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| Foto: Museo Nacional

HISTORIA

¿Por qué Colombia es un país urbano?

Más del 70 por ciento de los colombianos viven en ciudades, pueblos y aglomeraciones urbanas. Y aunque la mayoría lo considera un fenómeno nuevo, realmente comenzó hace cinco siglos.

7 de noviembre de 2018

Más del 70 por ciento de los colombianos viven en ciudades, pueblos y aglomeraciones urbanas. Y aunque la mayoría lo considera un fenómeno nuevo, realmente comenzó hace cinco siglos. La historia explica cómo se conformó el país: los españoles conquistaron y consolidaron la Nueva Granada fundando ciudades, como en el resto de Hispanoamérica, porque, como Roma, España quiso crear su imperio a partir de ciudades, en una especie de ordinem urbana.

Las capitulaciones, los contratos que los conquistadores firmaron con la Corona, los obligaban a fundar un nuevo núcleo urbano para tomar posesión y explotar los territorios, recursos y pueblos dominados. En buena medida, este hecho ponía fin a las guerras de conquistas y convertía al conquistador en un habitante urbano más que debía regirse por las instituciones de gobierno local.

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El trazado físico simbolizaba las diferencias entre las ciudades hispanoamericanas frente a las portuguesas, anglosajonas o francesas en este continente. En efecto, mostraba la idea de orden: manzanas y plazas cuadradas, con ángulos rectos; aguas canalizadas y un centro convertido en representación del poder. La ciudad era una metáfora del cielo: la centralidad de la plaza mayor expresaba el principio de que la tierra estaba en el núcleo del universo.

Hasta la fundación de Santa Marta (1525), el espacio conquistado en el país se reducía a las costas, llamadas vagamente “tierra firme”. En esta etapa antillana y caribeña los núcleos urbanos tuvieron escasa relevancia: no se trataba todavía de ejercer un dominio político, sino de acumular el botín resultante de las correrías y cabalgatas depredadoras. Algo que cambió con la fundación de Cartagena (1533) y Santa Fe de Bogotá (1538).

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El éxito de la conquista y el poblamiento de tierra firme se basó en cuatro factores íntimamente relacionados entre sí: la gran movilidad de las huestes españolas y su versatilidad en la guerra, el apoyo que recibieron de algunas comunidades indígenas, la puesta en práctica de modelos urbanos específicos y de fácil construcción, y la importación del gobierno municipal en el Nuevo Mundo. 

En estas y otras ciudades, el poder de la Corona y el poder local entraban en contacto principalmente por medio del cabildo, último eslabón estructural en el que se hacía presente la autoridad real. Esta forma de gobierno urbano se transformaría, muy pronto, en el aparato clave para organizar y regular el funcionamiento de las ciudades. En América se proyectó, a manera de continuación, el municipio castellano medieval, en el que cada nueva fundación –o poblado conquistado en el caso de España– se regía por normas concretas con los modelos de Sevilla y Valladolid. Cada año, los vecinos notables elegían a los miembros del cabildo o provincias, quienes se encargaban, entre otras cosas, del abastecimiento de la localidad, las obras públicas y el cuidado de ejidos y bosques. Con el tiempo, los cabildos americanos comenzaron a fijar sus propias regulaciones. En cuanto a las ordenanzas de esta institución, tenían que ver con asuntos prácticos de la vida cotidiana de los urbanitas. Los regidores (cabildantes) se elegían en número de cuatro, ocho o doce, dependiendo de la categoría de las ciudades.

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Entre 1536 y 1560 se desintegraron los grupos militares originales y surgieron bandas independientes que empezaron a deambular por el territorio en busca de oro. Las fundaciones se multiplicaron por doquier y comenzó la penetración hacia el interior a partir de las bases de Cartagena y Santa Marta. En este proceso se presentaron frecuentes enfrentamientos entre las bandas que competían por el botín.

A pesar de su sed de adquirir riquezas y de expoliar a los nativos, el conquistador español no descuidó el aspecto formal y legal de sus actividades. Siempre combinó el saqueo con el cumplimiento de los requisitos de la Corona para recibir los derechos sobre las tierras, los indios y las riquezas que lograra acumular.

 

Tipos de ciudades

Entre las ciudades fundadas encontramos tres tipos: los puertos marítimos, verdaderas bases militares de conquista que sirvieron de punto de apoyo del intercambio de gentes y mercancías con la metrópoli, y se convirtieron después en los ejes de las comunicaciones entre el interior y el exterior. Por el acoso pirata y las guerras con los otros imperios, España decidió amurallar el puerto más importante, Cartagena. Como en estas ciudades la actividad más importante se derivaba del puerto, su centralidad no se organizaba desde la plaza mayor, sino desde el mercado, como se puede observar en las trazas de Cartagena, Santa Marta y Riohacha. En los puertos fluviales, como Mompox y Honda, la traza urbana resultaba de la forma del río. Todos los puertos fluviales recibieron el título de villa, ninguno el de ciudad, para evitar la competencia jerárquica con los puertos marítimos.