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Paloma Valencia asegura que tiene unos compromisos en el Congreso que no puede abandonar. La reforma a la justicia es uno de ellos.

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La carta de Paloma Valencia sobre la Alcaldía de Bogotá

La senadora, quien era la favorita para esa contienda, le entregó su apoyo a Samuel Hoyos. El uribismo elegirá su candidato entre él y otros dos aspirantes, pero su apuesta será una coalición para derrotar a la izquierda. "Quieren destruirlo todo, y luego quedar solo ellos en pie. No son la única alternativa, y distan de ser la mejor", dice Valencia.

31 de diciembre de 2018

Paloma Valencia madrugó este 31 de diciembre para hablar de lo que será la noticia política del arranque de 2019: la campaña uribista por la Alcaldía de Bogotá. La senadora era la favorita para llevar las banderas de esa colectividad en la dura pelea por el Palacio de Liévano. Sin embargo, después de una discusión interna, ella irá por Samuel Hoyos. El representante presentará este lunes su renuncia al Congreso y el uribismo comenzará un proceso interno para definir, se cree que por medio de una encuesta, quién será el candidato de Uribe.

También participarán Ángela Garzón y Diego Molano. Así lo dijo en un comunicado de prensa el Centro Democrático: "los precandidatos han demostrado conocer las necesidades de los bogotanos y los retos para el desarrollo del distrito capital".  

Hace unos meses, Álvaro Uribe había señalado que la Alcaldía de Bogotá podría ser la apuesta tanto de Valencia como de Hoyos. A la primera la describió como una de las mujeres más importantes del país y al segundo como una una revelación de las nuevas generaciones de colombianos. La decisión entre ambos parecía no ser fácil pues se trata de dos de las personas más cercanas al expresidente. Sin embargo, después de un debate interno, el uribismo concluyó que Valencia es muy importante en el Senado y que si se lanzara a la contienda el partido perdería a su más importante vocera. 

"Irme ahora sin haberlo logrado, o al menos intentado nuevamente, sería fallarle a mis ideales", Paloma Valencia

Esas fueron las razones que la misma senadora expresó en una carta que publicó la mañana del 31 de diciembre. En esta entregó su apoyo a la candidatura de su colega en el Congreso. "Samuel Hoyos tuvo la gallardía de ofrecerme su apoyo si yo decidía aspirar a la alcaldía, a su generosidad le respondo apoyando con todo entusiasmo su candidatura", dijo.

Valencia aseguró que asumió el compromiso de estar en el Congreso con unos propósitos concretos. "Tengo que lograr garantías para el juzgamiento de los miembros de nuestra fuerza pública, quienes hoy, en mi opinión, están amenazados por una justicia politizada como la JEP... Tengo que conseguir una reforma integral a la justicia, que acabe con la impunidad de los de cuello blanco y permita el juzgamiento de los aforados. Ojalá una sola corte de magistrados mayores, respetables y sin tacha, que facilite la obligatoriedad del precedente. Una justicia justa. Irme ahora sin haberlo logrado, o al menos intentado nuevamente, sería fallarle a mis ideales".

"Tengo que conseguir una reforma integral a la justicia, que acabe con la impunidad de los de cuello blanco y permita el juzgamiento de los aforados. Ojalá una sola corte"


La senadora dejó claro lo que será la campaña uribista en 2019. "Tengo en el Congreso, además, un debate ideológico permanente que espero le sirva a los colombianos para conocer las realidades de quienes han pretendido ocupar un pedestal moral". Con ese argumento Valencia hizo público hace unas semanas el famoso petrovideo, en el que el líder de la Colombia Humana aparecía recibiendo fajos de billetes, en una situación que no se ha esclarecido. 

Hacer un frente común a la izquierda será seguramente la principal estrategia camino al Palacio de Liévano. Sin mencionarla, Valencia aseguró que desde ese sector "quieren desde ahí derruirlo todo, y luego quedar solo ellos en pie, como única alternativa. No son la única alternativa, y distan de ser la mejor". 

La tienen díficil

Pero el escenario en Bogotá es mucho más díficil. Y aunque las hojas de vida son en algo similares, para Hoyos el panorama no es el mismo que para Iván Duque. La capital del país ha demostrado que vota distinto y casi al contrario que las mayorías nacionales. En las elecciones de 2018 eso quedó en evidencia. En ese escenario, los números no juegan a favor del uribismo, sino de la izquierda. 

La primera elección de marzo en la que se definieron las caras para las presidenciales fue un ejemplo. Petro fue el ganador indiscutible con 678.000 votos. No solo multiplicó por cuatro los apoyos de su rival directo, Carlos Caicedo, sino que obtuvo 60.000 más que Iván Duque, quien en la votación nacional le sacó más de un millón de diferencia. En esa misma jornada sorprendieron los resultados también del Congreso en los que por ejemplo, Antanas Mockus quien al cierre de la jornada se llevaba 539.747 votos; 400.000 más que el mayor elector de Cambio Radical, Arturo Char; o casi 300.000 más que Jorge Robledo, el congresista más fuerte del Polo. 

Las presidenciales demostraron la misma tendencia. Iván Duque fue elegido, pero no pudo ganar en Bogotá, la ciudad en la que nació en agosto de 1976, pues allí también quedó de primero Gustavo Petro, con un 53,35 por ciento de los votos. La tendencia no era predecible si se tiene en cuenta que en la primera vuelta en la ciudad había ganado Sergio Fajardo con el 33,7 por ciento, quien finalmente votó en blanco. Pero es lógica si se analizan las históricas votaciones de Bogotá y si además se suma que los principales electores de la ciudad como Antanas Mockus, Claudia López y Angélica Lozano adhirieron a Petro al final.

Todo esto ha hecho pensar que el año entrante el triunfo en la ciudad se lo llevará la izquierda. Esa creencia que juega tanto en contra del uribismo en este momento, podría beneficiarlo en el largo plazo. O al menos, a eso es a lo que apunta la estrategia del Centro Democrático. Allí saben bien que en la capital la pelea es más reñida y que las maquinarias fuertes y los partidos tradicionales tienen lo suyo, pero las figuras nuevas y las tendencias de centro y de izquierda son más fuertes que en ningún otro lugar del país.

Por eso, la apuesta del Centro Democrático no será llegar solos. En los meses que vienen el partido adelantará unas consultas internas, quizás por medio de una encuesta, en el que Hoyos deberá pelearse la candidatura con otros personajes cercanos a Uribe. Por ahora suenan Ángela Garzón y Diego Molano. Una vez superado eso, la misión del uribismo será repetir parte del éxito de la fórmula Duque: una consulta interpartidista. 

Parte de la victoria del hoy presidente se explica en el hecho de que solo quienes participaron en una elección previa llegaron a la final. El hecho de medirse en las urnas antes de la votación final da dos cosas que todo político necesita: plata y pantalla. En el caso de las presidenciales, los grandes pesos pesados que estaban en juego como Sergio Fajardo, Humberto de la Calle y Germán Vargas decidieron no medirse en marzo. Esa decisión hizo que llegaran debilitados a la primera vuelta. 

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El uribismo sabe que necesita llegar unido y tendrá un lema que también pega en unos sectores de la ciudad: derrotar a la izquierda. Se sabe que del otro lado, una posible elección entre Claudia López, Antonio Navarro, Hollman Morris y Jorge Rojas haría que un candidato de esa tendencia llegue casi imbatible. En el uribismo aseguran que la centroderecha debería lograr algo similar con el candidato de Germán Vargas y quienes han sonado hasta ahora como David Luna, Miguel Uribe o Carlos Fernando Galán. 

Bogotá representa la fusión de toda nuestra Nación, y las dificultades de quienes la habitamos claman por soluciones de fondo. Las atroces administraciones de izquierda alejaron el sueño de una ciudad mejor; pero el sueño sigue ahí, porque Bogotá es una gran ciudad: diversa, llena de sorpresas y encantos; donde todos confluimos, donde todos podemos construir una vida, con todo por suceder, con todo el porvenir. Bogotá nos une. 

Este es el texto completo de la carta de Paloma Valencia 

Bogotá requiere no solo su metro subterráneo, y su transmilenio; necesita nuevas formas de trasporte, nuevas vías para que puedan las familias pasar más y mejor tiempo juntas, las empresas ser más dinámicas, y los ciudadanos conocerse.

Bogotá necesita una política de seguridad que le devuelva a los ciudadanos las calles y los parques, que defienda los derechos de los ciudadanos de aquellos que los atropellan. Debe iniciarse con la confianza de la ciudadanía en las autoridades y con el compromiso de servicio y honestidad de nuestras fuerzas. Es fundamental una entusiasta política que cree nuevos bienes públicos y nuevos espacios públicos. Crear zonas francas en los barrios más deprimidos, para generar las oportunidades donde las requerimos. Reducir drásticamente la creciente burocracia. Lograr celeridad en las obras públicas y total trasparencia en su adjudicación y ejecución. 

La ciudad tiene un enorme desafío ante el cambio climático. Será una de las grandes afectadas por el fenómeno, ademas es el mayor emisor de GEI en el país. Su propio destino depende de gobernar con mucha prudencia el agua, y los ecosistemas estratégicos de la ciudad-región. Tendremos que detener el crecimiento de la ciudad sobre los ecosistemas que componen la Sabana. La reserva van der Hammen puede ser la última oportunidad de un parque urbano con características que protejan estructuras de ecosistemas fundamentales para la región. Estas decisiones tendrán que ser afrontados con la seriedad que supone entender que lo que tenemos hoy no nos pertenece y que las generaciones futuras como las otras especies dependen de las decisiones que tomemos ahora.

No menos importante, el Alcalde de Bogotá, nuestra capital, tiene la obligación de liderar, con los mandatarios locales del país, una cruzada para proteger el medio ambiente en todo el país. Sí, la defensa de la Amazonia, del tapón del Darién, de los parques nacionales... debe ser agenda del gobernante de Bogotá, pues el futuro de la ciudad también depende de ello.

Necesitamos devolverle a Bogotá el sentimiento de orgullo y confianza. Bogotá es nuestra capital, epicentro de todos los debates nacionales. La ciudad que habitamos todos, que construimos entre todos y que debemos amar todos. Bogotá nos une.

Ser alcalde de una ciudad así es el sueño de cualquier servidor público. Me sentiría feliz y entusiasmada de ser candidata a su primera magistratura. ¡Hay tanto por construir y por hacer! 

Sin embargo, asumí el compromiso de ser Senadora con unos propósitos concretos. Tengo que lograr garantías para el juzgamiento de los miembros de nuestra fuerza pública, quienes hoy, en mi opinión, están amenazados por una justicia politizada como la JEP. Tengo que lograr que los delitos cometidos contra los menores no puedan ser considerados como conexos al delito político, y no sean susceptibles de justicias transicionales. Tengo que conseguir una reforma integral a la justicia, que acabe con la impunidad de los de cuello blanco y permita el juzgamiento de los aforados. Ojalá una sola Corte de magistrados mayores, respetables y sin tacha, que facilite la obligatoriedad del precedente. Una justicia, justa. Irme ahora sin haberlo logrado, o al menos intentado nuevamente, sería fallarle a mis ideales.

Tengo en el Congreso, además, un debate ideológico permanente que espero le sirva a los colombianos para conocer las realidades de quienes han pretendido ocupar un pedestal moral. Quieren desde ahí derruirlo todo, y luego quedar solo ellos en pie, como única alternativa. No son la única alternativa, y distan de ser la mejor. Estaré ahí, para que en cada embate que pretendan contra nuestras instituciones, nuestros Presidentes, nuestra historia, encuentren siempre izada la bandera de los ideales democráticos y republicanos.

Debo agradecer a todos los ciudadanos de Bogotá y de Colombia que en lo últimos días me han expresado su apoyo a una eventual candidatura mía a la Alcaldía de nuestra capital. Sus mensajes de cariño y confianza me honran y me comprometen. Así mismo, toda mi gratitud al Presidente Alvaro Uribe y a los Senadores y Representantes del Centro Democrático y otras colectividades que vieron en mi nombre una alternativa para Bogotá. Sus votos de confianza me dan aliento para persistir en estas luchas.

Samuel Hoyos tuvo la gallardía de ofrecerme su apoyo si yo decidía aspirar a la Alcaldía, a su generosidad le respondo apoyando con todo entusiasmo su candidatura. Samuel representa los mismos valores morales y políticos que me mueven. Tiene carácter, inteligencia, honestidad y decisión. Estoy segura de que su candidatura será exitosa para bien de todos quienes vivimos en Bogotá. Samuel será un extraordinario alcalde. Bogotá nos une. 

Paloma Valencia