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Con acento quechua

Evo Morales, el dirigente indígena que podría ser presidente de Bolivia, habló con SEMANA sobre su candidatura y las luchas de su pueblo.

22 de julio de 2002

El dirigente indígena cocalero Evo Morales es el protagonista de una nueva sorpresa electoral en América Latina. Su segundo lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Bolivia (21 por ciento), pisándole los talones a Gonzalo Sánchez de Lozada, del tradicional partido MNR, le convirtió en uno de los dos hombres que el 3 de agosto disputarán la primera magistratura del país andino.

Ambos tienen un rasgo en común: ninguno de los dos habla bien el español. El ex presidente Sánchez de Lozada, el candidato 'del sistema', del neoliberalismo y de la globalización, tiene un dejo anglosajón por haber vivido mucho tiempo en Estados Unidos y por eso lo llaman el 'Gringo'. Evo Morales, el candidato del 'antisistema', el antineoliberalismo y la antiglobalización, es un indígena en cuyo castellano se mezclan el quechua y el aymará.

En este hombre de 42 años, líder desde hace 15 de las luchas de los campesinos cocaleros, quien fue proscrito, expulsado del Parlamento y estigmatizado por Estados Unidos, radica ahora la gobernabilidad del país.

Es muy difícil que Evo gane la presidencia pues el Congreso deberá definir el 3 de agosto entre los dos candidatos mayoritarios, y es muy probable que se imponga Sánchez de Lozada. Pero los resultados obtenidos por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales lo colocan como la segunda fuerza parlamentaria y 'al Evo' como el líder indiscutido de la 'Bolivia profunda'.

Por primera vez un dirigente campesino e indígena, representante de los perseguidos cultivadores de coca y de los sindicatos, disputa cabeza a cabeza la presidencia del país andino en un claro desafío a Estados Unidos que trasciende las fronteras bolivianas.

El embajador norteamericano (nacido en Bogotá), Manuel Rocha, llamó abiertamente a votar contra él. Al día siguiente aparecieron leyendas en las paredes de La Paz que decían: "Rocha o Evo", recordando la campaña electoral de Juan Domingo Perón en Argentina medio siglo antes, que también se definió en un duelo con el embajador norteamericano: "Braden o Perón".

El resultado repite lo que ya se ha convertido en una constante en América Latina: el desmoronamiento de los partidos tradicionales. La Acción Democrática Nacionalista, el partido del ex presidente Hugo Bánzer, que estaba en el gobierno, salió en quinto lugar. El MIR, otro partido tradicional, cuarto, y el candidato que contaba con el mayor favoritismo, tercero.

'El Evo' preside desde 1995 el comité de coordinación de las seis Federaciones del Trópico, que agrupa a más de 35.000 productores de hoja de coca en la región de Chapare. Morales participó por primera vez en las elecciones en 1995, en 1997 consiguió un récord nacional al lograr el 61,8 por ciento de los votos en su distrito y en 1999 se volvió a presentar.

Encabezó innumerables huelgas, manifestaciones, marchas hacia La Paz y bloqueos de carreteras que llevaron a la paralización del país durante el anterior gobierno de Hugo Bánzer, hasta que en febrero de este año, luego de graves enfrentamientos entre cocaleros y militares, fue expulsado del Parlamento.

Desde La Paz, Evo Morales habló en exclusiva con SEMANA.

SEMANA: ¿Qué perspectivas tiene de ser elegido presidente?

Evo Morales: Nos hemos ubicado en el segundo lugar. Constitucionalmente estoy habilitado como candidato porque hay que conseguir dos tercios de los votos. Mucho dependerá del Congreso nacional. Nosotros no vamos a comprar votos ni congresistas. Vamos a apelar a la conciencia de muchos diputados que vienen de partidos de lucha social y hay algunas buenas respuestas. En estos días estamos haciendo contactos para ello, pero el voto digno no se negocia. Los votos deben venir voluntariamente de los otros partidos que comparten nuestros principios. Si no se puede llegar a la presidencia pasaremos a la oposición, tanto en el Legislativo como en las calles.

SEMANA: ¿Qué es el Movimiento al Socialismo? ¿Es un partido?

E.M.: El MAS está formado por movimientos sociales, especialmente indígenas y campesinos. En estos momentos el MAS parece una asamblea popular en chiquito, hay de todo: indígenas, fabriles, universitarios, prestatarios, transportistas, cooperativistas, hasta periodistas. Esta fórmula ha funcionado y seguimos uniendo fuerzas.

SEMANA: ¿Usted se ve como un símbolo de la lucha contra el neoliberalismo?

E.M.: Totalmente. Hay dos caras en este momento para ser presidente. Gonzalo Sánchez de Lozada, que representa la corrupción, la perversión del Estado, el neoliberalismo, la oligarquía, las multinacionales, y 'el Evo' Morales, que representa la Bolivia profunda, que está compuesta por quechuas y aymaráes, que son dueños absolutos de esta noble tierra, que representa una lucha contra la globalización. Esta es la gran diferencia y los congresales deberán decidir a quién apoyar.

SEMANA: ¿Usted representa a los campesinos cocaleros?

E.M.: No solamente a los cocaleros, sino a todo el movimiento de campesinos bolivianos y muchos sectores trabajadores.

SEMANA: Usted dijo que la hoja de coca será la bandera nacional en defensa de la soberanía y la dignidad...

E.M.: Hay una falsa guerra, la de la droga, que es sólo una excusa para que Estados Unidos mejore el poder y el control hacia nuestros países. Detrás de la lucha contra el narcotráfico hay intereses geopolíticos. De qué lucha contra el narcotráfico se puede hablar si ni siquiera hay una reducción del consumo y de la demanda en Estados Unidos.

La gente ha votado para que no se erradique más coca, no sólo en Cochabamba sino en toda Bolivia. La coca es la base del poder de los quechuas y aymaráes, que son el eje de este triunfo electoral, es gracias a la coca que yo soy víctima de los norteamericanos.

Hay que legalizar la producción de la hoja de coca, no la cocaína. Nosotros no compartimos el narcotráfico. Tiene que haber una lucha contra el narcotráfico, pero sin imposiciones extranjeras, sin certificaciones o descertificaciones. Hay que legalizar el cultivo de la coca porque hay un falso concepto sobre la penalización de la coca.

SEMANA: ¿El embajador norteamericano se pronunció contra su candidatura?

E.M.: El embajador dijo: "No voten por Evo Morales", pero igual ganamos. Como afectamos intereses de las transnacionales están en contra del movimiento, pero el pueblo ha perdido el miedo a las amenazas y las instrucciones de la embajada de Estados Unidos.

Con esa insinuación el embajador se convirtió en el jefe de la campaña del Evo Morales. Dentro del movimiento campesino y obrero hay un fuerte sentimiento contra la intromisión extranjera, así que cuanto más hablan contra nosotros más nos potencian.

SEMANA: ¿Cuáles son sus propuestas de gobierno?

E.M.: La asamblea popular constituyente para acabar con la mafia política. En lo económico, es importante la recuperación de los recursos naturales y las empresas del pueblo boliviano. En lo social, hay que acabar con el presupuesto de corrupción y gastos reservados. Es necesario reducir el presupuesto a la represión para que se vaya al tema social.

El tema central de nuestra agenda legislativa será cambiar todas las leyes del modelo económico, la ley de capitalización (privatizaciones) y las leyes que permiten la concentración de riqueza, recursos y tierras en pocas manos mientras millones pasan hambre.

SEMANA: ¿Qué va a pasar en Bolivia ahora?

E.M.: Si Sánchez de Lozada es gobierno no va a tener mayoría parlamentaria y en cualquier momento, de acá a un mes o varios meses, puede acabar su gestión y adelantarse las elecciones nacionales, porque a esta altura los neoliberales no tienen fuerza política ni social. El MAS sí tiene apoyo social y esa es la gran diferencia.

SEMANA: ¿Cómo analiza este triunfo suyo en el marco de la situación de América Latina?

E.M.: No es el triunfo de Evo Morales y el MAS, sino que es un triunfo del pueblo, que es víctima del modelo económico. Esta lucha es contra el sistema y contra el modelo globalizador, lucha que se viene dando a nivel latinoamericano y a nivel mundial y también en Estados Unidos. Por lo tanto va a haber muchas sorpresas en estos años para acabar con el sistema y con el modelo.