Home

Mundo

Artículo

El mensaje de la republicana fue borrado rápidamente, pero como internet tiene buena memoria los efectos fueron irreversibles. | Foto: AP

ESTADOS UNIDOS

En materia de moda, ¿son intocables las hijas de Obama?

Por lo visto, en Estados Unidos nadie puede meterse con los hijos del presidente. Una republicana dejó su cargo tras atreverse a comentar la vestimenta de las hijas del mandatario.

2 de diciembre de 2014

Era el día de la celebración de Acción de Gracias en la Casa Blanca. Malia y Sasha, hijas del presidente Barack Obama, acudieron al evento en el que su padre indultaría un pavo. Sasha, de 13 años, lucía unas botas negras brillantes, tenía las piernas descubiertas, un saco abierto y el pelo cogido. Malia, de 16, tenía unas medias largas negras y una falda escocesa y un saco cerrado gris.
 
Además de usar estas prendas, los camarógrafos capturaron un par de gestos que podrían interpretarse como de aburrimiento.
 
Tras ver esas imágenes, Elizabeth Lauten, jefe de prensa de un senador republicano, publicó en su cuenta de Facebook un mensaje que decía:

“Apreciadas Sasha y Malia, yo entiendo que estén en esa horrible etapa de la adolescencia, pero ustedes hacen parte de la ‘Primera Familia’, intenten mostrar un poco de clase. Por lo menos cumplan con el rol que tienen.

Por otro lado, su padre y madre no respetan mucho sus posiciones, para esos efectos, a la misma nación. (…) Actúen como si les importara estar en la Casa Blanca. Vístanse como si merecieran respeto, no como para ir a un bar deportivo, e indudablemente, no hagan caras en eventos públicos”.  
El mensaje fue borrado rápidamente, pero como internet tiene buena memoria y las redes sociales no perdonan, los efectos fueron irreversibles.
 
En Estados Unidos, meterse con los hijos del presidente, un tema mucho más delicado que en Colombia.
 
Y aunque Lauten se disculpó en público y dijo que se arrepentía de haber “criticado a las muchachas de una forma en la que jamás le hubiera gustado que se refirieran a ella cuando era adolescente”, ya era muy tarde y se vio obligada a dimitir. “Sepan que en mi corazón no hay lugar para juzgar así. Además, quiero disculparme con todos a quienes les haya hecho daño con mis palabras”, agregó. nada de eso valió.

La prensa estadounidense casi nunca se ocupa de la vida privada de la familia presidencial. Ahora, con este precedente, hacerlo sería aún más peligroso.