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En su intervención, Barack Obama se refirió a las dolorosas escenas que se han vuelto comunes en las zonas afectadas, donde la gente se está muriendo en la calle. | Foto: Foto: A.F.P.

EPIDEMIA

Obama versus el ébola

El presidente de Estados Unidos abrió un nuevo frente de batalla contra un enemigo que está arrasando con África Occidental, y que podría tener repercusiones en todo el mundo.

20 de septiembre de 2014

Menos de una semana después de haber lanzado una ofensiva mundial contra los terroristas de Isis en Oriente Medio, Barack Obama dijo el martes pasado que enviaría al Ejército de su país a otra región del planeta. Se trata de África Occidental, donde la epidemia de ébola desatada en marzo ha dejado, según el último informe de la OMS, 2.622 víctimas fatales y más de 5.330 personas infectadas, así como varias fronteras cerradas y los sistemas de salud de tres países desbordados.

En su mensaje desde el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, en Georgia, el mandatario entregó un mensaje sombrío. “El ébola se ha disparado sin control, está empeorando y se está extendiendo rápida y exponencialmente”, dijo. Esa observación responde al hecho de que cerca de la mitad de las personas que padecen la enfermedad la han contraído en las últimas tres semanas, por lo que se esperan muchísimas más infecciones y decesos en los próximos meses.

Para enfrentar la epidemia, el presidente trazó una estrategia rica en detalles y cifras, que incluye desplegar 3.000 militares, instalar 1.000 camas, crear un fondo que rondará los 500 millones de dólares, abrir un puente aéreo para encaminar la ayuda humanitaria, construir 17 centros de tratamiento en Monrovia (la capital de Liberia) y enviar personal médico para formar semanalmente a unas 500 personas para que ayuden técnicamente a cuidar a los enfermos.

En su mensaje, el presidente también reconoció que las posibilidades de que la enfermedad llegue a su país son “extremadamente bajas” y se mostró confiado en que las instituciones sanitarias de su país podrían controlar cualquier caso. Un mensaje directo para la opinión pública de Estados Unidos, donde según una encuesta realizada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard el 40 por ciento de la población considera probable que se produzca un brote de la epidemia. Sin embargo, Obama advirtió que la epidemia puede dejar “cientos de miles de personas infectadas, con profundas implicaciones políticas, económicas y de seguridad para todos nosotros”.

Y, en efecto, según un informe publicado por el Banco Mundial (BM) el miércoles, el impacto del brote es grave y podría ser “catastrófico”, pues si no se controla, podría causar muchos miles de muertos, no solo de ébola sino por la imposibilidad de tratar otras enfermedades al mismo tiempo, descarrilar definitivamente el exitoso proceso de recuperación económica que venían experimentando los países afectados y poner en grave peligro su frágil estabilidad política.

Como le dijo a SEMANA Mead Over, analista sénior del think tank Center for Global Development y uno de los autores del informe del BM, “el principal peligro es que la actual epidemia destruya la fe de la gente en los gobiernos de sus países, que actualmente tienen buenas perspectivas de crecimiento pero que, por acabar de salir de importantes conflictos, siguen siendo particularmente vulnerables. Si el brote sigue expandiéndose al ritmo que viene haciéndolo, la situación en esos países puede desembocar un desorden social generalizado y convertirlos en Estados fallidos, como lo son Somalia, Irak o Siria. Y como sucedió en Oriente Medio, en su desesperación la gente podría ver con buenos ojos que elementos extremos tomen el control”.

Aunque la guerra de Obama contra el ébola es de una naturaleza muy distinta de la que ha emprendido contra los terroristas de Isis, lo cierto es que cada una a su manera representa una amenaza mundial que puede tener repercusiones económicas sociales y políticas desconocidas.