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Del arco a la prisión

La detención de René Higuita es la culminación de una historia que se inició hace más de tres años.

5 de julio de 1993

HACE TRES AÑOS Y MEDIO las autoridades comenzaron a armar el rompecabezas para establecer cuál era la relación entre el futbolista René Higuita y Pablo Escobar. Dos semanas antes de que la selección de fútbol viajara a Italia a participar en el campeonato mundial, los organismos de seguridad lograron establecer que en una finca localizada en el municipio de Cocorná, Antioquia, el jefe del cartel de Medellín y el arquero titular de la selección habían tenido una reunión que duró cerca de tres horas.
¿Para qué fue la reunión? De acuerdo con los agentes de seguridad, esa tarde Escobar le prometió al futbolista que si la selección pasaba a la segunda ronda del torneo mundial, él viajaría a Italia para animar al equipo en la siguiente serie del campeonato.
Las autoridades colombianas alertaron al FBI y a la Policía italiana del hecho. Con esa información, la policía internacional montó uno de los operativos más espectaculares durante el torneo mundial. Se instalaron cámaras escondidas en cada una de las graderías de los estadios donde jugó Colombia y se acordono a Villa Pallavicine, el sitio que sirvió de cuartel al seleccionado nacional. Al final el operativo fue un fracaso. Ni Escobar ni ninguno de los jeles del cartel de Medellín asomaron la cara por Italia. La información sobre los operativos de la Policía italiana se había filtrado.
Después de que Higuita regresó de Italia, las autoridades perdieron el rastro de sus entrevistas con Escobar. Sólo un año después volvieron a saber de estas reuniones. En 1991, apenas un mes después de la entrega de Escobar a las autoridades, estalló el primer escándalo. Higuita visitó al jefe del cartel de Medellín en la cárcel de la Catedral. La cabeza del coronel Augusto Bahamón, comandante encargado de la IV Brigada rodó, pues nadie entendía cómo se había permitido su ingreso.
La verdad es que Higuita y Escobar mantenían una vieja amistad. Se conocieron cuando el jefe del cartel de Medellín hacía sus pinitos en la política y había iniciado una campaña bajo el lema "Medellín sin tugurios". En esa época Higuita era un adolescente que vivía en el barrio Castilla en la comuna nororiental de Medellín y su futuro no era nada promisorio. Pero la vida le cambió. Se convirtió en jugador de fútbol y a la vuelta de unos meses era el ídolo no sólo de los paisas sino de los colombianos.
Pero fue tan sólo un sueño. En los últimos dos años la vida de Higuita se convirtió en una pesadilla. Su paso por el fútbol español fue un fracaso y su regreso a Medellín, otra vez al Nacional, tampoco revivió los viejos éxitos.
En esta etapa de su vida, los rumores sobre su adicción por las drogas comenzó a ganar terreno, y la prensa, en lugar de registrar sus triunfos, comenzó a hablar de su indisciplina y su bajo rendimiento. La situación llegó a tal punto, que en una ocasión golpeó brutalmente a un periodista que cuestionó su trabajo como futbolista.
Pero si las cosas en el campo de fútbol no salían bien, en lo jurídico iban de mal en peor. Después de la fuga de Escobar de la Catedral, la Fiscalía y los cuerpos de seguridad encontraron documentos que comprometían su relación con el jefe del cartel de Medellín. Cheques y vales por cientos de miles de pesos estaban registrados en los libros de Escobar a favor de Higuita. "Al sumar las cifras fueron muchos los millones que recibió", dijo uno de los investigadores a SEMANA.
Después de sufrir una grave lesión, su nombre volvió a ser primera plana y, al finalizar la semana pasada, la noticia de su detención estalló en todos los medios. Higuita, quien después de su lesión no había vuelto a aparecer, fue acusado de ser intermediario en un secuestro, un delito que es penalizado por la nueva ley antisecuestros con una condena máxima de 10 años.
Segun las autoridades, Higuita sirvió de intermediario ante Pablo Escobar para que se liberara a la hija de Luis Carlos Molina Yepes, un hombre dedicado a los negocios de los frigoríficos. Su hija fue secuestrada por Escobar, quien exigió 300 mil dólares por su rescate. Higuita sirvió de intermediario para que liberaran a la niña y a cambio de ello recibió, de acuerdo con las autoridades, la suma de 50 mil dólares. Pero no sólo este episodio sirvió para que la Fiscalía solicitara a la Policía su detención. Existe una serie de documentos entregados por los hombres de la organización del cartel de Medellín, que se han acogido a los decretos sobre rebajas de penas, en los que se comprueban los nexos de Higuita con Escobar y que servirán de base durante este largo proceso que se inció al finalizar la semana pasada.
Pero mas allá de ese delito, según una fuente de los organismos de seguridad, la detención de Higuita debe ser analizada en el marco de la persecución a Escobar. Para las autoridades es muy claro que el jugador es uno de los principales nexos del jefe del cartel con el mundo exterior. Y como le dijo a SEMANA un oficial de los servicios secretos "mientras más pronto logremos cortar esos contactos, sera mas fácil que el jefe del cartel de Medellín asome la cabeza para darle el golpe de gracia".