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TERROR EN EL BARRIO 18

Entre hipótesis exóticas la Policía de París sigue sin saber quién está matando las ancianas de la ciudad

24 de diciembre de 1984

La historia ha guardado con especial esmero a los asesinos masivos de mujeres jóvenes y bonitas: Jack "el destripador" se volvió leyenda a finales del siglo pasado después de degollar a media docena de niñas londinenses; el "asesino de Yorkshire" hizo carrera hace cuatro o cinco años, con una "cruzada" personal que dio cuenta de cerca de una decena de jóvenes en esa región de Inglaterra; en Estados Unidos, se producen periódicamente maniáticos de calibre semejante. En cada caso, la imaginación popular se ha encargado de adobar aun más los hechos, de añadir detalles y víctimas, como si violar y degollar a 4 o a 6 o a 9 mujeres no alcanzara a ser lo suficientemente espeluznante.
Hasta ahora, el terror que pueden producir las cadenas de asesinatos de,menciales, se había mantenido así, más o menos circunscrito a la población joven femenina, en diferentes épocas y regiones. Con las mujeres viejas sólo se había metido Dostoievski, y su personaje sólo mató a dos, "sólo" porque esta vez la realidad parece haberse decidido a superar con creces a la literatura, y el número de ancianas asesinadas en París, durante estos meses de octubre y noviembre, asciende ya a nueve.
La serie de muertes comenzó el 4 de octubre, con el descubrimiento de madame Germaine Come-Tanquji, 70 años, artista-pintora, estrangulada con la ayuda de una cinta de cuero, en su domicilio en el barrio 12. El 5 de octubre la siguió Anne Barbier, 83 años, encontrada muerta en la calle Saulnier, en el barrio 9. Después, las víctimas se centraron en el barrio 18.
Iona Seigaresco, 84 años; Suzanne Foucault, 89 años; Alice Benaim, 84 años; Marie Choy, 80 años; María Mico y Cifre, 75 años. Todas ellas fueron atadas, amordazadas y golpeadas antes de ser estranguladas o apuñaladas.
¿Por que? La policía no parece saber todavía gran cosa: ningún objeto de valor fue robado; ninguna puerta forzada. El o los asesinos habrían elegido a sus víctimas mientras éstas hacían compras en el barrio. Después las habrían seguido a sus apartamentos y las habrían atacado a la entrada.
Todo, aparentemente, por lo que pudieran llevar encima en efectivo. Las medidas de seguridad se han redoblado en el 18. Hacia fines de mes, cuando se recogen los pagos de pensión, las oficinas de correo son vigiladas con especial atención. Sin embargo, la inseguridad en el Barrio 18 empieza a ser proverbial. "Hay 35. 000 personas de edad en el sector", dice un comisario de policía. "No podemos acompañarlos a todos a sus casas. No podemos estar en todas partes".
El miedo crece como reguero de pólvora. Los viejos se agrupan para tomar el sol: grupos hasta para hacer las compras. Ante todo, no quedarse solo un momento. Algunos, pese a la edad, empiezan a pensar en mudarse.
Entre tanto, la brigada criminal sigue buscando pistas, tratando de "leer" en la similitud de los crímenes, de descifrar la cadena. Y en medio del desconcierto, las teorías llegan a ser, cuando menos, exóticas. La cronología de los crímenes, hasta donde ha podido ser establecida dado que todos los cuerpos han sido encontrados tardíamente, señalan dos períodos de acción de los asesinos: el primero a principios de octubre, y el segundo hacia el final del mes y los principios de noviembre, las dos series de asesinatos le han parecido suficientes al Procurador de la Republica en París, señor Michel Jeol, para evocar la hipótesis de uno o varios asesinos "actuando bajo la influencia de los cambios de luna". Menos exótica y más peligrosa, otra hipótesis apunta hacia los extranjeros, inmigrados árabes y africanos que habitan en el sector. El diario Le Figaro, cuidándose de lanzar acusaciones, naturalmente, no duda en incluir a renglón seguido después de enumerar a las víctimas, una descripción del barrio en términos del número de extranjeros que concentró. Otros, están seguros de que se trata de jóvenes buscando dinero para droga.
"Lunáticos", "drogados" "desempleados", lo cierto es que por ahora nadie duerme tranquilo en el 18.
La última víctima, madame Paul Victor, fue encontrada el 12 de noviembre. Probablemente fue asesinada unos cinco o seis días antes. Y todo parece indicar que la Policía aún no ha podido encontrar la punta del ovillo. -
María Clara Rueda, corresponsal de SEMANA en París -