sólo con el objetivo de descansar.
Robert Dole: esposo de una de las únicas mujeres miembros del gabinete de Reagan --la secretaria de transportes Elizabeth Dole--, el ambicioso jefe del comité de Finanzas del senado no ha vacilado en reconocer sus ambiciosas esperanzas "si la oportunidad se presenta". Aunque las probabilidades de obtener la nominación son pocas, Dole tiene el estilo y el tiempo necesarios para salirse con la suya en una próxima oportunidad.--