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La presidenta del Polo Clara López busca unir su partido. | Foto: Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“Yo no entiendo la virulencia de algunos en el Polo”

Semana.com habló con Clara López sobre su aspiración a la Alcaldía de Bogotá y la pelea con el senador Robledo.

16 de noviembre de 2014

Semana.com: Usted se la jugó por el presidente Santos por el proceso de paz. ¿Cómo ve los diálogos?

Clara López: El proceso de paz avanza en medio de dificultades y contradicciones del propio Gobierno. Uno no entiende cómo se hace una veda legislativa para no tocar los temas de los acuerdos en La Habana, no se incluye el estatuto de oposición que hemos venido reclamando y sí se presenta un proyecto de ley para legalizar la apropiación indebida de los baldíos. Entonces, ahí hay mensajes encontrados que debilitan el proceso de paz.

Pero al mismo tiempo hay cosas que hay que resaltar. El hecho de que ya estén en una comisión técnica oficiales de alto rango activos de nuestras Fuerzas Armadas viendo los detalles de cómo sería el cese al fuego bilateral es un avance importante. Lo mismo que las visitas de las comisiones de víctimas. Independientemente del victimario, todos han hecho un clamor a la guerrilla y al Gobierno para que no se paren de la mesa sin llegar a acuerdos.

Semana.com: ¿Cómo siente el ritmo de las negociaciones de La Habana? ¿Se está enredando la paz?

C. L.: El ritmo no es acelerado como uno quisiera. A veces uno piensa que hay indecisión en las partes, pero al mismo tiempo comparando como lo hace el señor Fisas, experto en conflictos armados alrededor del mundo, se sabe que no estamos por fuera de los parámetros.

Semana.com ¿Cuál es su balance de los primeros 100 días del gobierno Santos?

C. L.: Por el proceso de paz va con un 3 raspando. Veo que en las otras materias lo que hay es un continuismo acentuado de lo que fue su primer gobierno.

Semana.com: ¿Se arrepiente del apoyo a Santos en segunda vuelta?

C. L.: No, en absoluto. Yo pienso que quienes votamos por la paz en cabeza de Juan Manuel Santos le prestamos un gran servicio al país. Nada más importante y más estratégico para Colombia que conquistar el fin del conflicto. La construcción de paz es responsabilidad nuestra. Sin embargo, nosotros pensamos que nuestra visión de paz, desde los sectores de la izquierda, no es la misma del Gobierno de seguir los negocios como de costumbre.

Semana.com: Su decisión de irse con Santos marcó una división y las declaraciones de Jorge Enrique Robledo demuestran que la herida de la segunda vuelta no ha sanado...

C. L.: Yo no he entendido la virulencia de algunos sectores del Polo de tratar de mantener viva una diferencia que no es la de la coyuntura actual. El Comité Ejecutivo votó por unanimidad en conciencia, no porque había una mayoría del voto en blanco, sino porque hubo una mayoría que se convirtió en unanimidad en favor de ese voto. Yo creo que en el Polo vamos a tener que seguir en el debate interno para aclarar que esto no puede ser de imposiciones, de una verdad absoluta.

Ese no es el verdadero motivo del distanciamiento. Nosotros tenemos temas de fondo que estamos debatiendo como la forma del respaldo a la paz. Yo, por ejemplo, tengo una diferencia con el senador Robledo cuando dice que Santos se fue a Europa a pedir limosna. Yo pienso que eso denota una falta de compromiso con el proceso de paz.

Semana.com: Muchos interpretan su apoyo a Santos como un intercambio de favores. Es decir, que usted lo apoyaba en la segunda vuelta a cambio de un apoyo para la candidatura a la Alcaldía de Bogotá…

C. L.: No sólo no es cierto. Eso denota una actitud mezquina de quienes hacen las cosas por recibir algo a cambio. Tuvimos una reunión con el presidente Santos en el Hotel del Parque y ahí expresé a nombre de los sectores del Polo que nos acompañaron en ese voto por la paz, que nosotros continuábamos en la oposición. Nosotros no estamos pidiendo nada a cambio.

A mí no me gusta revelar ese tipo de situaciones, pero cuando el señor presidente me ofreció el Ministerio, me lo hizo con la aclaración de que él sabía que mi voto no implicaba absolutamente ningún condicionamiento y que no iba a participar en el Gobierno. Yo se lo agradecí mucho, pero le contesté lo mismo que le contesté a Uribe cuando me ofrecieron ser zar anticorrupción: yo milito en la oposición.

Semana.com: ¿Usted aceptaría el apoyo del oficialismo en su aspiración?

C. L.: Nosotros planteamos una convergencia nacional alrededor de un programa. El tema no es de índole personal, sino programático y yo en ese orden de ideas lo que aspiro es a estimular una gran confluencia democrática distrital capaz de tener la fuerza ciudadana para transformar a Bogotá.

Semana.com: ¿Existe la posibilidad de que se presenten otros candidatos?

C. L.: Ojalá existiera esa persona. Ojalá se presente. Si hay una persona capaz de convencernos de que puede llegar a la Alcaldía mayor de Bogotá, desde luego la apoyaría. Este no es un tema de ambición individual. Si se presenta al interior del Polo otra candidatura con posibilidad de éxito, yo no tendría la menor duda en apoyarla y en preservarme para el 2018.

Semana.com: Si llega a la alcaldía, ¿qué la diferenciaría de Petro?

C. L.: Yo tengo un estilo muy sereno y convincente. Pienso que gobernar es estimular y generar consensos y creo que hay muchas cosas que rescatar de las distintas administraciones. Hay que construir sobre lo construido. Hay que recoger lo bueno y no repetir lo malo. Hay que rescatar las finanzas sanas de Jaime Castro, la defensa del espacio público de Enrique Peñalosa, la cultura ciudadana de Antanas Mockus y la inclusión social que ha sido el sello principal de las administraciones del Polo y desde luego el tema de adaptabilidad al cambio climático que ha introducido Petro.

Pretendería dar el salto para la transformación de los temas que la ciudad reclama como la seguridad ciudadana, la movilidad, que son retos que necesitan creatividad y políticas de innovación tecnológica y creo que estamos en capacidad de planteárselas a la ciudad.

Semana.com ¿Planea aliarse con otros partidos para enfrentar al uribismo en las elecciones?

C. L.: A mí me parece importante que nosotros demos ese debate. No es cierto que todo sea blanco o negro y lo vemos desde la óptica de dos derechas. Una derecha institucional y una ultraderecha con visos desestabilizadores y autoritarios que está empeñada en hacer fracasar el proceso de paz. Uno no puede ser ciego y la realidad es que la paz se ejecuta en los territorios.

Entonces sería muy preocupante que esos territorios quedaran en manos de sectores de ultraderecha que no quieren que salga adelante el proceso de paz. Uno no puede hacer una alianza que les quepa a todas las tallas y circunstancias, pero sí hemos conversado con Alianza Verde y Unión Patriótica, con dirigentes liberales y sectores de otros partidos, para evaluar las opciones.

Semana.com ¿No siente que fallos como el de Iván Moreno debilitan su campaña?

C. L.:
Cuando salió la encuesta de Cifras y Conceptos todo el mundo empezó a sacar los garrotes que tenían guardados para atacar no lo que uno es y representa, sino a lo que se le quiere asociar para hacer daño. Hemos pasado de los delitos de familia a los delitos de partido para tratar de poner a la gente a compartir culpas. Nosotros hemos asumido una responsabilidad en el Polo por todo lo que ha pasado en la capital, pero también hemos tenido la oportunidad de demostrar el verdadero talante en momentos de crisis que caracterizan a todo buen gobernante.

Semana.com ¿Por qué le molestó tanto lo de la carta que publicó Aurelio Suárez?

C. L.: No fue molestia. Es que en el Polo habíamos hecho un acuerdo de dirimir nuestras diferencias al interior del partido. Y yo senté mi posición por escrito al interior de un comité que sesiona en privado. De todas maneras, mi posición es la misma adentro o afuera y a mí lo que me interesa es la unidad del Polo, no ganar un argumento.

Semana.com: Tanto usted como Robledo dicen que no están peleando, pero los dardos son evidentes. ¿Marcará esa pelea la división del Polo?

C. L.: En las discusiones uno tiene que distinguir entre las ideas, las opiniones y las personas. Uno debe mantener un estricto respeto por las personas y puede debatir y contradecir. Pero etiquetar a todos los que no están de acuerdo con uno como partidarios de los contrarios no me parece de buen recibo. Nosotros decimos que somos un partido de tendencias. Si las tendencias no pueden marchar juntas, pues entonces no sería posible que actuáramos bajo un mismo techo y yo pienso que la unidad del Polo está por encima de esas diferencias.

Sin lugar a dudas, los dos millones de votos que sacamos en la primera vuelta Aída Avella y yo generaron rivalidades de liderazgo, pero como somos mujeres, no lo vemos de manera confrontacional, sino como un nuevo activo de la izquierda.