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CAMBIO DE AIRE

El cineasta soviético Andrei Tarkovski solicita asilo en los EE. UU.

13 de agosto de 1984

La solicitud de asilo en los Estados Unidos del cineasta soviético con Andrei Tarkovski, efectuada en Milán el martes de la semana pasada, tiene aspectos que los observadores aún no resuelven. Tarkovski alega que tomó esa decisión para poder librarse de las "trabas y limitaciones" que, según él, han dificultado su tarea hasta ahora. Sin embargo, él reconoce que en 24 años de trabajo ha realizado seis películas --lo que para muchos directores cinematográficos no es una mala cifra--y que, además, las autoridades de su país le concedieron licencia para permanecer durante más de cuatro años en Italia --lo que no ocurre muy a menudo entre los artistas soviéticos--.
De 52 años, Tarkovski se graduó como director en el Instituto de Cine soviético. En 1962 filmó su primer largo metraje, La infancia de Iván, que fue presentado en el festival de cine de Venecia donde obtuvo, junto con Crónica de los pobres amantes, de Valerio Zurlini, el León de Oro, máximo premio de la prestigiosa muestra. Su última película, Nostalgia, relata la historia de un exiliado ruso que no se adapta a esta situación, vive sin conseguir olvidar su pasado y termina apelando al suicidio. Algunos dicen que ése será el caso del cineasta asilado, quien varias veces ha criticado el tipo de vida de los artistas en Europa Occidental y ciertos festivales de cine en el Viejo Continente: "Ya me habían trampeado cuando en 1972 le dieron en Cannes un premio de consolación a mi filme Solaris. Créí que esta vez (al presentar este año su pelicula Nostalgia) habrían sido más justos y revisado esa actitud. No lo hicieron. Acá todo essucio y vulgar. Yo necesito una atmósfera límpida y artística".
¿Encontrará esa atmósfera en Estados Unidos? Ya se verá. Por lo pronto se dice que tras la decisión de Tarkovski está un grupo católico "Movimiento Popular", cuyo principal dirigente es Roberto Formigone, diputado al Parlamento Europeo, asi como el movimiento "Resistencia Internacional" y la Internacional Liberal, grupos interesados en los problemas de los disidentes soviéticos. Algunos artistas soviéticos exiliados, como el celista Wadislav Rostropovich, el pianista Vladimir Ashkenazi, y el novelista Vladimir Maximov, acompañaron a Tarkovski cuando anunció su decisión. Esta noticia sorprendió a algunos de sus colegas quienes lo habían oído reiterar que su "alma rusa" no le permitiría renunciar a su tierra.
Pero una frase aún más reciente pareció sepultar la anterior: "En Moscú a veces me faltaban monedas para tomar al autobús. Así no se puede trabajar y mucho menos crear". Tal oración le dio la vuelta al mundo. -