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¿Cambio de tercio?

El domingo los españoles decidirán si siguen con el modelo Aznar o si les dan una nueva oportunidad a los socialistas.

7 de marzo de 2004

Dos primíparos compiten por el gobierno de España en las elecciones del próximo domingo. Uno es elegido a dedo. Mariano Rajoy, por el Partido Popular (PP), fue designado por el presidente del gobierno José María Aznar como su sucesor. Su contrincante tiene más cancha. Por el Partido Socialista Obrero (Psoe), compite José Luis Rodríguez Zapatero, que ha conseguido renovar a su partido en los últimos años y lo presenta unido para tratar de arrebatarle el poder al PP.

En España, con el sistema parlamentario, forma gobierno por sí solo el partido que consiga 176 escaños en el Congreso de los Diputados, sobre un total de 350. En las últimas elecciones de 2000, el PP logró la mayoría absoluta con 183 asientos. Como no ha requerido alianzas ha podido gobernar a su antojo lo que, a la larga, ha acelerado su desgaste.

El Partido Popular, Aznar y Rajoy se atribuyen el crecimiento económico del país, por encima del promedio continental, aunque gran parte se debe a los Fondos Estructurales que recibe de la Unión Europea. "Es muy fácil crecer cuando más del 1 por ciento del PIB proviene de la UE y de Alemania", dijo hace poco al respecto y con veneno el canciller alemán Gerhard Schröder.

Pero para los analistas, el apoyo a la dudosa guerra de Estados Unidos en Irak ha sido demoledor para la popularidad del PP. Le ha costado a España ocho militares muertos, su aislamiento en la Unión Europea, 82 millones de dólares en el despliegue de tropas y 256 millones en aportes para la reconstrucción de ese país. Y con ésta lo único que se ha conseguido es el descontento de los empresarios, que esperaban jugosos contratos pero que sólo han obtenido uno por 10 millones de dólares.

La tragedia ecológica del Prestige, por su parte, tuvo un efecto doble: por un lado demostró la negligencia oficial ante el más grande y caro desastre ambiental y económico de la historia de España (10.000 millones de dólares y 20 años para la recuperación de las costas gallegas). Y como no hubo víctimas políticas, quedó la sensación de que en el PP impera el 'tapen'. Y a ello se añade el reciente escándalo protagonizado por el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, quien compró a la galería de su novia (María Porto) 240.000 dólares en objetos de arte para su Ministerio y para algunas obras públicas. El PP ha impedido que su caso llegue a los tribunales.

"Con todos estos errores, el Partido Popular ha entrado en un proceso irreversible de pérdida de credibilidad, que a la postre le costará el poder", dijo a SEMANA el politólogo Antonio Elorza, de la Universidad Complutense de Madrid, quien agregó que "esta falta de transparencia del gobierno desde que obtuvo la mayoría absoluta se ha acentuado con la negativa de Mariano Rajoy a sostener un debate por televisión con Rodríguez Zapatero".

A pesar de todo, las últimas encuestas le dan 5 por ciento más de votos al PP que al Psoe. Pero esta ventaja resulta insuficiente para que Rajoy mantenga la mayoría absoluta. La analista Elvira Sánchez de la Universidad de Barcelona explicó a SEMANA que esta situación obligaría al PP "a intentar pactos difíciles con partidos nacionalistas como el catalán Convergencia i Unió (CiU) y el Nacionalista Vasco (PNV), con los que Aznar gobernó en su primer período, pero con los que luego ha sostenido fuertes enfrentamientos; todo lo cual quiere decir que, si el PP no logra la mayoría absoluta, es mejor que se despida del poder".

El Psoe, por su parte, tiene una cúpula renovada en cabeza de José Luis Rodríguez Zapatero, pero no ha superado los lastres clientelistas que marcaron la decadencia de su histórico presidente Felipe González.

Gracias a la renovación y a su nuevo discurso, el Psoe logró ser el partido con más votos en las elecciones regionales de 2003, cuando superó en 160.000 sufragios al PP. Este, no obstante, conservó gran parte de su poder local en ciudades tan importantes como Madrid.

Con base en los últimos resultados electorales, Rodríguez Zapatero anunció que sólo gobernará si el Psoe consigue el mayor número de votos el próximo domingo. La legislación electoral española adjudica diputados por provincias, por lo cual es posible que un partido logre la mayoría de votos pero obtenga menos parlamentarios. Según los sondeos, el Psoe está lejos de la mayoría absoluta, pero podría formar gobierno en alianza con Izquierda Unida y con otros grupos minoritarios de oposición.

Pocas veces las elecciones españolas han sido miradas con mayor interés fuera de las fronteras. La razón es que su resultado tendría un efecto tal vez mayor en ese campo que en el interno. Rodríguez Zapatero ha anunciado cambios en la política exterior, algo que interesa no sólo a los gobernantes europeos. También, entre otros, al propio presidente norteamericano George W. Bush, quien ha tenido en Aznar a un escudero en su guerra contra el terrorismo, y al colombiano Álvaro Uribe, cuya afinidad con el gobierno del Partido Popular ha quedado demostrada.

Aznar dice que deja a España con una más efectiva política de inmigración. Lo que es negado por muchos de los 600.000 inmigrantes colombianos, más de la mitad de los cuales son ilegales y son perseguidos por las leyes migratorias del Partido Popular. Y quienes ven con nostalgia los tiempos de Felipe González.

La victoria de Rajoy sería la continuidad del modelo. La de Rodríguez Zapatero, 'Zapatero', como le dicen en España, comportaría un viraje interesante y la demostración de que no hay poder con mayor capacidad de deteriorarse a sí mismo que el absoluto .