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| Foto: Getty Images

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Entre la cárcel y la presidencia, Lula da Silva espera el fallo que definirá su futuro

Tres jueces se encuentran reunidos para debatir si confirman la sentencia a nueve años y medio de cárcel para el popular exmandatario por corrupción y lavado de dinero. Francotiradores en azoteas, 150 cámaras de seguridad y más de 3.000 personas acampadas al aire libre demuestran el interés por lo que se decida.

Alianza BBC
24 de enero de 2018

Francotiradores en azoteas, 150 cámaras de seguridad, cientos de periodistas acreditados y más de 3.000 personas acampadas al aire libre en Porto Alegre demuestran que el interés por lo que se decida este miércoles en esta ciudad en el sur de Brasil traspasa ampliamente sus fronteras.

De hecho, lo que ocurra marcará muy probablemente el futuro de un país más dividido que nunca.

Tres jueces se encuentran reunidos para debatir si confirman la sentencia a nueve años y medio de cárcel para el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción y lavado de dinero.

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O, dicho de otra manera, determinará si Lula puede ser candidato en las próximas elecciones de octubre, en un momento en el que aparece como líder indiscutible en las encuestas de opinión.

Si bien podría apelar ante un tribunal superior en el caso de que los jueces emitan este miércoles una decisión desfavorable para él, sus ambiciones por llegar nuevamente a la presidencia de Brasil"se verían seriamente reducidas", según la corresponsal de la BBC en Brasil, Katy Watson.

"Si bien nadie sabe en qué sentido se pronunciarán los jueces, una cosa está clara: cualquiera que sea su decisión el miércoles, Brasil quedará dividido",apunta Watson.

Los jueces analizarán el recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia dictada en julio que condenaba a Lula por su presunta implicación en el caso "Lava Jato", uno de los mayores escándalos de corrupción en el país.

Esta trama, que comprende una enorme y compleja red de sobornos por contratos de compañías estatales como la petrolera Petrobras, salpicó también a otros dirigentes como el presidente Michel Temer o su antecesora Dilma Rousseff.

Aunque en el caso de Lula, de 72 años, este proceso es solo uno de los siete que acumula con la justicia.

"Estoy con la tranquilidad de los justos, de los inocentes. Dudo que los jueces que ya me juzgaron y los que van a juzgarme estén tan tranquilos como yo. Yo sé que no cometí ningún delito", volvió a defender en un acto público la semana pasada.

¿Cuáles son los escenarios posibles?

La expectación ante lo que decidan los tres jueces del Tribunal Federal Regional 4 es máxima.

Hasta la fecha, esta sala siguió una línea dura contra los sospechosos por corrupción, absolviendo a apenas cinco de los casi 80 condenados en la misma trama y confirmando —o incluso aumentando— la pena impuesta en primera instancia.

Lula, quien fuera presidente de Brasil entre 2003 y 2010, ha permanecido en libertad mientras dura el proceso de apelación.

Pero ¿cuáles son sus opciones de futuro tras la decisión judicial?

  • Si gana la apelación: si el tribunal revoca la condena, Lula no tendría problema para presentar su candidatura a las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Aunque enfrenta acusaciones en otros seis casos, su magnitud no hace peligrar tanto su capacidad de concurrir a los comicios.
  • Si confirman su condena por unanimidad: si los tres jueces del tribunal coinciden en su decisión de ratificar la condena, aumentaría la probabilidad de que Lula no pueda ser candidato. Sus abogados podrían pedir una explicación de la sentencia cuestionando la forma del fallo, pero el proceso concluiría en solo unas semanas.
  • Si confirman su condena sin unanimidad: si la ratificación fuera por dos a uno, el expresidente tendría más opciones de apelar cuestionando los puntos en que los jueces no se pusieron de acuerdo. Este proceso ante un panel de varios miembros de la misma corte retrasaría de cuatro a siete meses un fallo definitivo, lo que permitiría a Lula registrar su candidatura presidencial antes de que se resuelva el caso judicialmente.
  • Si confirman su condena tras registrar su candidatura: el Partido de los Trabajadores de Lula puede presentar un candidato de reemplazo hasta 20 días antes de las elecciones.
  • Si apela ante un organismo superior: si el se confirma su condena, Lula podría apelar ante la Corte Superior de Justicia y, después, ante la Suprema Corte. Sin embargo, este recurso no suspendería su inelegibilidad de cara a las elecciones.

Profunda división en las calles

Lo cierto es que el Partido de los Trabajadores asegura no plantearse un escenario en el que la justicia ratifique la condena de Lula.

"No existe ‘plan B‘. No somos nosotros quienes resolveremos esta contradicción, es una contradicción entre el hecho de ser inocente y estar siendo acusado", dijo la expresidenta Dilma Rousseff este martes en Porto Alegre.

El litigio en los tribunales se trasladó también a las calles, donde miles de simpatizantes y detractores de Lula programaron diversos actos.

Sus actividades serán vigiladas de cerca por un amplio dispositivo policial desplegado en la zona ante el temor de que se registren enfrentamientos.

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Miles de personas llegaron en caravanas de distintos puntos del país y, tras manifestarse por las calles de Porto Alegre, este martes fueron autorizadas a acampar en una plaza del municipio mientras esperan la decisión del tribunal.

Confían en que la justicia retirará los cargos —que, en su opinión son puramente políticos— contra Lula, a quien defienden como gran conocedor de la lucha de clases, el racismo y la desigualdad existentes en el país.

"O Lula es candidato o vamos a salir a las calles. No aceptaremos ninguna intrusión en la democracia de Brasil", dijo uno de los líderes del Partido de los Trabajadores, Cleiton Leite Coutinho.

Frente a este apoyo, sin embargo, existen miles de detractores de Lula que dan cuenta de la profunda división existente en Brasil.

Tome Abrach, uno de los líderes del movimiento Nas Ruas (En Las Calles), que jugó un papel clave en las manifestaciones que exigieron la salida de Rousseff antes de su proceso de impeachment en 2016, cree que Lula es el símbolo de todo lo que va mal en la política brasileña.

"Estamos hartos y cansados de la clase política de Brasil, no podemos soportarlo más", le dijo a la BBC.

No se define fanático del presidente Temer, pero cree que enviar a prisión a Lula sería una buena forma de que Brasil pueda pasar página en política.

"Tenemos que unir nuestra sangre y espíritu brasileños, tenemos que creer en Brasil y hacer lo que nos corresponde. Solo necesitamos personas íntegras que sepan cómo dirigir nuestra nación de la manera que se merece", aseguró Abrach.

Esta confrontación es visible también en las encuestas. Lula es el candidato favorito para ganar las elecciones de octubre, con un 36% de los apoyos, según datos de diciembre del instituto de investigación Datafolha.

Sin embargo, en el mismo estudio, un 39% de los votantes mostraba su rechazo al expresidente.