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para romper el ciclo de la violencia definitivamente en Colombia, tenemos que aspirar a un desarrollo real y equitativo

ENTREVISTA

“Colombia no se puede manejar desde Bogotá”

Alejandro Éder, director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo Integral del Pacífico (FDI), dice que el fin de la guerra con las Farc es una gran oportunidad para empezar a mirar el futuro, para pensar desde las regiones y entender que el posconflicto es desarrollo.

22 de julio de 2017

Desde   hace   algunos   meses, los empresarios y compañías más importantes del suroccidente colombiano decidieron ‘revivir’ la Fundación para el Desarrollo Integral del Pacífico (FDI), para impulsar un desarrollo transformador a gran escala y de largo plazo para la región. SEMANA habló con Alejandro Éder, su director ejecutivo, sobre la problemática de su región, así como sobre sus principales proyectos y avances.

SEMANA: ¿Qué es la FDI y para qué nació? 

ALEJANDRO ÉDER: El empresariado del Valle del Cauca la creó en 1969 para impulsar el desarrollo industrial del departamento. Durante sus primeros 15 años ayudó a crear importantes empresas para la región como la Bolsa de Valores de Occidente, la Sociedad Portuaria de Buenaventura, Telepacífico, Terpel de Occidente, entre otras, y a estructurar grandes proyectos. Era una institución bastante respetada.

SEMANA: ¿Por qué se acabó entonces esta importante fundación? 

A.E.: La dura situación de finales de los noventa, que afectó la región en términos de violencia, guerrilla y narcotráfico, sumada a la crisis económica, llevó a la decisión de ‘congelar’ sus actividades y esperar un momento más adecuado.

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SEMANA: ¿Y ese momento llegó?

A.E.: Así es. En 2016, los principales empresarios y compañías con gran presencia en el suroccidente colombiano decidieron revivirla y devolverle su protagonismo. Para esto, se decidió ampliar su enfoque estratégico hacia el desarrollo integral de toda la región Pacífico, es decir, los departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño.

"Para romper el ciclo de la violencia definitivamente en Colombia, tenemos que aspirar a un desarrollo real y equitativo"

SEMANA: ¿Y cuál es su propósito esencial? 

A.E.: Identificamos proyectos estratégicos para la región Pacífica en tres frentes: conectividad y logística, recuperación y manejo de fuentes hídricas y de desarrollo social. Luego buscamos articular a los actores relevantes –tanto públicos como privados– para que los proyectos salgan adelante y ayudamos a resolver los obstáculos. Identificamos, gestionamos y articulamos.

SEMANA: Suena muy interesante, pero denos un ejemplo…

A.E.: Estamos apoyando la construcción de la vía Pacífico-Orinoquia, que conectaría Buenaventura con Puerto Carreño. Un proyecto identificado por primera vez en 1965 y del cual hasta ahora se están construyendo algunos tramos. Con la Cámara de Comercio de Cali se financió el estudio de viabilidad económica de este importante proyecto que con 1.500 kilómetros sería la primera gran vía horizontal, y revolucionaría el país a nivel económico, social y hasta en términos de seguridad.

SEMANA: ¿Cuál es la lección que dejaron las protestas en Buenaventura?

A.E.: Lo que se vivió en el puerto de Buenaventura es el resultado de muchos años de abandono por parte del gobierno nacional y regional, del excesivo centralismo. La lección es que hay que trabajar de la mano y empoderar a las personas en las regiones.

SEMANA: ¿Y qué solución concreta hay?

A.E.: A corto plazo, es clave resolver los problemas sociales más inmediatos. Para eso hemos venido acompañando el plan Todos Somos Pazcífico, una iniciativa del gobierno nacional que cuenta con 400 millones de dólares de la banca multilateral, para recuperar la infraestructura más crítica de las cuatro principales ciudades del Pacífico: Quibdó, Guapi, Tumaco y Buenaventura. A mediano plazo, hay que repensar la ciudad para hacerla atractiva para la inversión empresarial.

SEMANA: ¿Y eso qué significa?

A.E.: Buenaventura tiene uno de los puertos más eficientes de América Latina, pero una vez la carga sale del puerto cruza una ciudad mal diseñada. Hay que renovar la ciudad para hacerla más competitiva. Para esto estamos apoyando un proyecto para literalmente expandir la ciudad y desarrollar más de 4.000 hectáreas –alrededor de las 1.800 hectáreas que hoy abarca– con planes urbanísticos para que se instalen nuevas empresas privadas, se genere más empleo y mayor calidad de vida.   

"Tenemos una posición geoestratégica que hay que aprovechar, por lo que no podemos seguir de espaldas al Pacífico"

SEMANA: ¿Es algo bastante ambicioso para un país como el nuestro?

A.E.: Si algo hemos visto de otros países, es que es posible desarrollarse rápidamente. Hemos analizado países que han logrado hacerlo en dos o tres décadas y lo que hemos encontrado es que no solo concretaron una visión de largo plazo, sino que lograron desarrollar una institucionalidad muy sólida para plantear y desarrollar una hoja de ruta sobre cómo lograr esa visión. Colombia puede y debe aspirar a ser un país desarrollado en 20 años. Hay que pensar en grande. Si nos lo proponemos, lo hacemos.

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SEMANA: ¿En Colombia no estamos llenos de grandes planes como esos que terminan en el papel?

A.E.: Es cierto. La planificación no es suficiente si no tiene una institucionalidad estable que le dé continuidad. Por esto, hemos decidido apoyar una iniciativa visionaria que han tenido los cuatro gobernadores de la región para crear la RAP Pacífico, la Región Administrativa de Planificación del Pacífico. Queremos que se cree con los mayores estándares técnicos a nivel mundial.

SEMANA: ¿Y cómo va eso? 

A.E.: Se viene avanzando rápidamente. Ya se creó por ley en diciembre del año pasado. Actualmente, está en proceso de estructuración, se están montando estatutos, planes y estrategia. Si todo marcha al ritmo que lo han venido desarrollando los gobernadores, debería estar conformada en su primera etapa antes de finalizar el año. Sería la segunda RAP que se crearía en Colombia, después de la RAP Central.

SEMANA: ¿No es esto más burocracia?

A.E.: No. Este tipo de iniciativas son importantes y son las oportunidades que debe buscar el gobierno nacional. Colombia es un país muy grande para pretender seguir administrándolo desde Bogotá. Esto no es realista. La única forma para que haya paz es desarrollando a Colombia desde los territorios. Sin desarrollo no hay paz, pero la paz debe construirse desde las regiones.

SEMANA: ¿Y cuál será el papel del sector privado en esta nueva etapa del país?

A.E.: Los proyectos más ambiciosos no se logran en un cuatrienio, sino que pueden tardarse 10 o 15 años, hay que acompañarlos para que se cumplan. A esto es a lo que le estamos apuntando en la FDI Pacífico. A que los empresarios trabajen de la mano con las autoridades públicas nacionales, regionales y locales para identificar esos proyectos transformadores, y acompañarlos para que se logren con excelencia.

SEMANA: ¿Y específicamente en la región Pacífica?

A.E.: El motor del desarrollo mundial en los próximos años van a ser los países asiáticos. Tenemos una posición geoestratégica que hay que aprovechar, por lo que no podemos seguir de espaldas al Pacífico. Además, dado que es una de las regiones más afectadas por el conflicto, hay que aprovechar la oportunidad que significa el fin de las Farc para pensar en un desarrollo real de la región.

SEMANA: ¿Pero no hay un temor por el resurgir de la violencia?

A.E.: El 40 por ciento de la coca sembrada está en la región y hay que seguir combatiendo esto. Pero para romper el ciclo de la violencia definitivamente en Colombia, tenemos que aspirar a un desarrollo real y equitativo, que les brinde oportunidades a todos los ciudadanos. Un desarrollo como el que se ha visto en otros países y eso es en lo que nosotros estamos trabajando. Hay mucho por hacer, pero hay que hacerlo.