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EMIRATOS ÁRABES

La princesa fugitiva

Un exespía francés, una periodista finlandesa y un yate interceptado en aguas internacionales rodean la misteriosa desaparición de Sheikha Latifa, la hija del hombre más poderoso de Emiratos Árabes.

2 de junio de 2018

“¡Ayuda, por favor! ¡Hay hombres afuera, están disparando!”. Ese fue el último mensaje que envió a una ONG británica la princesa Latifa antes de desaparecer. Estaba a menos de 80 kilómetros de llegar a India, cuando un grupo de hombres armados abordó el yate en que viajaba y se la llevó. Nadie la ha vuelto a ver desde entonces.

Sheikha Latifa al Maktoum es la hija del primer ministro emiratí, Mohammed bin Rashid al Maktoum. Tiene 32 años y desde los 15 ha intentado escapar de su padre, para ella el peor criminal del mundo. El 20 de febrero emprendió su última huida. Junto a su amiga y periodista finlandesa, Tina Jauhiainen, Latifa recorrió cerca de 500 kilómetros en carro desde Dubái hasta llegar a la capital y puerto de Omán, Mascate. Ahí tomaron un bote para llegar a aguas internacionales en donde las esperaba el exagente de inteligencia francés Jean-Pierre Hervé Jaubert.

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Latifa era consciente de lo peligroso que era su plan. No era la primera vez que ella o alguna de sus hermanas intentaba escapar. En 2001, Shamsa al Maktoum, otra de las hijas del emir, intentó huir y llegó a Londres. En plena capital británica hombres armados la secuestraron y la llevaron de nuevo a Dubái. Desde entonces está encarcelada en uno de los palacios reales, bajo fuertes medicamentos y acompañada 24 horas por un psiquiatra y un grupo de enfermeras. Al año siguiente, Latifa quiso seguir el ejemplo de su hermana, pero solo alcanzó a llegar hasta la frontera con Omán donde fue detenida. Pasó tres años y cuatro meses en prisión, en confinamiento solitario y sometida a fuertes golpizas y constantes torturas.

Le tomó más de una década volver a huir. Supo de la existencia de Jaubert por un libro que el francés escribió en 2010 titulado Escapé de Dubái. En él, el exespía relata cómo usando una burka y un equipo de buceo logró salir de Emiratos Árabes Unidos durante la época de crisis financiera. Latifa lo contactó y junto a Tina idearon el nuevo plan, no sin antes llamar a un abogado de inmigración y a Human Rights Watch para que sirvieran de garantes por si algo malo sucedía. Y así fue.

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A bordo del Nostromo, un velero de bandera estadounidense, Latifa y sus cómplices navegaron hacia la costa india hasta que los interceptaron la guardia costera y embarcaciones emiratíes. Amordazaron e intimidaron al resto de la tripulación y se llevaron a la princesa y al exespía de nuevo a casa. Casi tres semanas después liberaron a Jaubert y le permitieron salir de Emiratos junto a su bote.

Sin embargo, además de la ONG, Latifa tenía otro seguro de vida. Luego de su de-saparición, sus amigos publicaron un video que la princesa había grabado antes de emprender la huida. “Si están viendo esto, es porque estoy muerta o algo muy malo me pasó”, aseguró Latifa durante los primeros minutos de locución. En él explica que está a punto de empezar una travesía hacía la libertad, lejos de un país donde las mujeres no tienen derecho sobre su vida y a kilómetros de distancia de su padre, un ser humano repugnante, responsable de muchos muertos y al que solo le importa su reputación.

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El video y el testimonio de los dos acompañantes del velero despertó la preocupación internacional. Después de varios meses de presiones, las autoridades emiratíes sacaron un comunicado en el que aseguraron que Latifa está con su familia y que todo esto no era más que una trama para manchar la buena imagen del país. Aunque el abogado de inmigración mantiene la esperanza de volver a ver con vida a la princesa, lo cierto es que incluso preguntar por el tema se ha vuelto peligroso.