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| Foto: Alvaro Gaviria

MEDIO AMBIENTE

Chiribiquete, el seductor encanto de una selva virgen

¿Por qué Santos decidió ampliar este parque Natural? ¿Cuál es su trascendencia?

Cristina Castro, periodista de Medio Ambiente de SEMANA
22 de agosto de 2013

“Hoy es un día muy importante para nuestro gobierno, para Colombia y para el mundo”. Así comenzó su discurso el presidente Juan Manuel Santos en la ceremonia en la que se anunció la ampliación del parque nacional más grande del país: el Chirbiquete. Aunque pocos han oído hablar de esta zona protegida, de su ampliación se benefician todos los colombianos. Se trata de la puerta de entrada de la Amazonia y quizás uno de las pocas selvas vírgenes que le quedan a la humanidad.

De ellas depende la estabilidad del clima y la disponibilidad de agua del país. Por eso, que esa porción de paraíso, del tamaño de Bélgica, quede protegida a perpetuidad de cualquier interés económico de los seres humanos es una excelente noticia.

Hace un año en la conferencia de desarrollo sostenible de Río+20 el presidente Santos ofreció la ampliación de este parque como la contribución de Colombia para prevenir la debacle ambiental que se le viene al mundo. El ministro de Ambiente de entonces, Frank Pearl, describió el papel del país en esa cumbre internacional (en la que también se aprobó la propuesta colombiana de crear unos objetivos de Desarrollo Sostenible), como “el logro diplomático, político y ambiental más importante de Colombia en su historia”. La idea no nació huérfana. Una vez se propuso ante el pleno de las Naciones Unidas, Noruega comenzó a gestionar con Pearl y la directora de parques, Julia Miranda, los primeros 50 millones de euros para que el país pudiera cumplir ese sueño.

Un año después en el salón Gobelinos de Palacio, repleto de guardaparques vestidos con su tradicional camisa con el oso de anteojos, esa promesa se convirtió en realidad. Con la firma de Santos, el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete pasó de 1,3 millones a 2,8 millones de hectáreas.

La consolidación de un área protegida del tamaño de Bélgica en pleno siglo XXI es toda una proeza. No solo porque casi no quedan extensiones de ese tamaño en otras partes del mundo sino porque pocas veces los sectores extractivos y la industria se ponen de acuerdo en excluir un área de toda actividad productiva. Para este proceso, Parques Naturales realizó múltiples consultas con la Agencia Nacional de Hidrocarburos y con el sector minero con el fin de que el parque contara con el aval de quienes podrían tener intereses en sus tierras.

Este hecho tiene aún mayor valor por ser en la Amazonía. El llamado “pulmón del mundo” posee la mayor extensión de bosque húmedo tropical de la tierra y la quinta parte de las reservas de agua dulce del mundo. Colombia solo tiene el 6 por ciento del total de esa vasta selva. Pero según explica Martin Von Hildebrand, de la Fundación Gaia Amazonas, múltiples estudios científicos han demostrado que la parte colombiana no solo es la mejor conservada sino la que tiene mayor chance de sobrevivir a los estragos del cambio climático.

En Bogotá casi nadie sabe que Colombia es un país amazónico. Más del 40 % de su territorio está compuesto de selva. Diez departamentos comparten ese privilegio. Como dijo el presidente Santos en su discurso esta área “juega un papel fundamental en la regulación del clima del país y del planeta, también, al retener la humedad, permite que contemos con una gran oferta hídrica en la región andina y las cuencas del Magdalena y el Cauca, donde viven 7 de cada 10 colombianos”. Sus bosques no solo guardan una enorme riqueza ambiental sino cultural. De los 85 pueblos indígenas que tiene el país, 62 viven en la Amazonia.

La razón de que Colombia tenga los bosques mejor conservados de la Amazonía es histórica. En la década de los 80, el entonces presidente Virgilio Barco decidió proteger la porción colombiana en el pulmón del mundo para siempre. Según el exministro de Ambiente, Manuel Rodriguez, Barco promovió en “forma obsesiva y personal” una política sin antecedentes de protección de la selva.

El mandatario declaró 44 resguardos indígenas y 5 áreas protegidas con extensión de casi 20 millones de hectáreas. “Entre ellas, consolidó el resguardo Putumayo (5,5 millones de hectáreas), que es un símbolo mundial de la justicia social y ambiental, al haber sido erigido sobre las tierras de la Casa Arana, empresa cauchera que dejo una huella indecible de destrucción y de sufrimiento en los pueblos indígenas que hoy habitan este territorio”, dice en un estudio del tema publicado por la familia Barco.

La directora de Parques Nacionales, Julia Miranda, el presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Ambiente, Juan Gabriel Uribe, en la ceremonia para ampliar el parque Chiribiquete. (Foto: Presidencia)

La ampliación del parque es una continuación de esa apuesta. El Chiribiquete es la última frontera entre la selva virgen y la zona andina. Según el ministro de Ambiente, Juan Gabriel Uribe, esta iniciativa también tiene como fin “ponerle freno a la deforestación” que podría amenazar este refugio.

Para la directora de Parques Nacionales, Julia Miranda, el Chiribiquete “es una señal muy importante para el mundo”. Hace unos días el presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció que abriría el parque Yasuní, en la amazonia de su país, a la exploración petrolera. Correa había ofrecido a la comunidad internacional no ofertar ese lugar a cambio de que Ecuador recibiera la mitad de los 7.000 millones de dólares que ganaría si adelantara un proyecto de hidrocarburos.

“El mundo nos defraudó”, dijo el presidente ecuatoriano al comunicarle a su país el fracaso de ese proyecto. Santos decidió con la ampliación del parque enviar otra señal. Y concluyó su discurso diciendo: “Un día como hoy me siento privilegiado al haber sido escogido como Presidente de la República, porque puedo tomar decisiones muy importantes, trascendentes como esta”.