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Chile se unió en torno al drama de sus mineros y su posterior rescate. | Foto: AP

Todo Chile celebra el final feliz del histórico rescate

El país austral estalló en júbilo cuando Luiz Urzúa, el jefe de los mineros, llegó a la superficie tras el ascenso de la cápsula Fénix. Fue el final de la operación de rescate San Lorenzo

13 de octubre de 2010


Todo Chile celebró la noche de este miércoles el final feliz del mayor cautiverio subterráneo de la historia, que terminó a las 21.55 hora local (00.55 GMT del jueves) con la salida del último minero a la superficie.

Cientos de chilenos tomaron las calles de las principales ciudades del país que se tiñeron de los colores de la bandera chilena en una explosión de júbilo que lo inundó todo.

En Santiago, apenas unos minutos después de que el topógrafo Luis Urzúa, el último minero atrapado, saliera de las profundidades de la mina, cientos de chilenos empezaron a llegar a la céntrica Plaza Italia, a la que suelen acudir los santiaguinos para celebrar los triunfos deportivos.

Bajo una lluvia de confeti y con bocinazos de fondo, los chilenos saltaban y gritaban agitando la bandera nacional y entonando el ya famoso "ceachei" para celebrar el triunfo.

"Mineros supersónicos" o "Fuerza mineros" eran algunos de los mensajes que podían leerse en las decenas de pancartas que se desplegaron.

Las celebraciones se siguieron en diferentes ciudades a lo largo del país, entre las que se cuentan Linares, Punta Arenas, Talca, La Serena y Osorno, entre otras.

Destacaron los festejos de la norteña ciudad de Copiapó, a tan sólo 45 kilómetros de la mina San José, desde donde miles de personas siguieron en directo el rescate a través de pantallas gigantes que fueron instaladas en plazas y parques.

La ciudad, que componen más de 200 mil personas, se convirtió en "un verdadero carnaval", tras la salida exitosa de los 33 mineros atrapados desde el pasado 5 de agosto.

Este momento era ansiosamente esperado por Chile y el mundo entero después de que el pasado 22 de agosto los obreros hicieran llegar a la superficie un papel en el que se leía en letras rojas: "Estamos bien en el refugio los 33".