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El ultimátum

El 15 de julio vence el plazo que Ben Laden le dio a Europa para que retire sus tropas de Irak. Los gobiernos europeos despliegan operativos para evitar atentados.

11 de diciembre de 1980

Las Brigadas de Abu Hafes Al Masri, que se atribuyeron la masacre del 11 de marzo en Madrid, ratificaron la semana pasada las amenazas a Europa y exhortaron a los musulmanes a abandonar el Viejo Continente. "Si no logran influir a sus gobiernos, no se quejen de lo que pase después", dijeron a los europeos y pidieron a los árabes residentes en la Unión Europea (UE) que emigren urgentemente hacia sus países de origen, y si no es posible "se les conmina a que se trasladen a una zona habitada por musulmanes y que almacenen víveres para sobrevivir con sus familias durante un mes".

Aunque Europol dice no tener evidencias sobre la inminencia de un ataque terrorista y los gobiernos de la UE rechazaron el ultimátum de Ben Laden, toda Europa ha implantado fuertes dispositivos de control ante posibles atentados de grupos radicales árabes.

España, cuyo Parlamento acaba de aprobar el envío de tropas a Afganistán, desplegó la Operación Verano con más de 46.000 policías y militares, especialmente en las regiones turísticas. Francia e Italia pusieron en marcha operativos semejantes con más de 70.000 agentes en cada país, mientras que en otras naciones como Alemania la vigilancia se ha centrado sobre las mezquitas y los barrios musulmanes.

"Europa ha sido un viejo escenario del terrorismo islamista, pero desde los atentados del 11M en Madrid, los Estados de la Unión Europea se han tomado muy en serio cualquier indicio de amenaza", explicó a SEMANA Rickard Sandell, del Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos. Las policías nacionales de los 25 miembros de la UE han censado a más de 150.000 activistas musulmanes que podrían hacer parte de 'células durmientes' de grupos radicales y los mantienen vigilados.

La estrategia preventiva de la UE también se reforzó con el reciente acuerdo del G5, integrado por Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y España, para compartir información de inteligencia sobre los movimientos de los terroristas e integrar equipos multinacionales de investigación y robustecer la acción de Europol.

Según varios analistas, la táctica de Ben Laden, con su propuesta de ofrecer la paz a los países europeos que se comprometieran a no agredir a los musulmanes, era volver a abrir la brecha que separó a Europa y Estados Unidos por el tema Irak. "Pero estas amenazas produjeron precisamente el efecto contrario ya que todos los gobiernos europeos han cerrado filas a favor de la lucha contra el terrorismo y ahora se les ve más unidos que nunca en este sentido, tanto en lo político como en lo policial y militar", dijo a SEMANA Fulvio Attina, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Catania (Italia).

No obstante, los servicios de inteligencia de Scotland Yard vienen insistiendo en que un atentado terrorista de origen islámico "es inevitable" en el Reino Unido o Europa continental debido a que los grupos radicales conforman una "nebulosa" de muy difícil ubicación y control en una eurozona con más de 460 millones de habitantes, 30 millones de los cuales son de procedencia y cultura árabes y practicantes del Islam. "Europa se enfrenta a una amenaza latente pero muy difusa y difícil de localizar, que sólo puede ser contrarrestada mediante la implicación leal de todos los gobiernos, la acción profesional de los servicios policiales, la coordinación de servicios de inteligencia de los 25 países socios y una nueva forma de relación con las naciones árabes", comentó Sandell.

Desde el año pasado, la policía alemana identificó y mantiene vigilados en su territorio a cerca de 30.000 personas de origen turco y árabe que podrían representar un riesgo terrorista. Francia tiene registrados más de 50.000 musulmanes 'potencialmente peligrosos' y la Guardia Civil española realiza seguimientos rutinarios a unas 270 personas de origen marroquí y árabe sospechosas de integrar 'células durmientes' islamistas. Pese a que cada país de la UE ha hecho lo propio al censar y vigilar a posibles terroristas, los expertos de Europol saben que es imposible mantener un control sobre estas personas las 24 horas del día cuando quizá el verdadero riesgo cruce la frontera desde una nación vecina. Por esto, la UE y Europol están apostándolo todo a la eficiencia de la coordinación de información entre los socios de la UE, con la ayuda de los servicios de inteligencia de los países musulmanes.

El principal problema en esta lucha contra el terrorismo es llegar a establecer qué amenaza es real y cuál no lo es. El profesor Attina asegura que, por ahora, Europa tiene que tomarse muy en serio hasta la más mínima amenaza mientras conoce con profundidad las redes terroristas y sus protagonistas y obtiene toda la información necesaria para establecer un sistema preventivo eficiente contra los grupos radicales. "Aunque siempre quedará un riesgo irreductible, explica, y es el surgimiento de nuevos grupos que se cobijen bajo la marca de Al Qaeda, sean o no musulmanes".