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| Foto: AFP

ENTREVISTA

“Aquí no tomaron en serio los datos de lo que ocurría”

Herman Moreno, neurólogo y neurocientífico colombiano, trabaja desde hace 25 años como médico, investigador y profesor universitario en Nueva York. Le contó a SEMANA cómo vive esa ciudad, epicentro de la crisis en Estados Unidos.

10 de abril de 2020

SEMANA: Nueva York se convirtió en el foco de la pandemia del coronavirus en el mundo. ¿Cómo se llegó a eso?

Herman Moreno: Nueva York es uno de los epicentros de la movilidad mundial. Por eso el costo económico de detener la ciudad es muy alto, y a pesar de las fotos que se muestran en los medios con las calles vacías, lo cierto es que Nueva York se sigue moviendo. Los restaurantes están cerrados pero todavía se ve mucha gente en los trenes, en las tiendas y en los supermercados. Eso no debería estar pasando. Sin embargo el problema más grave que tenemos es la falta de test diagnósticos. Tenemos hospitales de última tecnología pero los test de covid no dieron abasto. Creo que eso va a corregirse dentro de poco, pero puede ser demasiado tarde.

Moreno, egresado de la Universidad de Caldas, hoy es profesor de Neurología de la Universidad de Columbia y trabaja en el Suny Downstate Medical Center, uno de los pocos dedicados exclusivamente a tratar pacientes contagiados de coronavirus.

SEMANA: ¿Pero cómo entender que la principal potencia mundial esté tan poco preparada para enfrentar el coronavirus?

H.M.: Estados Unidos tiene grandes desarrollos en todos los campos de la medicina, pero el país no tiene una conciencia de salud pública. Aquí la salud es privada y es entendida como un lujo. A quien tenga el dinero suficiente, este país le ofrece la mejor atención médica del mundo. Pero la historia para los más vulnerables es otra. Lo que estamos viviendo hoy es la consecuencia de haberles entregado la salud a los entes privados, a las farmacéuticas y a las empresas de seguros que tienen un interés puramente económico. Fue hasta ahora, con este virus que no discrimina entre ricos y pobres, que han venido a darse cuenta de que de nada sirve un sistema de salud avanzado si este no cubre a toda la población. Es decir, el fenómeno de codependencia de nuestra salud por fin se ha hecho claro y contundente.

SEMANA: ¿El hecho de que Estados Unidos tenga el mayor número de contagios en el mundo obedece más a la facilidad de propagación del virus o a las decisiones tardías de los gobernantes?

H.M.: Las dos cosas se mezclaron de manera explosiva. El virus es altamente contagioso y si las medidas no se toman a tiempo, como en efecto ocurrió, contenerlo se convierte en una misión prácticamente imposible. Aquí no se tomaron en serio los datos de lo que estaba ocurriendo en China y en Europa, y por eso el coronavirus llegó sin que el país estuviera preparado.

SEMANA: ¿Qué tan grave se ve la situación hoy en un hospital de Nueva York? ¿Cuentan con los equipos y las camas suficientes para atender a todos los pacientes?

H.M.: Los hospitales todavía no han colapsado. Pero como los casos están aumentando exponencialmente y no tenemos los test suficientes, los médicos estamos viviendo en una tensa calma, pues sabemos lo que está por venir. Nos han llegado más respiradores, pero nos quedamos cortos en equipos de protección para los prestadores de servicio. Tenemos guantes y otros implementos básicos, pero los tapabocas N95 ya están muy escasos. Si bien el sistema aún no se ha desbordado, se estima que en las próximas dos semanas el número de pacientes sea mayor a la capacidad del mismo.

SEMANA: Si al principio la reacción del Gobierno fue tardía, ¿se puede decir que este ya reaccionó y corrigió el rumbo?

H.M.: En el ámbito local, la Gobernación de Nueva York sí lo ha hecho. Ha habido una movilización enorme. Se han dispuesto varios centros para traslado de pacientes, lo cual permite dejar los hospitales especializados exclusivamente para casos de covid. Llegó también un buque hospital gigantesco en el que caben 500 o más camas. Pero se ha permitido que esto avance muy rápido y se hubiera podido prevenir mejor.

SEMANA: Con una situación tan compleja en Nueva York, ¿por qué no se ha llegado a un confinamiento más estricto?

H.M.: Sinceramente creo que se trata de un problema político. Desde el punto de vista de salud, el confinamiento total ha debido hacerse hace al menos dos semanas. Pero parar Nueva York tiene un costo altísimo y nadie ha sido capaz de asumirlo. Todos fallaron en eso. Y cuando se vean obligados a cerrar del todo, va a ser tardísimo.

SEMANA: ¿Según las proyecciones, cuándo podría desbordarse el sistema de salud?

H.M.: En dos semanas sabremos. Nueva York ha sido capaz de responder en cuanto a número de camas para lo que viene. Pero el tema es que no hay quien atienda a todos esos pacientes que van a llegar. Ya están armando la infraestructura física, pero nos van a faltar médicos. Para esto se necesita una atención especializada. Manejar un respirador no es nada sencillo ni se aprende en un curso de 24 horas. Los respiradores se pueden manufacturar con relativa facilidad, pero para poder operarlos se necesitan equipos de médicos, enfermeras y terapeutas, además de condiciones muy especiales, y eso sí no puede obtenerse de la noche a la mañana.

“En Estados Unidos la salud es privada y vista como un lujo. Pero la historia para los más vulnerables es otra"

SEMANA: Pero el cuerpo médico de Nueva York es relativamente grande. Si la situación es compleja allá, es inevitable preocuparse por lo que pueda pasar en las regiones vulnerables de Colombia…

H.M.: Honestamente, en esos territorios puede ocurrir una desgracia. Se me vienen a la cabeza lugares como Leticia, Amazonas, en donde en el hospital no hay ni un solo respirador propiamente funcional. Lo que se acostumbra en esas regiones, cuando hay pacientes de gravedad, es que los trasladan a una ciudad que sí tenga las condiciones para atenderlos. Pero en una pandemia como el coronavirus eso no va a ser posible porque los hospitales de las grandes ciudades ya van a estar copados. Los territorios en la Colombia profunda no tienen ni la infraestructura ni el equipo humano para atender una emergencia como esta. Es necesario tomar medidas radicales porque, de lo contrario, el panorama va a ser catastrófico. La única manera de combatir esto es logrando que la población se quede en una cuarentena permanente hasta que la situación esté en calma.

SEMANA: ¿Qué opinión le merece el manejo que Colombia le ha dado a la crisis del coronavirus?

H.M.: En principio hubo una negación y no estuve de acuerdo con el enfoque que planteó el Gobierno nacional. Pero después la cosa mejoró. Oí hablar a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y me pareció absolutamente clara, tanto el virus como las condiciones socioeconómicas de las familias afectadas deben enfrentarse. La decisión de haber hecho el simulacro en la capital fue muy acertada. En adelante, a nivel nacional, creo que el país ha sabido manejar la crisis.

SEMANA: ¿Cómo ve el escenario en el corto plazo para Colombia?

H.M.: Para mí no hay duda de que hay que extender la cuarentena. Aunque la gente se escandalizó cuando la alcaldesa dijo que duraría unos tres meses, eso es lo más sensato y es lo que seguramente va a pasar. Todo el mundo entiende que esa decisión tiene un impacto económico brutal. Pero esa es la única manera de frenar la propagación de la pandemia.

SEMANA: ¿Y después que viene?

H.M.: Una buena porción de la población puede ir desarrollando anticuerpos. De hecho, una de las terapias que se está planeando hacerles a los pacientes de covid es usar el plasma de quienes se han recuperado del virus. Para cuando acabe la cuarentena, el Estado colombiano tiene que haber logrado garantizar la cobertura de testeo. Eso permitirá hacer el examen a todo el que tenga síntomas, así sean leves, para identificar a los contagiados y, así, aislarlos de manera efectiva. Solo de esa manera la población podrá ir regresando a la normalidad.

SEMANA: ¿Tiene una idea de cuándo puede llegar esa “normalidad”?

H.M.: La humanidad nunca había enfrentado una situación similar. Aquí todos estamos aprendiendo sobre la marcha; y todo el que diga algo, se lo está imaginando o lo está modelando matemáticamente. Lo único cierto es que a una normalidad total solo se llegará cuando esté lista la vacuna o exista un terapia efectiva y/o preventiva. Eso puede tomar, en el mejor de los casos, un año y medio, porque requiere mucha investigación en animales experimentales. No se puede empezar a usar una vacuna sin antes estar seguros de que esta no va a tener efectos secundarios en los humanos. Ya tuvimos la experiencia con la vacuna para tratar la enfermedad de Alzheimer, que cuando fue usada inicialmente produjo varias muertes; claro, esto después se corrigió y ahora se usa sin mayores efectos secundarios, pero tampoco ha sido efectiva para tratar la enfermedad hasta ahora. Así que por ahora cuarentena y cuidados máximos.