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Multitud de jóvenes de Hong Kong se manifiestan a favor de la democracia frente a un edificio gubernamental, en Hong Kong, China. | Foto: EFE

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Manifestaciones en Hong Kong

La respuesta de Pekín a las manifestaciones estudiantiles en Hong Kong demostrará hasta dónde está dispuesto a llegar para evitar la fiebre democrática.

30 de septiembre de 2014

Una respuesta enérgica amenazaría la reputación de esta ciudad como centro empresarial y financiero estable de primera categoría mundial. Pero, por otro lado, Pekín teme que las protestas se extiendan más allá de este territorio y amenacen el sistema de partido único.

"China vigila esto con gran nerviosismo", afirmó Michael Kugelman, un experto en Asia del Centro Internacional de Investigación Woodrow Wilson. "Nos estamos acercando al punto de inflexión", agregó.

Muchos manifestantes han señalado su preocupación por el fortalecimiento del poder de Pekín en esta ciudad de siete millones de habitantes y afirman que las libertades de las que goza esta excolonia británica están amenazadas.

A pesar de los llamamientos de EE.UU. a la moderación después de que la policía disparase gases lacrimógenos contra la multitud, China dijo que apoya "plenamente" a las autoridades hongkonesas en su forma de actuar frente a las manifestaciones. "Nos oponemos a todos los actos ilegales en Hong Kong", declaró este martes la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying.

El primer ministro británico, David Cameron, dijo este martes estar "profundamente preocupado" por las protestas en Hong Kong y recordó a China que se comprometió a preservar la democracia en la antigua colonia británica.

Reino Unido cedió Hong Kong en 1997 bajo un acuerdo que creó el principio de "un país, dos sistemas", que haría que China, un régimen comunista, preservara el sistema capitalista y el modo de vida de la antigua colonia hasta al menos 2047.

Los manifestantes prometieron permanecer en las calles hasta que Pekín revoque su decisión de restringir y controlar el número de candidatos a la próxima elección del jefe del Ejecutivo de Hongkong, prevista en 2017.

Los manifestantes reclaman un sufragio universal pleno, que permita votar a candidatos no necesariamente aprobados por Pekín. Muy pocos de ellos esperan concesiones por parte del poder central, lo cual suscita dudas sobre los próximos pasos del movimiento y de los gobernantes chinos.

El Partido Comunista teme que si permite que continúen las manifestaciones se produzca un contagio en el continente, donde se ha observado una amplia represión contra los disidentes bajo el liderazgo de Xi Jinping.

- Control de información en internet -

Desde que Xi llegó al poder, el partido ha arrestado a numerosos activistas, periodistas, académicos, abogados y otras personas consideradas una amenaza para el poder, por lo que grupos de defensa de los derechos humanos se quejan de una de las campañas represiva más dura del Gobierno en las últimas décadas.

El lunes, las autoridades de Pekín ordenaron a todos los sitios web eliminar "inmediatamente" toda información relacionada con las protestas en Hong Kong, de acuerdo con el sitio web China Digital Times, con sede en EE.UU., que supervisa la propaganda china.

El servicio Instagram que permite compartir fotos fue suspendido, las búsquedas de términos como "Occupy Central" y "estudiantes Hong Kong" fueron bloqueadas de Weibo, el equivalente chino de Twitter y los censores gubernamentales rápidamente borraron contenidos que criticaban a Pekín de los medios sociales.

"No cabe duda de que China todavía tiene la capacidad, la habilidad y el deseo de controlar el tipo de información que sale allí", dijo Kugelman.

El movimiento de protesta hongkonés coloca al gobierno chino en una posición extremadamente difícil.

"Lo que sucede allí no sólo concierne al futuro de Hong Kong, sino que también refleja el futuro de China", declaró al canal CNN el lunes el destacado activista y artista chino Ai Weiwei, agregando que se trata de "un momento frágil".

El líder de Hong Kong, Leung Chung-ying, pidió este martes el fin inmediato de la movilización y advirtió de que no cederá en lo que respecta a las elecciones.

Los analistas señalan que cualquier intento de dispersar las manifestaciones por la fuerza podría conducir a una escalada que perjudicaría considerablemente la imagen de Hong Kong como un centro financiero seguro en Asia.