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Leopoldo López, después de la prisión

A la espera de la consulta contra la constituyente, Leopoldo López ya no está en su celda. Su salida es positiva, pero plantea incógnitas y desafíos a la oposición.

15 de julio de 2017

Fue un madrugonazo. Cuando los celulares de políticos, periodistas y hasta la familia de Leopoldo López comenzaron a sonar el sábado a primera hora de la mañana, ya la noticia se sabía en España. El abogado Javier Cremades informaba desde Madrid que al dirigente encarcelado hace tres años y cinco meses se le había otorgado la medida de “casa por cárcel”. Los diarios ABC y El País fueron los primeros en adelantar la confirmación: las gestiones del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero habían rendido su fruto. A ellos se les sumó el propio Mariano Rajoy, y ni los familiares ni abogados de López decían nada.

A las tres de la mañana había llegado López a su casa en el este de Caracas. Lo recibieron su esposa, Lilian Tintori, y su abogado Juan Carlos Gutiérrez, de manos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Lo habían despertado de sopetón de su celda, solo pudo recoger los retratos de sus hijos. Él no se lo creía, a pesar de la visita que recibió de la excanciller Delcy Rodríguez en su presidio la tarde del viernes.

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El hecho marcó un cambio total en las relaciones entre el gobierno y la oposición, y despertó un sinfín de rumores y especulaciones sobre las razones. Todos los análisis coinciden en varios puntos: se confirma que Nicolás Maduro tiene presos políticos y los usa como moneda de cambio, que el gobierno hizo que la oposición “respetara” al Tribunal Supremo, que en otras decisiones desconoce, y que se abre la puerta a que las intrigas y las peleas internas en la MUD la afecten.

El politólogo Jhon Magdaleno apunta más: “López va a reclamar capacidad de influencia en las decisiones y quizá el gobierno intenta, sin que esto haya sido una negociación explícita, plantear un chantaje para reconducir la protesta. No para eliminarla, porque eso ya tomó una dinámica propia”. El académico no descarta, sin embargo, que se trate de un indicio de apertura a escenarios de transición, pues “la crisis sistémica” avanza con la posibilidad de que otros actores de la coalición dominante oficialista comiencen negociaciones con la oposición “a espaldas del gobierno”, cosa que querrá evitar.

Las conversaciones sobre López se iniciaron hace meses. Ya en octubre de 2016, cuando se instaló la mesa de diálogo entre el gobierno y la oposición, el asunto fue de los primeros en la lista. Y con la llegada de 2017 comenzó un nuevo escenario. Zapatero asumió rol prioritario y hasta visitó a López en su celda varias veces, siempre acompañado por la entonces canciller, Delcy Rodríguez, y muchas veces con su hermano Jorge, alcalde de Caracas. Se asumía, por tanto, que ellos eran sus carceleros. “En la mesa de diálogo era obvio que en el gobierno cada quien tiene su preso y los acuerdos tendrían que ser casi que uno a uno”, confirma una fuente que presenció los encuentros.

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Hubo conversaciones en pro de su libertad incluso con el Vaticano. Según fuentes, la propia familia del preso habría negado el acuerdo, pues no claudicarían al reclamo de libertad plena. Zapatero discutió el asunto directamente con él, sin resultados. Su casa por cárcel ahora fue una medida “unilateral” del gobierno, según la postura oficial del Estado y de su partido.

Maikel Moreno, quien tomó la decisión como presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, fue cuestionado por la ahora renegada fiscal general Luisa Ortega Díaz y por la propia Asamblea Nacional controlada por la oposición. El fallo se basa en “problemas de salud”, pero López está bien y no tiene sino los problemas estomacales por consumir agua contaminada. Su abogado en Caracas, Juan Carlos Gutiérrez, admitió haberlo visto bien. Y hasta el gobierno hace semanas insistía en que el político estaba como una lechuga fresca.

Pero hay contradicciones. El defensor del pueblo Tarek William Saab dijo que la sentencia se dio porque sus familiares lo solicitaron; Delcy Rodríguez afirmó que fue una concesión de la Comisión de la Verdad del Ejecutivo en pro de la paz; y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, aseguró que fue consecuencia del diálogo en la mesa instalada en 2016.

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Otras versiones se suman: que su papá se movió con el gobierno de España para empujar los acuerdos; que países del continente pidieron a Maduro señales de democracia para defenderlo en foros como la OEA; que es el costo del alto gobierno por negociar posibles destinos a la hora de solicitar asilos futuros.

En cualquier caso, su salida no tranquiliza los ánimos. Diosdado Cabello ha dicho que la constituyente que promulgan solventará esas “fallas” en la justicia. Y, por otra parte, la oposición mantiene activo su plebiscito ciudadano convocado para el domingo 16 de julio, concretó un trancazo de 120 horas el lunes y no descarta una huelga general.

Sí hubo dos cambios: esta semana no hubo marchas en el centro de Caracas, y se produjo la primera reunión de la MUD con López. Fue en su casa, el miércoles, sin cámaras.