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EL RETORNO DEL COMETA

El canciller francés realiza su primer viaje por Latinoamérica

29 de agosto de 1983

La gira de dos semanas de Claude Cheysson por Brasil, Bolivia, Colombia y Cuba muestra, según voceros oficiales, el interés de Francia por América Latina, interés que había sido afirmado por su ministerio con el nombramiento de Antoine Blanca, como embajador volante. Sin embargo, para Ckeysson se trata de su primer viaje a América del sur.
La gira se inició el 25 de julio en Brasil en donde la delegación gala permaneció cinco días. Este "doble símbolo" --primera etapa y duración excepcional-- no es fortuito. Brasil es el primer socio comercial de Francia en el "Tercer Mundo" --después de los, países productores de hidrocarburos. La visita de Claude Cheysson obedece, pues a la necesidad de tranquilizar a las 400 empresas francesas implantadas allí, las cuales sufren las consecuencias de la crisís en ese país.
Los franceses estan convencidos de que, en razón del peso de Brasil en el continente, sus recursos naturales, su creciente industrialización y sus lazos con Africa, este país debería jugar un papel más activo en el contexto internacional. París sabe que Washington hace el mismo análisis y teme que el margen de maniobra de la diplomacia brasilera se vea reducido por las presiones que los Estados Unidos podrían ejercer por intermedio de las "comisiones mixtas" creadas durante la visita de Ronald Reagan.
En Brasil, Cheysson criticó al gobierno estadounidense por el envío a Centroamérica de dos flotas navales.
La visita de Claude Cheysson busca, en todo caso, hacer del Brasil un interlocutor privilegiado tratando de equilibrar así el juego de los Estados Unidos en la región. En el plano comercial somos rivales, reconoce el canciller Cheysson. Por ello, el ministro francés piensa, más bien, en una cooperación franco-brasilera en Africa, orientada hacia el desarrollo. La delegación francesa debía visitar, además, cuatro Estados, tres dirigidos por la oposición brasilera, y saludar así los esfuerzos de democratización qúe han sido registrados en Brasil en estos últimos años.
En Bolivía, en cambio, se trata de ayudar a consolidar la democracia. A través de este viaje, nos dijo Claude Cheysson, el gobierno francés rinde un homenaje particular al gobierno boliviano por haber tenido el coraje de expulsar al criminal de guerra, Klaus Barbie. En La Paz, la delegación francesa debía estudiar los medios para que Bolivia reciba ayudas alimenticias que le permitan afrontar las dificultades creadas por las inundaciones, así como las posibilidades de obtener nuevos créditos, necesarios al programa de desarrollo fijado por el presidente Siles Suazo.
Según Cheysson, el viaje a Colombia se imponía en razón del papel primordial que juega el presidente Betancur en el seno del Grupo de Contadora. Las conversaciones que se llevarán a cabo entre el 2 y el 4 de agosto en Bogotá, deberían poner un punto final a los "malentendidos" aparecidos entre los dos países en estos últimos años. El "asunto Renault", que había suscitado un importante contencioso económico, ha sido prácticamente solucionado, según París.
Por otra parte, Francia ha manifestado en diversas ocasiones su satisfacción por la política exterior "multilateral " de Colombia y por las muestras de independencia dadas por el actual presidente. Más aún, una alta personalidad del ministerio de Relaciones Exteriores, se esforzó en minimizar el alcance de las declaraciones del presidente colombiano al periódico "Le Monde". En ellas, Betancur declara: "(...) hay varias Francias. La dulce Francia, la de las libertades (...) Pera hay también la Francia colonialista y la de las multinacionales que se comporta a menudo de manera arrogante".
Francia, al parecer, cerró ese paréntesis con las explicaciones del canciller Lloreda que habría declarado, en sustancia: "Los amigos deben hablarse claramente".
En Bogotá la delegación francesa espera formarse una opinión completa sobre las gestiones del Grupo Contadora cuya existencia --considera Claude Cheysson-- impide o crea dificultades a una intervención norteamericana en América Central Francia, apoya la acción del Grupo Contadora y considera que son esos países quienes deben indicar de qué manera desean ser respaldados por el gobierno francés. Con todo, evocando el anuncio de Kissinger de ayudar económicamente a América Central el canciller francés fue categórico al afirmar que Francia aplaudiría ese tipo de acción a dos condiciones; que sea administrada por la región y que ésta no excluya a ningún país de la zona. De otra manera sería una injerencia más, una manera de determinar quienes son "los buenos y los malos"y de seguir ignorando las realidades locales.
En el plano comercial, Colombia y Francia podrían darle un carácter definitivo al acuerdo que, en compañía de un consorcio italiano, prevé explotar y comercializar el carbón colombiano. Una "carta de intención" sobre este vasto proyecto --cuyo costo ascendería a mil millones de dólares-- fue firmada recientemente, en París, por el ministro colombiano de Minas. Por otro lado, los franceses someterán a las autoridades colombianas nuevas propuestas para la construcción del metro en Bogotá, Medellín y Cali.
Cuba es, para la cancillería francesa, la etapa más delicada del viaje de Cheysson. Con su visita -la primera de un ministro de Relaciones Exteriores desde la llegada de Fidel Castro- Francia desea afirmar que no hay ningún Estado tabú. Paralelamente, se afirma en París que esta visita podría servir para ampliar el horizonte político cubano, hecho que a largo plazo podría interesar a Washington. Además se trata de averiguar las verdaderas intenciones del gobierno cubano, en lo que concierne a América Central y cuáles son sus condiciones para negociar o a partir de qué límite podrían intervenir directamente.
También les interesa saber si existe una política cubana en Africa a donde Castro ha enviado numerosos soldados o si éstos sirven simplemente a la estrategia soviética en ese continente. José Hernández, corresponsal de SEMANA en París