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Para Shifter, los militares de Estados Unidos y de Brasil no han mostrado el menor interés en una acción contra Venezuela. | Foto: francisco arteaga

ENTREVISTA

“Maduro todavía tiene recursos para resistir”

Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, uno de los centros de pensamiento más importantes sobre América Latina, habló con SEMANA sobre el futuro del gobierno de Nicolás Maduro y los recientes movimientos en la región.

9 de enero de 2019

SEMANA: El 10 de enero Nicolás Maduro toma posesión para un nuevo mandato que el Grupo de Lima acaba de desconocer y en un aislamiento regional casi total. ¿Cómo ve el futuro del mandatario venezolano?

Michael Shifter: Maduro está muy aislado, pero le quedan aliados. En America Latina tiene a Bolivia, Nicaragua y Cuba. Y México, aunque no es aliado, no parece que vaya a tomar una posición muy dura. A nivel internacional tiene a Rusia y a China, sobre todo, que todavía le dan un poco de oxígeno. Puede esperarse un escenario internacional con más presión diplomática, con sanciones más duras y con más coordinación entre países latinoamericanos y la Unión Europea. Hasta el momento la presión y las sanciones no han tenido mayor impacto, por lo que no descarto la posibilidad de que vaya a durar. Mucha gente ha subestimado su capacidad de resistir, pero todavía tiene recursos para hacerlo.

Semana: Y sigue siendo poderoso a nivel interno…

M.S.: No tiene casi oposición porque esta tiene miedo, está agotada o se ha ido del país. Y la cúpula militar parece que todavía le es leal, por lo que su posición interna parece segura.

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Semana: ¿Qué lo sostiene?

M.S.: Las cúpulas altas del Ejército tienen mucho en juego en el régimen. Es un régimen autoritario, pero también depende mucho de la criminalidad, incluyendo el narcotráfico y otras actividades ilegales que benefician a mucha gente en las fuerzas armadas al más alto nivel.

"El principal objetivo de Maduro es mantenerse en el poder, no alimentar a la gente".

Semana: ¿El régimen se hace el de la vista gorda con la corrupción?

M.S.: No solo eso, es parte de la corrupción. Es el tipo de Estado que beneficia a la cúpula con ella. En Venezuela hay mucho dinero, pero solo para los que gobiernan.

Semana: ¿Qué implicaciones tiene el pronunciamiento del Grupo de Lima?

M.S.: El hecho de que el Grupo de Lima no reconozca el gobierno no es nuevo. Desde las elecciones del 20 de mayo no lo hacen. El pronunciamiento era muy predecible, como lo es la reacción del gobierno de Maduro. Después del 10 de enero solo veo continuidad: el Grupo de Lima seguirá siendo el Grupo de Lima y Maduro seguirá siendo Maduro.

Nicolás Maduro cuenta con el apoyo de China y Rusia, que tienen buenos motivos para que permanezca en el poder.

Semana: El secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo acaba de visitar Brasil y Colombia, donde insinuó la creación de un frente común de países para restaurar la democracia en Venezuela. ¿Hasta dónde cree que pueda llegar Estados Unidos en ese tema?

M.S.: El tema principal de Washington hacia América Latina es Venezuela. [John] Bolton (Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca) ha hablado de la troika de la tiranía conformada por Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde ven a Venezuela como el desafío principal. Creo que primero van a tratar de formar una alianza con gobiernos afines, entre ellos Colombia y Brasil, y a intensificar las sanciones. Ya han experimentado con varias sanciones al sistema financiero y puede haber más. Están considerando todas las opciones, entre ellas cortar la compra de petróleo, aunque todavía hay un debate sobre lo que eso implicaría.

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Semana: ¿Cuál es el interés de China, Rusia y Turquía en Venezuela?

M.S.: Hay varios. Para China, el interés principal es económico. Ya le ha prestado a Venezuela más de 65.000 millones de dólares a cambio de petróleo. Ha hecho una gran apuesta allí y tiene mucho en juego. Hasta ahora el gobierno chino, a pesar de estar muy preocupado por la situación de Venezuela y decepcionado de Maduro, lo ve como una carta de estabilidad, porque temen un cambio violento o caótico. Rusia, por su parte, tiene un propósito más geopolítico que económico. No tiene los recursos ni la capacidad de China para prestar o invertir, pero quieren posicionarse en el patio trasero de Estados Unidos para proyectar fuerza y presencia. También está la venta de armas de Rusia a Venezuela. Lo de Turquía también lo veo como una jugada geopolítica: si Estados Unidos tiene presencia en Oriente Medio, ellos quieren tener presencia en América Latina.

No tiene casi oposición porque esta tiene miedo, está agotada o se ha ido del país. Y la cúpula militar parece que todavía le es leal, por lo que su posición interna parece segura.

Semana: Tener ahora de vecino a un mandatario tan incendiario como Jair Bolsonaro en Brasil, apoyado por otro incendiario como Donald Trump, ¿cree que puede provocar una intervención militar en Venezuela?

M.S.: Es cierto que hay dos incendiarios en Brasil y Estados Unidos, por lo cual es muy difícil predecir. Felizmente, hasta ahora, en el caso de Trump sus mayores agresiones son retóricas en la mayoría de los temas. Bolsonaro tiene una retórica muy agresiva, pero no sabemos cómo se va a expresar eso en sus acciones. La buena noticia es que el factor que podría evitar un enfrentamiento son los propios militares brasileños y estadounidenses, que no han mostrado ningún interés en promover una acción militar en Venezuela. No imagino que Trump vaya a sacar las tropas de Siria para ponerlas en Venezuela.

Semana: ¿Un manejo adecuado del petróleo, sumado a la ayuda de los países ya mencionados, cree que podría mitigar la carestía que sufre el pueblo venezolano?

M.S.: No creo que eso se vaya a revertir. El objetivo principal de Maduro con esas alianzas es mantenerse en el poder, no alimentar a su gente. No ha mostrado mucha preocupación por el hecho de que sus ciudadanos estén abandonando el país y muriendo de hambre.

Semana: ¿Cuál cree que debería ser la hoja de ruta para restaurar la democracia en Venezuela?

M.S.: Lo preferible sería que fuera a través de una solución negociada, pero bajo condiciones correctas y términos serios. El llamado diálogo no funcionó, porque el gobierno está en una posición de mucho poder y la oposición no tiene ninguno. Hay que buscar debilitar al gobierno con medidas que se están tratando de implementar y buscar la manera de crear una oposición más coherente y con líderes legítimos.

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Semana: Pero eso se ve muy lejano…

M.S.: Sí. No va a pasar ahora, tomará tiempo. El otro escenario es que haya una implosión del mismo régimen. Eso puede generar un tipo de cambio, pero también es posible que cambien a Maduro, sin que eso signifique un cambio de régimen.

Semana: ¿En qué queda la izquierda latinoamericana después de la caída del modelo bolivariano?

M. S.: Hay que reconocer que esa izquierda del ALBA duró mucho tiempo. Y se benefició de los precios de los commodities y la creciente presencia de China en muchos países. La caída de la izquierda también está vinculada con la economía: la fiesta ya terminó y con ello la capacidad de llevar a cabo programas sociales. Y la gente después de una ola de izquierda o de derecha tan larga se cansa. El Partido de los Trabajadores (PT) duró en Brasil 12 años, Correa una década en Ecuador, al igual que los Kirschner en Argentina. La izquierda tiene ahora el reto de reconstruirse. Pero los que piensan que se acabó en América Latina y que no volverá a aparecer están equivocados. La izquierda está en un punto muy bajo, ha perdido mucha fuerza, pero si los gobiernos más conservadores de derecha no tienen éxito, la izquierda va a estar ahí para reemplazarlos. Si Bolsonaro o Duque son un desastre, ¿quién cree que va a ocupar ese espacio?