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GENIO Y FIGURA

Confirman a Paul Volcker a la cabeza del Banco de la Reserva Federal.

25 de julio de 1983

La noticia produjo alivio en Wall Street y levantó críticas en los corredores del Senado, pero a medida que transcurrió la semana más y más observadores estaban firmemente convencidos que el presidente Reagan jugó la carta apropiada al redesignar a Paul Volcker a la cabeza del Banco de la Reserva Federal, FED, de los Estados Unidos. Identificado como el hombre que con sus rígidas políticas monetarias sumió al mundo occidental en la más fuerte recesión económica desde los tiempos de la gran depresión, Volcker ha hecho cientos de enemigos dentro y fuera de la admnistración como resultado de su pragmatismo e independencia.
En 1979, tan pronto fue escogido como director del FED, el economista de 55 años causó revuelo en los medios financieros al anunciar que el objetivo de la institución pasaría de controlar las tasas de interés al de reducir la tasa de crecimiento en la oferta monetaria.
Como consecuencia, en escasos 12 meses el prime rate se elevó hasta el 21%, iniciando una época en la que empresas y países debieron someterse a las condiciones que imponía el dinero caro. Las altas tasas de interés fueron determinantes para que la primera mitad de la administración Reagan estuviera marcada por el cierre de empresas y el despido masivo de trabajadores; sin embargo, el objetivo de Volcker de reducir la inflación se alcanzó y eso silenció a buena parte de sus críticos. Fue solo hasta agosto pasado cuando los controles monetarios se disminuyeron y el prime inició su descenso, devolviendo paulatinamente la confianza a empresas y consumidores.
La fuerte recuperación de la economía norteamericana vivida en lo que va corrido del año ha sido explicada parcialmente por las bajas tasas de interés y la certeza de que el porvenir se presenta despejado.
Si bien Volcker no ha sido por mucho tiempo el mejor amigo de Reagan, la decisión del Presidente tuvo por objeto alejar las especulaciones y temores que un nuevo director del FED hubiera producido. Con esto, la administración sacrifica injerencia sobre la política monetaria, pero asegura que los inversionistas sigan convencidos de que los buenos tiempos han llegado.