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Ni Brasil ni Argentina: estos son los 3 países de Sudamérica con mayor libertad económica, según Economic Freedom of the World 2025
En el caso de Colombia, por ejemplo, enfrenta críticas por la rigidez normativa en algunos sectores.
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El informe Economic Freedom of the World 2025, elaborado por el Fraser Institute, reveló un panorama contrastante para Sudamérica. La medición, que evalúa variables como el tamaño del gobierno, el sistema legal, la estabilidad monetaria, la apertura comercial y la regulación, mostró que la región avanza a distintas velocidades en materia de libertad económica, con resultados que dejan tanto sorpresas como confirmaciones de problemas estructurales.
De acuerdo con la lista global, Chile se ubicó en el puesto 26, consolidándose como el país sudamericano con mayor grado de libertad económica. Le siguieron Perú en la posición 51 y Uruguay en el lugar 54, configurando el grupo de los tres más competitivos de la región.
Según el estudio, estas naciones presentan marcos regulatorios más predecibles, sistemas monetarios relativamente estables y mayor seguridad jurídica, factores que les permiten atraer inversión y proyectar un entorno de crecimiento sostenible.
Por debajo de ese bloque se ubicaron Paraguay (60), Ecuador (66), Colombia (69) y Bolivia (82), con desempeños intermedios que reflejan tanto fortalezas parciales como debilidades persistentes. Colombia, por ejemplo, enfrenta críticas por la rigidez normativa en algunos sectores y la percepción de falta de independencia en su sistema judicial, lo que limita su competitividad pese a su tamaño económico.

La situación más crítica recae sobre Brasil, Argentina y Venezuela, todos en posiciones rezagadas del listado global.
A pesar de ser la mayor economía de Sudamérica, Brasil descendió hasta el puesto 87, muy por debajo de su potencial. El informe señala que la excesiva carga regulatoria, la compleja burocracia y las trabas laborales limitan la productividad del país y afectan la competitividad de su sector privado. Aunque mantiene una base industrial robusta y un mercado interno considerable, el exceso de intervencionismo frena su capacidad para escalar posiciones en el ranking.
El caso más alarmante de la región es Argentina, que se situó en el puesto 159, entre los últimos del listado global. La inflación crónica, la intervención estatal y la volatilidad cambiaria explican su caída. El informe destaca la falta de confianza en las instituciones monetarias, ejemplificada en la reciente venta de US$678 millones por parte del Banco Central para frenar la devaluación del peso, mientras que el Tesoro adquirió US$1.735 millones con el objetivo de sostener las reservas.

En paralelo, el presidente Javier Milei emprendió un viaje a Estados Unidos para buscar respaldo financiero, en medio de una situación económica que refleja presión cambiaria, déficit fiscal y deterioro institucional.
Finalmente, Venezuela aparece en el lugar 165, prácticamente en el cierre de la clasificación mundial. El informe atribuye este resultado a los controles estatales severos, la hiperinflación, la corrupción sistémica y la falta de independencia judicial, elementos que restringen cualquier posibilidad de mejorar su entorno de negocios. Aunque sectores como hidrocarburos y minería han mostrado cierto repunte, la falta de reformas estructurales impide que la economía logre estabilidad.
El Fraser Institute concluye que las diferencias institucionales y regulatorias explican la gran dispersión en los resultados sudamericanos. Mientras Chile, Perú y Uruguay consolidan posiciones que les permiten competir en el escenario global, países como Argentina y Venezuela se hunden en crisis recurrentes que limitan las libertades económicas de sus ciudadanos.