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AMNISTIA: EL ULTIMO SUSPIRO

Un posible nuevo acercamiento con la guerrilla podría congelar la crisis interna de la Comisión de Paz y darle un nuevo aliento a la amnistía

11 de julio de 1983

Parecía ser el último derrumbe que le faltaba. Hacía un mes y medio que la Comisión de Paz no se reunía, y las últimas veces que lo hizo no logró juntar sino a 12 de sus 40 integrantes. Finalmente, éstos se enteraban por la prensa de que su presidente, Otto Morales, se retiraba y de que Belisario Betancur aceptaba su renuncia. La carta de Morales Benítez explicando sus razones resultó ser un monumento al sofisma. Evasiva en todo sentido, en su frase más directa denunciaba, sin especificar, a los "enemigos agazapados de la paz ". Cada quien interpretó como quiso: para muchos, tales enemigos eran los militares, para los militares -tal como dijo el General Lema Henao en un discurso en Medellín- eran los guerrilleros, para el presidente Betancur eran los burocratas que obstaculizan los trámites.
De tiempo atrás, un sector liberal dentro de la Comisión venía atacando los métodos personalistas de Otto Morales, a quien acusaba de moverse a espaldas de la Comisión, más como individuo -e inclusive más como potencial candidato presidencial, llegó a rumorarse dentro de la opinión pública- que como miembro de un organismo. Internamente se decía que la función de los demás se había reducido a arreglar el altar donde Otto Morales oficiaba la misa. La manera como fue presentada la renuncia reforzó este sentimiento, que Alfredo Vásquez Carrizosa resumió hablanda del "tratamiento de montonera" que estaban recibiendo los miembros de la Comisión.
El lunes 6 de junio, tras la renuncia, se reunió la Comisión de Paz con su nuevo presidente, John Agudelo Ríos (ver recuadro) para hacer un balance de la situación. El ambiente no era propiamente eufórico, y dominaba el sentimiento de perplejidad. Se comisionó a Monseñor Gómez Hoyos para que redactara una carta de agradecimiento a Otto Morales por sus infatigables esfuerzos en pro de la paz, cosa que aceptó, recogiendo el sentimiento general de que tal reconocimiento era justo desde todo punto de vista, pero dejó constancia de que ello no obstaba para que desaprobara el procedimiento seguido por Morales en el episodio de su renuncia.
Una intervención de Socorro Ramírez orientó la discusión hacia otro terreno. Según la dirigente socialista -quien anunció la posibilidad de su renuncia-, el problema de fondo no residía en los métodos y el eje no estaba en cuál fuera la figura que presidiera el organismo. El cuello de botella estaría en la falta de apoyo por parte del gobierno a la Comisión, al limitarle su margen de autonomía y al no acompañar su actividad con las medidas económicas, políticas y legales necesarias para hacer de la paz un hecho viable y concreto.

SI NO MANDA EL CAPITAN
Entre la opinión pública también rondaba la sensación de que el presidente Betancur podía estar utilizando a la Comisión de Paz como "marranito de confianza", para que sacara la cara por negociaciones con los alzados en armas por las cuales el gobierno, en último término, no estaba en condiciones de responder. Reflejando esta presión sobre Betancur para que asuma él directamente los compromisos de la paz, el columnista Fernando Cano, de El Espectador, dijo, en un ágil paralelo con la novela "Los Premios", refiriéndose a los miembros de la Comisión de Paz: "los pasajeros ya no quieren saber nada de su crucero y comienzan a renunciar a él o a desinteresarse por él... Y entonces comienzan a descender, uno por uno, como si no hubiera ocurrido nada en todos esos días, como si el duro viaje que emprendieron nunca hubiera salido de su punto de partida, o como si hubieran comprendido por fin, después de querer hacer sus cosas, que "donde manda capitán no manda marinero."

DEL OTRO LADO
A todas éstas, es difícil interpretar cuál es el color del cristal con que la guerrilla está mirando todo el proceso. desde cuando se suspendieron las conversaciones con las FARC y, meses más tarde, cuando el M-19 lanzó su declaratoria de reinicio de la guerra, las vías de comunicación entre los grupos armados y los medios de comunicación quedaron prácticamente reducidos a rumores, a interpretaciones.
El M-19 parecía estar surcado por las pugnas internas entre los partidarios de la lucha armada y los partidarios de la legalidad. Así lo ponía en evidencia la ruda discusión pública entre Bateman y Ramiro Lucio, hoy radicado en París, y quien hace unos meses fuera el más visible representante de la orientación legalista y parlamentarista del M-19.
Sin embargo, y a pesar del claro predominio que sobre esa organización parecía haber ganado el sector beligerante, horas antes del cierre de SEMANA la radio anunciaba que 28 guerrilleros del M-19 en el Quindío se acogían a la amnistía, y anunciaban que otros vendrían detrás. Este dato podría ser interpretado como un sintoma más de la división interna.
Por su parte, las FARC hicieron llegar a los medios de comunicación una declaración haciendo duras acusaciones contra lo que consideran saboteo a la amnistía. Entre otras, mencionan torturas y fusilamientos sin fórmula de juicio por parte de los Servicios de Inteligencia del Ejército, como habría ocurrido -según el comunicado- con 5 guerrilleros del Frente de las FARC. Utilizando el mismo término de controvertido significado que incluyera Otto Morales en su carta de renuncia, el documento dice: "Los enemigos de la paz quisieran que los alzados depusieran sus armas, se entregaran y se dejaran matar en nombre de la amnistía, cuyo espíritu ha cambiado por el de entrégate y déjate fusilar en nombre de la ley".
En este mismo sentido, la Comisión por los Derechos Humanos confirmó un versión según la cual más de 20 guerrilleros que habían ingresado a la vida civil, tras ser amparados por la ley de amnistía, fueron asesinados por desconocidos.

EL ILTIMO SUSPIRO
A pesar de las denuncias, el comunicado de las FARC deja un resquicio de luz que permite volver a pensar en la posibilidad de que este grupo llegue a algún acuerdo con el gobierno, pues se muestran dispuestos a concertar un alto al fuego para reanudar conversaciones.
Tal como el M-19, tampoco las FARC deben estar exentas de contradicciones en cuanto a la política que deben seguir frente a la lucha armada. Prueba de ello es la discusión sobre la conveniencia de ésta que se dió dentro del Partido Comunista -considerado como el inspirador ideológico de las FARC- y que desembocó en la expulsión y el retiro de varios de los militantes del "ala blanda" .
Finalmente se produjo durante la semana otro comunicado, esta vez conjunto del M-19 y las FARC, en el cual hablan de unificarse bien sea para abrir una tregua, bien para afrontar al Ejército conjuntamente en las zonas de guerras. Se trataría simplemente de un acuerdo táctico, aplicable localmente con fines defensivos, y aparentemente no habría bases políticas para acuerdos más de fondo. Las discrepancias de doctrina y los hondos rencores personales que quedaron tras la escisión de las FARC que dió lugar al surgimiento del M-19, aún están vivas y serían el principal obstáculo para un intento de aproximación más estrecha.
Fuentes de SEMANA informaron que es tanta la importancia que dentro de la Comisión de Paz se le ha dado a los recientes llamamientos de los guerrilleros a una tregua y a la petición de reabrir el diálogo por parte de las Farc, que la crisis interna y el empantanamiento de la propia Comisión habrían quedado congelados por el momento. Las rumoradas renuncias de Socorro Ramírez y Alfredo aplazadas y las discusiones sobre los aplazados, y las discusiones sobre los puntos más álgidos de discrepancia habrían quedado postergadas ante la necesidad de dar respuesta a este nuevo acercamiento por parte de la guerrilla.
EL NUEVO PRESIDENTE
Tras pasar por la manos de dos liberales la Comisión de Paz, a los 9 meses dé creada, ha venido a quedar presidida por un conservador pastranista, John Agudelo Rios. La pregunta que surge es ¿cuál será el papel que se le ha encomendado cumplir, si el sepulturero -si viene para enterrar discretamente la amnistía salvando el honor- o el de impulsor de la obra iniciada por Carlos Lleras y Otto Morales? La filiación partidista de Agudelo Rios no es su punto fuerte para el desempeño del nuevo cargo, ya que le impide aparecer como figura con trayectoria independiente. Según los observadores políticos, Otto Morales, quien sí habría tenido esta característica, le debió a ella muy buena parte del consenso que durante varios meses logró alrededor suyo. La imagen de autonomía política -de la cual carece Agudelo Ríos- parece ser elemento fundamental en la presidencia de un organismo cuya función central es la de colocarse por encima de los bandos enfrentados y crear el terreno y las bases necesarias para un acuerdo.
John Ríos, era el único miembro de la Comisión, junto con César Gómez Estrada, cuya trayectoria en negociaciones de paz se remontaba al período presidencial de Turbay Ayala, de cuya Comisión de Paz había hecho parte. En la actual, ejercía las funciones de coordinador general, y, junto con Otto Morales y Rojas Puyo, había estado presente en todas las conversaciones directas que se sostuvieron con los guerrilleros. Más conocido, sin embargo, como negociador en el terreno laboral, Agudelo Ríos se había desempeñado como ministro de Trabajo bajo el gobiemo de Carlos Lleras. Durante largos años ha sido asesor laboral del ministerio de Trabajo, y de varias empresas privadas. Aunque nadie niega su habilidad como negociador y la gran muñeca con que media en las transacciones, es común que las figuras del mundo sindical le atribuyan una marcada inclinación hacia el sector patronal. Según otra apreciación generalizada sobre su personalidad, se trata de un hombre de inteligencia dúctil, con capacidad de rectificación y poco apegado a los prejuicios. De él se dice que su principal virtud es que sabe oír. Interrogado sobre las perspectivas que le ve por delante a su nueva misión, John Agudelo contestó para SEMANA: "Pienso que los últimos documentos dirigidos por las Farc y luego por este mismo grupo y el M-19, son positivos para el proceso de la paz. En ellos, como puede verlo la opinión, los grupos citados ratifican no sólo su deseo de conversar con la Comisión de Paz, sino de acelerar el proceso con el fin de que ésta llegue lo más pronto posible".

BATEMAN: ¿VIVO O MUERTO?
Al cierre de esta edición no se sabe a ciencia cierta el paradero de Jaime Bateman Cayón: si está vivo en algún lugar del país, si yace muerto bajo los escombros de un avión o si, para tristeza de muchos, se ha pasado de vivo y ha huído del país con 950 millones de pesos. El 29 de mayo, el diario El Universal de Cartagena, citando fuentes de la Policía Secreta, anunciaba en primera página su posible muerte en un accidente aéreo en el Chocó. Al otro día, la madre del comandante Clementina Cayón de Bateman declaraba que su hijo estaba vivo y el comandante de las Fuerzas Militares general Gustavo Matamoros, afirmaba que Bateman se encontraba fuera del país, "pues si se hallara dentro, ya estaría detenido". Sin embargo, la noticia no ha sido desmentida por el periódico cartagenero hasta hoy y altas fuentes de la Comisión de Paz no descartan la posibilidad de que sea cierta. Más aún: han tenido noticias de que podría haber viajado en una avioneta pilotada por un diputado y que días antes había salido de Santá Marta y de cuyo paradero aún no se tiene noticia.
El 9 de junio aparecía una información contradictoria, según la cual Bateman estaría vivo y habría sido detectado por las Fuerzas Militares en Magangué, Bolívar. El Espacio del día siguiente publicaba en grandes titulares que Bateman se había "perdido" con 8 millones de dólares en un lugar cualquiera del continente", dejando en la ruina a su movimiento. Bateman, según ellos habría tomado un avion en la ségunda semana de mayo pasado, en compañía de alguien llamado "Escobar Bravo" y con destino a Panamá. Días después, dice la misma fuente, un comité de base del M-19 se habría enterado de que el avión no había tocado la pista indicada en el istmo. La noticia fue reiterada por El Espectador y hasta ahora no ha sido desmentida.
Sea como sea, las dos versiones coinciden en que hubo un avión y en que Bateman lo tomó. Si efectivamente murió, pasará a la historia, junto con Boldós y Torrijos, entre los personajes caídos en sospechosos accidentes de aviación. En cambio, si está en algún lado con los 8 millones de dólares, quedará consagrado como el más "vivo" de los seres vivos.