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Este es uno de los locales del grupo DMG en los que se consiguen electrodomésticos a bajo precio. En otro similar , se coopta el dinero que los ciudanos ven reproducirse milagrosamente. En Mocoa, la capital, los candidatos se hacen propaganda y callan sobre el fenómeno

PUTUMAYO

Cuando el dinero es el rey

En un departamento pobre, donde aún existe el bipartidismo, una singular estabilidad económica marca el horizonte de las campañas políticas.

1 de septiembre de 2007

En Putumayo no hay clase media ni clase alta. Hay clase pobre alta y pobre baja. Y los pobres votan.

Cuando la expectativa mínima de los ciudadanos es conseguir una vida mejor, la política encuentra un espacio muy apetitoso para actuar. Ayudas alimenticias, carreteras pavimentadas, viviendas, alcantarillados, acueductos, hospitales, polideportivos, escuelas, colegios y universidades. Todo se necesita.

Y como todo está por hacer hay políticos listos a prometer el oro y el moro para ganar las elecciones. Sin embargo, no será la lucha contra la pobreza la que seduzca ampliamente a los putumayenses. Desde hace dos años se vive una particular situación económica que ha calmado la ansiedad de ingresos a los pobladores de esta distante zona del país, que desde los años 90 concentró su economía en el cultivo y recolección de coca.

Se trata de DMG. Una sigla que es sinónimo del milagro de la reproducción del dinero, como se lo soñaría cualquier ser humano en el planeta. Colas interminables a lo largo de Villacolombia o la Calle Mocha, en Mocoa, la capital, muestran el nivel del impacto que este fenómeno financiero tiene en la sociedad de esta región.

Muchos llegan hasta dos noches antes de que sea el día del pago. Meses atrás han dejado en las arcas de DMG millones y millones de pesos. Algunos, todos sus ahorros. Otros, el producto de la venta de su casa, su carro o su finca. Incluso hay quienes han logrado préstamos bancarios para invertir el efectivo en esta mágica forma de aumentar su capital. Cuando llegan al local, la persona recibe el 'beneficio' de su inversión, según lo acordado en cada contrato. Intereses del 10, 15, 30, 50 por ciento, y en épocas de 'ofertas especiales' hasta del ciento por ciento.

Diez millones en manos de DMG por seis meses se pueden convertir en 20 millones. O si prefiere recibir algún dinero mensual pues le dan 100.000 pesos cada 30 días. Es decir, 10 por ciento. Se puede escoger la modalidad que prefiera. Todas muy por encima de lo que le pagaría cualquier banco del país a un ahorrador.

Una pareja joven que entregó a DMG 20 millones hace dos años defiende el negocio. "No tiene nada de ilegal, no es cierto que paguen el ciento por ciento de intereses, y además tienen página de Internet. Todo debe ser legal" . Con ese convencimiento, cada fin de mes recogen felices sus dos millones de pesos.

David Murcia Guzmán es el artífice de este milagroso sistema. Un hombre joven que no pasa los 30 años y de quien poco se sabe en la región. Sólo que un día llegó a seis de los 13 municipios del Putumayo, Puerto Asís, Mocoa, Orito, La Hormiga, Villa Garzón y montó su negocio.

Los locales de DMG, aseguran los pobladores, tienen sendas cajas fuertes en las que guardan el dinero en efectivo que a su vez llega en avión a los aeropuertos regionales y es transportado por las pésimas vías del departamento en carros blindados y escolta.

No hay nada claro sobre el negocio. No hay sanciones de la Superintendencia financiera, no hay resultados de las investigaciones previas que inició a finales de 2006 la Fiscalía. Pero el negocio es tan próspero, que en una zona donde por años la economía del narcotráfico ha mandado la parada, es fácil imaginar que algo raro esconde esta sorprendente manera de sacar de pobres a muchos.

Pero a pocos les importa. Están tan contentos en la región con DMG que político que quiera hacer campaña y ganar las elecciones en el Putumayo es mejor que no se meta con el tema. "Un parlamentario preguntó en público por el origen de esos dineros y pidió una investigación y al otro día le aparecieron miles de opositores en el departamento. La gente no permite que le quiten su medio de subsistencia", comenta un funcionario de la administración departamental.

DMG tampoco participa en política abiertamente. "Ellos no se meten en eso", asegura un periodista de la región, pero rumores van y vienen sobre el apoyo que le dan a éste u otro candidato. De hacerlo sus candidatos serían ganadores.

Lo cierto es que a DMG se le atribuyen logros que no han tenido los cientos de proyectos de sustitución de cultivos que han llegado a estas tierras. "Este es el verdadero plan de sustitución, conozco gente que dejó la coca, por los beneficios de DMG". Pero así como les llega la platica, es verdad que el sistema no genera un solo empleo, ni valor agregado en la economía.

Legal o no, es el dinero el que hace bailar al perro. Los billetes en rama no escandalizan a nadie. Sólo la semana pasada, se conoció la incautación de 6.000 millones de pesos en un camión.

El bipartidismo vive

Liberales y conservadores se han disputado el poder en Putumayo durante toda la historia. Son muy pocos los departamentos en los que hoy en día se puede hablar de un bipartidismo reinante. Las terceras fuerzas no alcanzan preponderancia en la escena electoral. El Polo se abre espacio y proyección, pero aún es un bebé de brazos al lado de los viejos partidos tradicionales.

Desde la reforma de 1970 cuando la entonces 'comisaría especial del Putumayo' se convirtió en departamento adquirió el derecho de tener dos curules en la Cámara de Representantes. Los dos partidos, en consecuencia, tuvieron siempre el poder repartido en mitades. Esto fortaleció por años el bipartidismo que para estas elecciones de octubre de 2007 volverá a ratificarse.

La Gobernación ha estado en manos de los liberales desde tres períodos atrás. Y el último tropiezo de corrupción que ha sacudido a Putumayo, fue protagonizado por el ex gobernador Carlos Palacios, a quien la Procuraduría destituyó en la mitad de su mandato y lo inhabilitó a no ejercer la política en años. De esto se pegan hoy los conservadores que buscan arrebatar el control político a los liberales. La Alcaldía de la capital, Mocoa, siempre vota azul y por esto le tienen fe al candidato Mario Narváez.

El representante Orlando Guerra de la Rosa está convencido de que será así: "Jimmy Díaz es el cambio", aduce, para respaldar el nombre de su partido.

El liberalismo, por su parte, le dio el aval a Felipe Guzmán. Oriundo y ex alcalde del municipio de La Hormiga, en el Bajo Putumayo, donde habita la mayor parte de población, aparece como el más opcionado para administrar los 200.000 millones de pesos de presupuesto. El representante a la Cámara Guillermo Rivera, el parlamentario que allí reconocen como el líder de mayor proyección nacional, lo apoya.

Quien sea el ganador, tendrá unas finanzas saneadas que le permitirían realizar un buen gobierno y cumplir con las obras de varias carreteras que ya están contratadas. Y también participar en el manejo de la delicada situación de orden público.

El coronel Germán Giraldo, comandante de la Brigada con sede en Villa Garzón, asegura que las bajas que le han propinado a las Farc en la zona son contundentes. Los paramilitares del Bloque Central Bolívar se desmovilizaron aunque persiste la sombra de las llamadas bandas emergentes y con ellos el poder de Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco'. Su inminente extradición traerá alivio. Aun así el mayor dolor de cabeza para el Ejército y la Policía es la frontera con Ecuador.

En Mocoa se vive como en un oasis. donde se catalizan estos fenómenos. Pero el departamento arde. En el medio y bajo Putumayo la política aún está coartada por las presiones armadas. Pocos apoyan el uribismo de frente, pero el voto por la seguridad democrática ganó en las elecciones pasadas.

Como en todo el país hay movida política y la algarabía hace olvidar las penas.