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Anders Behring Breivik realiza un saludo al inicio de la tercera jornada del juicio que se sigue contra él por los atentados de julio de 2011 que causaron la muerte de 77 personas. | Foto: EFE

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Breivik quería matar a "todos" los que se encontraban en la isla de Utoya

El extremista aseguró que también tenía planeado degollar a varios laboristas destacados y grabar las ejecuciones.

19 de abril de 2012

El ultraderechista Anders Behring Breivik declaró este jueves en el juicio por los atentados del 22 de julio en Noruega, en los que murieron 77 personas, que su intención era matar a todos los asistentes al campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utoya, que eran más de medio millar.

"El objetivo era usar el rifle como detonador y el agua como arma de destrucción masiva. El objetivo era matar a todos", explicó el extremista en su declaración, no retransmitida por orden judicial, según recogen varios medios digitales noruegos.

Muchos de los asistentes se ahogarían, ya que "es difícil nadar cuando se tiene miedo a morir", pensó Breivik, que también planeaba degollar a varios laboristas destacados, como la exprimera ministra Gro Harlem Brundttland, y grabar las ejecuciones.

El extremista noruego de 33 años era consciente de que Utoya sería un "objetivo problemático", incluso entre otros "militantes nacionalistas", por la presencia de menores de edad, que él había calculado que serían la cuarta parte del total, no casi la mitad, lo que calificó como "no deseable".

Breivik creía que podría averiguar la edad por las caras, pero la gente "se dio la vuelta" y eso dificultó su estrategia, aunque no se mostró arrepentido por lo ocurrido.

"Yo no soy un asesino de niños. Pienso que todos los activistas políticos que eligen luchar por el multiculturalismo y trabajan en una organización así son objetivos legítimos", afirmó, resaltando que varios tenían cargos políticos y reiterando, como hizo hace dos días, que volvería a hacer lo que hizo.

Breivik se extendió en el plan que había trazado para Brundtland, de 72 años y exdirectora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS): pretendía degollarla y grabar la ejecución con una cámara, al mismo tiempo que leía un texto, para luego colgar el video en Internet.

Para realizar la ejecución, llevaba una bayoneta en su rifle y un cuchillo, pero el plan no prosperó porque no pudo comprarse "un iPhone" debido a "limitaciones humanas", según dijo, y también porque llegó a la isla, situada a 45 kilómetros al oeste de Oslo, más tarde de lo planeado.

Al ejecutar a Brundtland, que estuvo en Utoya horas antes de que Breivik llegara, y a otras figuras, el extremista quería "contribuir a instaurar el degollamiento como tradición entre los militantes nacionalistas", inspirado en la red terrorista Al Qaeda, aunque recordó que es una práctica que se ha usado en Europa en el pasado.

La elección del complejo gubernamental, donde estacionó una furgoneta bomba antes de viajar a la isla, y de Utoya como objetivos obedeció a que eran los únicos posibles en ese mes vacacional.

Otro objetivo alternativo que estudió fue la concentración por el Primero de Mayo en el centro de Oslo, donde se juntaba "la élite marxista" y podían haber muerto "varios miles de personas", aunque "menos del 10 por ciento" serían "inocentes", afirmó.

Pero Breivik desestimó la idea por excesiva e incluso dijo que "inaceptable", ya que consideraba que Noruega y el Partido Laborista deberían recibir primero una "advertencia": los atentados del 22 de julio.

EFE