Tres críticos de Peñalosa hablan de su primer año de gobierno

El primero de enero del 2017 el alcalde Enrique Peñalosa cumplirá el primer año de gobierno de su segundo mandato. Esos 365 días han sido una especie de montaña rusa en la que el mandatario ha recibido aplausos, pero también ha tenido que sortear las críticas, en especial de su antecesor y grupos de izquierda. Un año después, tres criticos señalan cuáles son las fallas de su gestión. 

El alcalde llegó al Palacio Liévano con un discurso de cambio. Así lo evidencian las gerencias que ha creado, por ejemplo, para liderar los temas más claves de su administración como el metro de Bogotá, el proyecto más importante y de mayor inversión, con 13,8 billones de pesos.   

Peñalosa tomó las riendas de la administración de Bogotá luego de tres períodos de gobiernos de izquierda en los que el Polo Democrático tuvo una amplia incidencia. Esto generó una expectativa entre los bogotanos que querían un modelo de ciudad pujante similar al de Medellín.   

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Para los analistas consultados por Semana.com, en este primer año es cierto que Peñalosa logró crear un clima de confianza en la ciudad, sobre todo en sectores ligados al empresariado, los medios de comunicación y los ciudadanos que siempre han estado cautivados por sus apuestas en infraestructura urbana. 

Fernando Giraldo: Peñalosa prometió mucho 

“Nos anunciaron que la ciudad iba a cambiar al día siguiente de la posesión, cosa que no ocurrió, lo cual es un error de estrategia que generó demasiadas expectativas”, considera el politólogo investigador de la Universidad del Norte y catedrático de la Universidad Javeriana Fernando Giraldo.

Para el analista, en esta primera etapa existe una desconexión de Peñalosa con sectores sociales de escasos recursos o líderes de opinión que recibieron los beneficios sociales (subsidios) de tres gobiernos de izquierda o que vieron su ideas de medio ambiente o de planeación de ciudad en la agenda.

“Este tipo de personas aprendieron que pueden exigir los beneficios de los programas públicos de Bogotá y no están dispuestos a perderlos”, añade el catedrático Giraldo. Asegura que el reflejo de esta afirmación se ve en la opinión de los ciudadanos. La encuesta de Percepción Ciudadana 2016 de Bogotá Cómo Vamos solo le dió el 22 % de favorabilidad.

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Antonio Sanguino: Peñalosa ha trabajado con espejo retrovisor

En todos los escenarios en los que el alcalde participa hay una frase que lo acompaña: “Estamos poniendo la casa en orden”, para decir que en la administración anterior de Gustavo Petro lo que se vio fue una ciudad de desgobierno.

Para el concejal de la Alianza Verde Antonio Sanguino, el mandatario se gastó el año en posicionar su idea de ciudad cuyo eje es el urbanismo centrado en la vivienda.

Por eso anunció una nueva línea del metro elevada por el corredor de la avenida Caracas para reformar esa zona, presentó su iniciativa Ciudad Río. A la par anunció una ciudadela en el Norte de Bogotá y dejó claro que quiere que se urbanice la reserva Thomas Van der Hammen (TVDH).

Para Sanguino, todos sus proyectos están ligados a un modelo de mandato reformista de la infraestructura de la ciudad similar al de su primer alcaldía en el que, por ejemplo, también intentó que se construyera en la reserva TVDH. 

“Del año 1998 a la fecha la ciudad y el mundo han cambiado y él (Peñalosa) tiene que entender que hay nuevos temas en la agenda pública y urbana, Peñalosa del 2016 no puede ser una réplica de su anterior mandato”, dice el cabildante Sanguino.

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A pesar de que el Concejo de Bogotá ha acompañado a la administración, pues le aprobó 17 de los 19 proyectos de acuerdo presentados, en el cabildo también se ve un debilitamiento. Varios ediles están en contra de algunas de las propuestas, tal vez la más controvertida, urbanizar la reserva.

Carmenza Saldías

Para Carmenza Saldías, quien fue la directora de Planeación de la administración de Lucho Garzón, otro de los cuestionamientos que existen en contra del alcalde Peñalosa es el modelo de ciudad que quiere imponer en la capital basado en el crecimiento de la población. En las cuentas de la administración, en las próximas cuatro décadas la ciudad tendrá 3,6 millones de habitantes adicionales y todos ellos necesitan vivienda.  

Según ella, en este año el alcalde dejó claro que se va a empeñar en su visión de ciudad que se expande en el sector rural. “Peñalosa quiere seguir haciendo casas cuando lo de lo que trata la planeación es de ayudar a que la ciudad no crezca e incentive a que otras urbes pequeñas lo hagan”.

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Agrega que ciudades como Ibagué, Tunja y Villavicencio pueden ser polos de desarrollo que eviten la migración hacia la capital con mejor calidad de vida. “Con lo que ha dicho el alcalde sigue montado en una inercia de rentas del suelo y especulación de este”.