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UNAS ELECCIONES EXOTICAS

El régimen del general Gregorio Alvarez abre un período electoral que culminaría en 1984.

6 de diciembre de 1982

Tres partidos políticos realizarán el 28 de noviembre próximo, unas muy particulares elecciones con el objetivo de prepararse para las presidenciales previstas por el gobierno militar para noviembre de 1984.
Aunque el interés de los uruguayos por este proceso no es muy grande, dado que el procedimiento inventado por las autoridades no refleja las tradiciones políticas del país, los partidos Blanco, Colorado y Radical Cristiano ultiman en estos días los detalles de los novedosos comicios de este mes.
Se trata de elecciones internas de estos tres partidos, los únicos reconocidos por el actual gobierno, en las que podrán participar no sólo los afiliados a dichas agrupaciones, sino todos los ciudadanos del país. El primer paso será elegir las convenciones nacionales; después éstas deberán designar los órganos directivos de sus partidos y éstos, por último, elaborarán las listas de sus candidatos a la presidencia, la vicepresidencia y el senado para las elecciones de 1984.
Ideado por el régimen, este sistema obstaculiza de hecho la creación de nuevos partidos, al tiempo que patrocina la diversificaclón de corrientes internas en cada partido, favoreciendo así su dispersión ideológica. Los observadores locales señalan que lo que pretende con esto el gobierno es evitar que el pluralismo político que hoy exige la sociedad uruguaya sea expresado --como ocurre en otro países-- en términos de una competencia interpartidaria, y se convierta, más bien en un fenómeno intrapartidario.
Así pues, el electorado votará el 28 no por los tres partidos individualmente considerados, sino por listas representativas de las corrientes internas de cada partido, llamadas en Uruguay "lemas" . La lista que resulte más votada acumulará en su favor los votos emitidos para todas las demás. Expirado el término para inscribir tales listas, fueron contabilizadas 173 por la Corte Electoral, incluidas 153 del partido Colorado (de orientación liberal), 102 por el Blanco (de orientación conservadora) y 18 por el Radical Cristiano (una escisión de derecha de la Democracia Cristiana).
Los demás partidos, como el Demócrata Cristiano, el Partido Nacional y otros menores de izquierda, están excluidos del proceso por orden del gobierno militar del general Gregorio Alvarez. Sin embargo, este tipo de elecciones y su significado ha comenzado a suscitar un debate, del que han surgido tres posiciones respecto de las respuestas posibles al llamado a las urnas. La primera dice que se debe participar mediante un voto positivo en favor de la lista que cada ciudadano prefiera; la segunda pide abstención y la tercera insiste en que se debe participar mediante el voto en blanco. Los que proponen la abstención señalan que la población no se siente representada por el espectro de las fuerzas políticas reconocidas. Pero contra esa tesis han surgido los que explican que abstenerse sería como "apoyar implícitamente" el régimen actual. Julio Mario Sanguinetti, dirigente del partido Colorado, sostuvo por ejemplo, que "una respuesta electoral magra debilitaría a los partidos y en consecuencia a la salida democrática". Por su parte el general Líber Seregni, candidato presidencial por el izquierdista Frente Amplio en las últimas elecciones presidenciales de 1971, pidió a la izquierda que votara en blanco, como forma de manifestar la discrepancia con la exclusión de los demás partidos. Seregni se encuentra preso desde julio de 1973, luego de que fuera capturado durante una manifestación de protesta realizada en Montevideo, pocas semanas después de que los militares asumieran el poder en junio de ese año.
El propósito de fondo de los militares, acosados por una crisis económica seria, es el de disponer, gracias a las elecciones propuestas, de "interlocutores válidos", para discutir en 1983 los términos de una nueva constitución. Sin embargo, el esquema de poder que han dado a conocer desde ahora incluye la participacion de las Fuerzas Armadas en el futuro gobierno, para cumplir un papel de "asesoramiento y apoyo para el logro de los objetivos fundamentales" según declaró el 14 de septiembre el comandante en jefe de la Marina uruguaya, vicealmirante Rodolfo Invidio.
Ante esas perspectivas los dos partidos mayores, el Colorado y el Blanco, anunciaron la posibilidad de fusionarse para crear un tercer gran partido político que incluya también los sectores disidentes de esas dos formaciones. Néstor Bolentini, un coronel consejero de Estado y hombre de confianza del Presidente Alvarez, saludó la iniciativa y declaró que la nueva colectividad --que algunos llaman "el partido del proceso"- estaría orientada a ganar un gran apoyo popular para "salvaguardar la democracia", ya que una elección como la de 1971, en la que el ganador lo fue gracias a escasos 10 mil votos, no conduciría a una "democracia estable, como la que requiere el país".