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La denuncia de 'The New York Times' sobre soborno iraní a Menem en el caso Amia descarrila las aspiraciones reeleccionistas del ex presidente.

29 de julio de 2002

"Preguntado para que diga si cuando habla de Menem se refiere a su persona o al gobierno, dijo que se refiere a su persona. Expresa que en un banco suizo denominado Banco de Luxemburgo, en Ginebra, se depositaron 10 millones de dólares a nombre de un número de cuenta que Menem había indicado. El motivo era que Menem tenía que hacerdeclaraciones respecto a que no había pruebas contra Irán o que era responsable de estos atentados. Ese banco es utilizado por Irán para realizar transacciones y pagos". El párrafo anterior, en el que se acusa al ex presidente Carlos Menem, forma parte de la declaración del misterioso testigo 'C', un desertor iraní que se ha convertido en una de las claves para descifrar el atentado contra la sede de la mutual judía en Buenos Aires, Amia, realizado el 18 de julio de 1994, que costó la vida a 85 personas. Las declaraciones de 'C' ya se habían conocido en la prensa argentina el año pasado, cuando se inició el juicio contra la 'conexión local', pero su publicación en primera plana de The New York Times la semana pasada catapultó el tema a nivel mundial y, de paso, cortó el aluvión de noticias que estaban posicionando a Menem como el casi fijo candidato peronista para las elecciones presidenciales de marzo de 2003. Hace ocho años la explosión de una camioneta bomba destruyó el edificio de la Amia en el centro de Buenos Aires. El atentado se convertiría en el primer antecedente de los ataques contra el WTC y el Pentágono en Estados Unidos, pero aún hoy es muy poco lo que se sabe sobre los responsables. Los familiares de las víctimas acusan a los sucesivos gobiernos argentinos pero, en primer lugar al de Menem, que en ese momento era el presidente. En 1998 apareció 'C', un ex funcionario iraní que desertó ante la inteligencia alemana (BKA). Los iraníes tienen secuestrados a sus cuatro hijos, lo cual hace pensar que el testigo guarda todavía parte de sus conocimientos en la oscuridad. 'C' denunció al Estado iraní como autor intelectual del atentado de la Amia y señaló a Moshen Rabbani, entonces agregado cultural en Buenos Aires, como el jefe de los servicios secretos en América Latina y organizador del golpe. 'C', o Abolghasem Mesbahi, como posteriormente se identificó, contó que desde 1986 agentes iraníes vinieron a la Argentina para establecer contacto con dirigentes de "ideas antijudías". Uno de ellos habría sido Menem, que en ese entonces era gobernador de La Rioja. Según fragmentos de la declaración publicados por el periodista Miguel Bonasso en Página 12, en un informe del agregado cultural al que 'C' tuvo acceso, se decía que "Menem era más antisemita que los iraníes". Dice su declaración: "Las compañías que trabajaban para la propaganda de Menem vendían sus productos caros a Irán, que aceptaba esos precios porque sabía a dónde iba ese dinero". Luego 'C' declaró que Irán habría pagado 10 millones de dólares a Menem, en una cuenta suiza, a cambio de desviar la investigación. El ex presidente negó todo y anunció que demandará al diario norteamericano pero cometió un error garrafal: aceptó tener una cuenta en Suiza con 600.000 dólares. Hasta ahora, y durante todo el proceso por contrabando de armas por el que estuvo detenido seis meses el año pasado, él había negado tener cualquier cuenta. Su explicación es endeble: que los 600.000 dólares corresponden al pago, en 1986, de 200.000 dólares de indemnización estatal por su prisión durante la dictadura militar, y a los intereses. Según cálculos de Página 12 esto equivale a haber cobrado el 7 por ciento anual, cuando la tasa es del 1,5 por ciento. Pero esta no es la cuenta que más interesa sino una segunda, abierta por una empresa fantasma en 1996 y que tiene? 10 millones de dólares. La Oficina Anticorrupción ya inició una investigación que podría llevar al ex presidente de nuevo a los estrados judiciales y, eventualmente, a una nueva detención. ¿Noticia oportuna? La pregunta en los medios políticos argentinos es ¿qué llevó al principal diario norteamericano a publicar con tanto revuelo las declaraciones de 'C', conocidas en Argentina desde el año pasado? Menem parecía haber dejado atrás la causa del contrabando de armas, que lo mantuvo detenido durante seis meses, y apuntaba cada vez con más fuerza a la candidatura presidencial de su partido. En un país que lleva cuatro años de recesión, con un gobierno debilitado, la intención de voto por Menem venía creciendo a pesar de ser el candidato con la mayor imagen negativa. "Nunca el país estuvo mejor", repite Menem, al referirse a los 10 años de su gobierno, y postulándose como el único que puede salvar a la Argentina. El riojano, que no puede pisar Buenos Aires por temor a un escrache o ataque popular, repite que en su gobierno el dólar era igual al peso y los argentinos viajaban a Miami, olvidando que creó la bomba de tiempo que acaba de estallar al duplicarse el déficit fiscal y la deuda externa. Hasta ahora el peronismo no logra un candidato fuerte. Ante la negativa de Carlos Reutemann, el ex piloto de Fórmula 1 y actual gobernador de Santa Fe, José Manuel de la Sota, gobernador de Córdoba, decidió postularse sin mayores esperanzas. Para el analista Rosendo Fraga, "Menem tiene más chances de ganar la interna del Partido Justicialista que la presidencial". En efecto, una encuesta ubicaba a Menem como el mejor posicionado para las internas, con un 21 por ciento, pero sólo aparecía en el cuarto lugar para presidente, por detrás de Elisa Carrió, de centro izquierda, y del diputado izquierdista Luis Zamora. Nada más conveniente para la diputada católica que tenerlo como adversario. Fue justo en este momento que apareció el artículo de The New York Times. "Esto lo preparó todo el gobierno", acusó Menem, ya que Larry Rohter, autor de la nota, reveló que las declaraciones del testigo 'C' le habían sido entregadas por funcionarios argentinos. La pregunta es si The New York Times prestó su tapa para una maniobra política. La teoría que predomina entre los analistas es que, a pesar de la amistad de Menem con George Bush padre, la administración norteamericana no lo querría de nuevo como presidente de la Argentina. Se basa en varias premisas: en el plano económico, el FMI hizo saber su oposición a la dolarización, la propuesta central de Menem. Y en el plano político, tras el 11 de septiembre sería muy difícil que Washington aceptara a un hombre de relaciones poco claras con el mundo islámico, acusado de contrabando de armas, con una fortuna sospechosa, como presidente de un país sacudido por la crisis. Para Atilio Borón, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, el fondo del asunto es el fracaso del modelo económico menemista. Como dijo a SEMANA, "el FMI, el Banco Mundial, la Casa Blanca, y el mismo The New York Times procuran rápidamente tomar distancia de él, abrumado como está también por una sucesión de evidencias que lo caracterizan como el gobierno más corrupto de la historia y responsable principal de la crisis actual". Lo cierto es que los planes electorales de Menem han sufrido un grave tropiezo. El hombre de La Rioja ya estaba probándose la faja presidencial, pero ahora debe limpiar el barro que le ha caído desde el corazón del imperio al que tanto siguió.