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'Bushismos'

Los medios están llenos de burlas, caricaturas y antologías de frases del presidente estadounidense. En algunos países ya hay censura.

7 de diciembre de 2002

La semana pasada la comisión británica que se encarga de controlar la publicidad censuró un comercial que hacía mofa del presidente estadounidense George W. Bush. Dos semanas antes el primer ministro canadiense, Jean Chretien, había despedido a su vocero por decir públicamente que Bush era un tonto. Se trató de las manifestaciones más recientes de un fenómeno que viene de tiempo atrás: para muchos, Bush es el blanco perfecto para las burlas más despiadadas.

Por eso no es raro que la nueva versión del diccionario de citas de Oxford haya dedicado todo un capítulo a las frases ridículas que suelen escapársele a Bush, con lo que se convirtió en un best seller de la librería virtual Amazon.com. Así mismo, los chistes que congestionan el ciberespacio son cada vez más crueles con el mandatario: uno bastante clásico muestra diferentes poses de Bush y al lado se lo compara con un simio. Un correo electrónico con el título "En manos de quién está el mundo" presenta una foto de Bush mirando por unos binoculares con los lentes tapados y otra en la que lee un libro infantil al revés. Miles de tiras cómicas se burlan de su condición de delfín político y otras tantas de su obsesión por atacar al presidente iraquí Saddam Hussein a toda costa.

El hecho es que con censura, o sin ella, los chistes y burlas que pintan a Bush como un perfecto idiota son tan populares en los medios impresos e Internet que ya se ha acuñado la palabra "bushismos" para referirse a ellos.

En el dibujo animado censurado en Gran Bretaña el presidente aparecía con una cinta de video que ponía en la tostadora en lugar del reproductor de video. Pero aunque el grado de estupidez que este error imaginario supone es enorme la verdad es que las alocuciones del propio presidente no ayudan a disipar su imagen de "bobo".

De hecho, eran tan comunes las equivocaciones durante su campaña presidencial que se llegó a rumorar que el candidato republicano sufría de dislexia. Bush, intentando contrarrestar este decir, dio una declaración bastante desafortunada: "La mujer que sabía que yo tenía dislexia, yo nunca la entrevisté", aseguró sin siquiera sonrojarse.

Así mismo, en un discurso que pronunció para un grupo de estudiantes, Bush afirmó: "A los estudiantes que sacan 1, les digo, ustedes también pueden llegar a ser presidente de Estados Unidos", después de esta perla no faltaron los sarcasmos de quienes aseguraban que el mandatario era la prueba viva de su afirmación. En el diccionario de Oxford figuran otros "bushismos" famosos cómo su inolvidable "estamos listos para un evento inesperado que puede o no puede suceder" o su sabia máxima "una de las mejores cosas de los libros es que a veces traen fotos magníficas".

Los cínicos de la política norteamericana están de fiesta. Desde que Dan Quayle, vicepresidente de Ronald Reagan, dejó la Casa Blanca, no habían tenido tanta materia prima para burlarse. Y como Bush debe hablar tanto en razón de su cargo, parece que van a seguir así por unos años más. Para muchos Quayle era peor que Bush. Pero la paz del mundo no dependía de él.