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Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori disputan unas elecciones reñidas en segunda vuelta. | Foto: AP

ELECCIONES PERÚ

Nadie canta la victoria en Perú

Escrutado el 98 %, el centro derechista Pedro Pablo Kuczynski sigue aventajando a Keiko Fujimori por menos del 1 % de los votos en las elecciones presidenciales.

6 de junio de 2016

El economista de centro-derecha Pedro Pablo Kuczynski mantiene la estrecha ventaja frente que lo mantiene como virtual presidente del Perú. Sin embargo, la exigua diferencia de menos del 1 % de los votos no le permite cantar el triunfo.

Al llegar al 98 % del escrutinio, Kuczynski, exbanquero de Wall Street y exfuncionario del Banco Mundial, obtenía el 50,28 % de los votos frente al 49,72 % de Fujimori, según lo indican los últimos reportes publicados en la noche del lunes.

En ambas campañas la celebración y la esperanza se han mantenido desde el principio. "Aún no hemos ganado. Hay que esperar a los resultados oficiales. Tenemos que ser vigilantes en defender el voto en la mesa", dijo el domingo Kuczynski, a quien sus seguidores conocen como PPK, acrónimo de su nombre y de su partido, Peruanos Por el Kambio.

Por su parte, detrás de la sonrisa y la alegría aparente que escondían unos ojos llorosos, Fujimori también agradeció al "50 %" de los peruanos que le dieron su respaldo y pidió aguardar con paciencia los resultados finales.

"Vamos a esperar con prudencia porque toda la noche llegarán los votos de las regiones, del extranjero, y el voto rural del Perú profundo. Por eso estamos optimistas", dijo.

Esta es la segunda vez que la hija del hoy preso autócrata Alberto Fujimori, que gobernó Perú de 1990 a 2000, probaría del cáliz de la derrota, pese a que partía como favorita. En las pasadas elecciones de 2011, perdió ante el presidente saliente Ollanta Humala. En esa votación, Kuczynski quedó en tercer lugar.

Kuczynski y los consensos

Kuczynski empezó a ganar terreno en la recta final de la contienda, impulsado por un buen desempeño en el último debate presidencial, el apoyo de la mayoría de los candidatos que quedaron fuera de la primera vuelta -entre ellas la popular izquierdista Verónika Mendoza- y una marcha organizada por colectivos civiles contra la candidatura de Fujimori.

En caso de que Kuczynski gane, deberá buscar consensos con un Congreso de mayoría absoluta fujimorista -73 de 130 representantes- y donde sólo 18 legisladores pertenecen a sus filas.

"Le espera un Congreso adverso y un archipiélago de agrupaciones regionales con proyectos personales más que colectivos. Deberá tener un fuerte trabajo de articulación", dijo a la AFP Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi.

"Vamos a tener un gobierno de consenso, no más pugnas ni enfrentamiento", consideró Kuczynski el domingo al dirigirse a sus simpatizantes, adelantándose a lo que le esperaría.

La legisladora fujimorista Luz Salgado recordó que en los últimos 15 años, el fujimorismo ha sido responsable en el Congreso "por la gobernabilidad y por el pueblo".

"Somos el partido más fuerte a nivel nacional. En lo que haya que apoyar, por el pueblo, vamos a apoyar", dijo Salgado, aunque advirtió que serán una bancada fiscalizadora.

PPK deberá además impulsar el crecimiento económico, donde puede actuar con eficiencia dado su conocimiento y su equipo técnico, y resolver temas pendientes como conflictos sociales y de medio ambiente que han paralizado inversiones mineras.

Carlos Bruce, uno de sus congresistas electos, no descartó que pueda convocarse a gente del entorno fujimorista para que colabore con un eventual gobierno, incluso desde ministerios.

El rol de Keiko

Keiko Fujimori mantendrá el control de su bancada parlamentaria, con una importante fuerza negociadora y el respaldo del 50% de la población, lo que le permitiría colocar en agenda incluso la concesión de arresto domiciliario de Fujimori padre, quien desde 2009 cumple una condena de 25 años por crímenes de corrupción y lesa humanidad.

Esa posibilidad ya había sido planteada por el propio PPK.

Keiko vio debilitar su candidatura en los últimos días debido a vinculaciones de su entorno más cercano con denuncias por casos de corrupción, lavado de dinero y narcotráfico.

Sus adversarios instalaron la idea que, si ella ganaba, se institucionalizaba un "narcoestado" y retornaba el fujimorismo, 16 años después de que su padre huyera a Japón y renunciara por fax a la presidencia, poniendo fin a su gobierno de diez años.

"Tenemos la gran responsabilidad de establecer diálogos y consensos sin odios", dijo la fujimorista Salgado.

Keiko reconstruyó su imagen pública buscando transmitir nuevos valores en un intento de distanciarse de la autocracia de su padre, quien el 5 de abril de 1992 dio un autogolpe con el que cerró el Congreso y tomó el control de las instituciones del Estado reeligiéndose dos veces en la presidencia.

Unas elecciones históricamente reñidas

Luego de conocer los resultados del conteo rápido de dos firmas privadas que también lo favorecen, Kuczynski salió de su casa, en el barrio más rico de Lima, y se dirigió al local de campaña de su partido Peruanos por el Kambio donde saludó desde un balcón a sus miles de seguidores que lo esperaban cantando huaynos, la música tradicional de los Andes.

"Tenemos que ser vigilantes para que no nos roben los votos en la mesa", dijo Kuczynski con voz afónica. Lo acompañaban su esposa estadounidense, Nancy Lange, y sus dos vicepresidentes Martín Vizcarra, un exgobernador y Mercedes Araoz, una exministra de economía y comercio exterior. "Vamos a poder gobernar el Perú hacia un horizonte brillante, te quiero Perú".

Fujimori bajó del hotel cinco estrellas capitalino donde se alojó desde la mañana y dijo por la noche a sus miles de seguidores que los dos resultados del conteo rápido simplemente mostraban "un empate técnico" con su rival.

"Vamos a esperar con prudencia porque toda la noche llegarán los votos de las regiones, del extranjero y el voto rural del Perú profundo", dijo la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori con voz enérgica mientras sus simpatizantes con banderas de color anaranjado le gritaban "vamos Keiko vamos, hasta presidenta no paramos".

En la mañana tras sufragar, el presidente saliente Ollanta Humala destacó que el próximo gobierno será la cuarta gestión democrática de forma consecutiva en la historia de Perú que no es interrumpida por un golpe militar desde la independencia de España en 1821.

En los últimos días Kuczynski, de 77 años, abandonó su habitual parsimonia y atacó con dureza a Fujimori, de 41 años, ligándola con la corrupción.

"El narco-estado nos va a matar a todos... necesitamos un gobierno limpio desde arribita hasta abajito", dijo durante el cierre de su campaña en una zona de clase media en Lima. Añadió que combatirá "el narcotráfico y las conexiones dudosas de esa gente con la política".

La referencia no era sólo a los lazos del padre de su rival -Alberto Fujimori- con la corrupción y los escuadrones de la muerte, por los que está sentenciado a 25 años de cárcel, sino un intento de llamar la atención sobre los escándalos del partido de Fujimori, entre ellos un informe periodístico que señala al importante donante de su campaña y secretario general, Joaquín Ramírez, como investigado por la DEA.

Para muchos, esta elección presidencial es un referendo al mandato de Alberto Fujimori.

El compañero de fórmula de Keikio Fujimori, José Chlimper, también está en el ojo de la tormenta tras entregar a una televisora local un audio adulterado para beneficiar a Ramírez, quien pidió una licencia. Perú es el mayor productor mundial de cocaína.

"Si Fujimori gana, la gran pregunta es si ella será capaz de controlar su partido", dijo Eduardo Dargent, politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

PPK, como se conoce a Kuczynski en Perú, también se benefició del aval en el último minuto de la excandidata izquierdista Verónika Mendoza, que participó esta semana en una manifestación de más de 30.000 personas contra Keiko Fujimori, la más numerosa desde el turbulento final del gobierno de su padre hace 16 años.

Keiko Fujimori, que fue primera dama en el gobierno de su padre (1990-2000), trató de contener el avance de su rival firmando incluso un compromiso para no usar su posible poder político y liberar a su padre. "La candidata soy yo, no Alberto Fujimori", señalaba con frecuencia.

Al mismo tiempo, se comprometió a retomar el estilo de gobierno de mano dura de su progenitor para detener el crimen, la mayor preocupación de los votantes. Entre sus propuestas está construir cárceles a más de 4.000 metros de altitud para los criminales más peligrosos.

Fujimori también trató de etiquetar a Kuczysnki -hijo de un médico polaco de origen judío y quien pasó décadas trabajando fuera de Perú- como parte de la élite blanca a la que tradicionalmente no le han interesado los pobres.

Independientemente de quién gane, Keiko Fujimori ya reconfiguró el panorama político del país. En abril, su partido Fuerza Popular ganó 73 de los 130 escaños del congreso unicameral, convirtiéndose en la fuerza legislativa más poderosa de los últimos 16 años.

Si gana su poder será mayor que el de cada uno de los presidentes que han gobernado Perú desde 2000, cuando su padre se fugó del país y renunció desde Japón luego de escándalos de corrupción que acabaron con su mandato.

Si pierde tendrá una enorme capacidad de negociación política con su disciplinada bancada y dirigirá un poderoso grupo parlamentario capaz de lograr la renuncia de ministros, impulsar o bloquear leyes e incluso impedir viajes del presidente.

Desórdenes en los comicios

Veinte personas fueron detenidas por infringir la ley electoral durante la segunda vuelta de los comicios en los que Keiko Fujimori, hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, y al exministro Pedro Pablo Kuczynski, se disputaron la Presidencia de Perú, informó hoy la Fiscalía en un comunicado.

Un primer reporte del Centro de Operaciones y Monitoreo de Elecciones de la Fiscalía, encargado de hacer un seguimiento de los incidentes ocurridos durante el desarrollo de la jornada electoral, indicó que las detenciones se registraron en nueve de las veinticinco regiones del país.

Once detenidos fueron por incumplir la ley que prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas, conocida como ley seca, en las regiones de Huancavelica y Arequipa, en los Andes del centro y sur de Perú, respectivamente, y en la provincia de Sullana, situada en la región norteña de Piura, fronteriza con Ecuador.

Con EFE, AP, BBC Mundo y AFP