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Danilo Medina, presidente de República Dominicana; Miguel Vargas, ministro de Relaciones Exteriores dominicano y el exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. | Foto: Erika Santelices / AFP

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Diálogo venezolano, con luces y sombras

En República Dominicana las delegaciones del Gobierno y la MUD escogieron una Comisión de Países Amigos para una eventual negociación que ponga fin a la grave crisis. Hay secretismo y críticas.

15 de septiembre de 2017

Dicen que después de la tormenta viene la calma, pero en Venezuela ni siquiera se sabe si la tormenta terminó. Después de cuatro meses de protestas y 126 vidas perdidas vino la Asamblea Constituyente, y desde su instalación reinó entre la oposición la frustración y la confusión. Una parte de sus líderes han dicho que irán a elecciones regionales, otros que no. El Gobierno por su parte avanza con la Constituyente y su proyecto en medio del rechazo internacional y las sanciones directas. Con ese complejo panorama inició en República Dominicana un encuentro entre la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el Gobierno.

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Poco se ha sabido de las discusiones que a puerta cerrada se han dado. Pero este viernes el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, salió a dar las buenas nuevas: se conformó un grupo de países amigos para una eventual negociación que ponga fin a la grave crisis política. La MUD guardó silencio, sin embargo el día anterior emitió un comunicado en el que planteaban su postura y donde se nombraba la “participación de países amigos que sean garantes, instituciones multilaterales y testigos en la negociación”.

Los elegidos fueron México y Chile, países críticos del gobierno de Nicolás Maduro, y Bolivia y Nicaragua, que son aliados. Faltarían dos por escogerse. Es probable que esto se defina en la próxima reunión que tendrán el 27 de septiembre.

Respecto a quién convocó a una nueva negociación, Delcy Rodríguez, la presidenta de la Asamblea Constituyente, dijo que fue Maduro, sin embargo se ha dicho que estos contactos fueron propuestos este martes por el mandatario dominicano y el exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, tras un fallido diálogo a fines de 2016.

"Sabe muy bien el expresidente Zapatero, el presidente Medina, que he sido promotor de este diálogo y acepto esta nueva jornada de diálogo", expresó Maduro durante una reunión con su gabinete transmitida por televisión.

Según la MUD, la iniciativa también surgió de Naciones Unidas, cuyo secretario general, Antonio Guterres, expresó su firme apoyo a una negociación política como única vía para resolver la crisis.

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Cerca de un acuerdo

El jefe de la delegación del gobierno, Jorge Rodríguez, aseguró que "esta ha sido la oportunidad en que de manera más firme y clara nos hemos acercado a un acuerdo".

Su optimismo contrastó con el tono parco de la oposición -que no habló con los periodistas-, y en comunicado insistió en que un diálogo formal solo será posible si Maduro cumple una serie de condiciones.

Entre las demandas presentadas por la MUD están la renovación del poder electoral, "el establecimiento de un cronograma electoral con garantías de pulcritud, sin inhabilitados, fechas precisas, incluyendo la elección presidencial, y una calificada observación internacional".

También pide la liberación de opositores presos y la atención a la "emergencia humanitaria del país", entre otros puntos.
"Es indispensable la sustitución constitucional al régimen de Nicolás Maduro", subrayó la MUD.
Presión internacional

Las tentativas de diálogo se producen tras protestas contra Maduro que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio pasado.

También ocurren en momentos en que el gobierno enfrenta una dura presión internacional por la instalación de una Asamblea Constituyente, integrada únicamente por chavistas, y que rige el país con poderes absolutos desde el 4 de agosto.

La semana pasada el presidente del Parlamento de mayoría opositora, Julio Borges -presente en Dominicana-, realizó una gira en la que recibió apoyo de Francia, España, Alemania y Reino Unido, desatando la ira de Maduro.

"La comunidad internacional por fin abrió los ojos", dijo este jueves a la AFP el politólogo Carlos Romero, señalando que el cabildeo opositor ha ayudado a crear un clima favorable a la negociación.

"El gobierno está arrinconado y dada la crisis política y económica le conviene una especie de armisticio", añadió.
Venezuela enfrenta una debacle por la caída de los precios del petróleo -prácticamente su única fuente de ingreso- lo que se refleja en una escasez crónica de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI llegará a 720% este año.

Maduro, con una baja popularidad, atribuye la crisis a una "guerra económica" de la oposición y Estados Unidos -que impuso sanciones financieras al país-, pero la MUD asegura que es fruto de la corrupción y los fuertes controles.

Ganar tiempo

Según fuentes de la MUD, el "punto álgido" de las conversaciones es el deseo del gobierno de que se reconozca la Constituyente, algo que varios opositores rechazan.

Ese órgano ha tensado aún más la cuerda: tras destituir a la fiscal Luisa Ortega, quien rompió con el gobierno, asumió facultades del Parlamento e investiga a opositores por traición a la patria, delito castigado hasta con 30 años de cárcel.

"Maduro solo busca tiempo. El gobierno va a ofrecer de todo con tal de que se reconozca la Constituyente, para lograr acceso a fondos. No cumplirán nada que implique poder real, quizá liberarán a algunos presos políticos o quitará la inhabilitación a algunos candidatos", dijo a la AFP la dirigente María Corina Machado.

Henrique Capriles, gobernador del estado Miranda, también tiene sus reparos, dijo no ser muy optimista respecto a los resultados, sin embargo no invitó a desistir. Habrá que ver si se logra la tan anhelada calma en Venezuela.

Con información de AFP