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Ataques en Bogotá, la clave de la oleada violenta en Barranquilla

Las investigaciones coinciden en que el ELN es el responsable del ataque que dejó cinco policías muertos. Sin embargo, antecedentes del único capturado tienen los ojos de las autoridades puestos en el fortalecimiento de células terroristas, que se alimentan en las universidades y están vinculadas a este grupo guerrillero. Exclusivo SEMANA.

29 de enero de 2018

Una serie de atentados en Bogotá hace tres años son la pista clave para establecer los responsables de los ataques del fin de semana en la capital del Atlántico. El gobierno nacional, así como la Fiscalía y los organismos de inteligencia no tienen duda sobre la responsabilidad del ELN en la oleada terrorista en la costa. 

A esta conclusión llegaron no solo porque una facción de ese grupo subversivo se atribuyera mediante un comunicado el ataque en el que fueron asesinados 5 policía y otros 42 quedaron heridos. Hay además una serie de elementos que permiten señalar con certeza los responsables.

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Una de las pistas claves está justamente en Cristian Camilo Bellón, el hombre que fue detenido por la policía pocas horas después del primer ataque. Hasta ahora lo que el propio fiscal general, Néstor Humberto Martínez, y el director general de la Policía, general Jorge Nieto, han contado es que a este hombre de 31 años le encontraron un radio y planos en donde se detallarían los ataques.

Sin embargo, esa no es la parte más reveladora. La clave está en que no es la primera vez que el nombre de Bellón aparece relacionado con actos terroristas. La primera vez que apareció fue durante una serie de allanamientos que se realizaron en julio de 2015 en Bogotá. Para esa fecha, la capital había sido objeto de una serie de atentados, cuyos principales blancos fueron varias sedes de Porvenir.

Durante varios meses en diferentes oficinas de esa entidad fueron detonados artefactos de relativo bajo poder, algunos panfletarios con referencia al ELN. En ese momento la investigación terminó con la captura de 13 personas, entre las que había varios estudiantes y una profesora de universidades públicas.

Fueron identificados como integrantes de un grupo autodenominado Unión Camilista Revolucionaria Llamarada-Mentes libertalias. Se trataba de una célula que reclutaba a sus integrantes en universidades y que una vez eran admitidos recibían formación en curso de explosivos, entre otros, por parte del ELN. 

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Al allanar las viviendas de los integrantes de esa célula terrorista, las autoridades encontraron una gran cantidad de documentos y nombres de contactos. En uno de esos documentos estaba el nombre, dirección y teléfono de Bellón.

En ese momento no fue detenido pues la mayoría de las pruebas y evidencias señalaban directamente solo al grupo de los 13 capturados como los directos responsables de la oleada de 2015. Lo que la mayoría de la opinión pública desconoce es que la gran mayoría de los 13 detenidos por esos ataque ocurridos hace tres años en la capital quedaron en libertad un año después de su detención por vencimiento de términos y están libres hace más de dos años.

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Tras el arresto de Bellón, después de los atentados en Barranquilla el pasado fin de semana, algunos analistas de terrorismo de la Fiscalía comenzaron a cruzar datos y el resultado les indicó que Bellón habría reactivado sus contactos con los integrantes de esa célula liberados. Es decir que el grupo que estaría detrás de los ataque sería la Unión Camilista Revolucionaria Llamarada-Mentes libertalias.

Esta informacion revelada ayer por SEMANA fue retomada en las últimas horas por otros medios.

Segundo implicado

Según información exclusiva que pudo confirmar el diario El Heraldo, habría un segundo implicado en el atentado perpetrado el sábado pasado. Se trata de Jefferson Torres Mina de 26 años. De acuerdo con el director de la Dijin, el general Jorge Luis Vargas Valencia, este hombre oriundo del Cauca habría actuado junto a Bellón.

“Esta persona tiene orden de captura emanada por el juzgado único ambulante anti bandas criminales de la Fiscalía en Barranquilla. Esta persona posiblemente se  encuentre en la capital del Atlántico, y responde al supuesto nombre de Jefferson Torres Mina de 26 años de edad. Pedimos a la ciudadanía que nos ayuden a dar con el paradero de esta persona”, explicó el general.

Las autoridades ofrecen una recompensa de hasta 50 millones de pesos por información relacionada con Torres Mina.

¿Cómo operan?

Esa célula terrorista no es nueva. De hecho ya en el pasado habían protagonizados actos publicitarios, como aparecer encapuchados en auditorios de universidades públicas. Esta es sólo una de las células que han sido formadas y capacitadas por las redes urbanas del ELN.

Su modus operandi es similar a la forma como operaba otra de esas mismas células: el tristemente célebre Movimiento Revolucionario del Pueblo -MRP-, conocido por ser los responsables del ataque al centro comercial Andino hace siete meses. La autodenominada Unión Camilista Revolucionaria Llamarada-Mentes libertalias al igual que el MRP funciona bajo el esquema terrorista conocido como triadas.

Básicamente son células conformadas por pocas personas, que incluso no se conocen entre sí. Una proyecta el plan, otra opera como contacto y la tercera es quien ejecuta el acto. La Unión Camilista, como el MRP, cuenta con varias triadas que no tienen relación ni contacto entre ellas. Es así como todos los atentados pueden haber sido cometidos por triadas diferentes. Esto garantiza que haya poca fuga de información sobre los planes. También evita que en caso de ser capturado alguno pueda delatar a toda una estructura, pues no se conocen entre sí.

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Si bien ese principio de compartimentación de la información busca garantizar la seguridad de los terroristas, también es claro que sí existe cierto grado de coordinación para ejecutar los ataques. Esto con el fin de evitar que dos células tengan el mismo “blanco”.

Por ello, a ciertos niveles los coordinadores elenos de estas células hablan con ellos para notificarles qué objetivos están trabajando cada célula. En noviembre pasado SEMANA reveló una serie de cartas y comunicaciones de algunos de los detenidos del MRP por el caso del Andino. Y en ellas se mencionaba la inminencia de otros ataques.

Aunque no había datos concretos, fechas o lugares, era claro por las comunicaciones que tenían los detenidos del MRP, que habría uno o varios ataques. Impedir esto era difícil para la Fuerza Pública por lo vago de la información de los integrantes del MRP. Hoy ya hay una seria sospecha que esos ataques de los que se hablaban serían los de Barranquilla.