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¿Por qué Bogotá tuvo el día más caliente de su historia?

Omar Franco, director del IDEAM, le explica a Semana.com las razones científicas por las cuales los habitantes de la capital padecieron temperaturas nunca antes sentidas.

10 de febrero de 2017

Semana.com: Bogotá y Medellín vivieron el miércoles pasado lo que se consideró el día más caliente de la historia. ¿Por qué llegamos a esto?

Omar Franco: En términos reales y más allá de que en Medellín la temperatura estuvo 4,2°C -por encima del promedio de máxima histórica-, solamente la temperatura récord se vivió en la ciudad de Bogotá.

Esto se debe a aspectos climatológicos sumados a otros de tipo meteorológico. Me explico: Febrero es un mes en el que normalmente se presentan pocas cantidades de lluvia y se suelen presentar intervalos cortos de sol con nubosidad variable; sin embargo, esta situación media (climatología) se ha visto acentuada por vientos fuertes que van paralelos sobre el oriente a la Cordillera Oriental, actuando como una barrera que no deja pasar la humedad proveniente de la Orinoquia-Amazonia y deja las lluvias en los alrededores de Leticia.

Adicionalmente los frentes fríos del hemisferio norte, que también suelen bajar un poco e inestabilizar la atmósfera en cercanías de Colombia, han pasado muy al norte, mientras que la baja presión de la costa pacífica colombiana también se ha debilitado.

Ante dichas condiciones, ha disminuido notoriamente la nubosidad en el país y por ende se han incrementado la radiación y las temperaturas máximas en buena parte de los departamentos andinos.

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Semana.com: ¿Cuáles fueron las temperaturas de las ciudades que batieron ese récord?

Omar Franco: El récord como tal se dio solo para Bogotá; tomando como referencia la estación Aeropuerto El Dorado (serie de mayor cantidad de registros históricos para la ciudad). Pasamos de 24,9°C, temperatura que se dio un día de enero de 1995, a los 25,1°C del miércoles. Sin embargo, se registraron temperaturas máximas entre 6,1 y 2,9 °C por encima del promedio de la temperatura máxima en ciudades como Armenia (32,5°C), Bucaramanga (31,6°C), Popayán (29°C), Medellín (32,4°C), Pereira (30,7°C), Cúcuta (34,3°C), Ibagué (32,6°C), Neiva (36,3), Cali (33,1°C) y Pasto (2,9°C).

Semana.com: ¿Ese día caluroso indica lo que se viene en materia de clima este año?

O.F.: No necesariamente, como ya se dijo, es una condición acentuada por aspectos meteorológicos, es decir, por condiciones de pocos días.

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Semana.com: ¿Es posible anticipar una temporada seca en el país?

O.F.: Precisamente el avance del conocimiento en la comprensión del tiempo y el clima, hoy por hoy podemos anticiparnos incluso a largas temporadas con déficit de lluvia. Pero primero es importante entender el ciclo estacional de las precipitaciones de un lugar. En Bogotá estamos pasando por la primera temporada de menos lluvias del año, lo cual climatológicamente es normal, pero también vale la pena recordar que cuando ocurrió el fenómeno El Niño (2015-2016), el IDEAM, con base en análisis propios y datos internacionales, le comunicó al país con suficiente anticipación la presencia de dicho evento de variabilidad climática y los efectos en los volúmenes de precipitación.

Semana.com: ¿Hay riesgos de sequías como lo que sucedió el año pasado con el Fenómeno de El Niño?

O.F.: En este momento, si lo ligamos a la presencia de un Niño, no se proyectan condiciones océano-atmosféricas para que se pueda desarrollar un fenómeno de este tipo durante el primer semestre del 2017. Ahora, situaciones como la que se ha presentado por estos días, claro que se pueden repetir, pues hacen parte de esa variabilidad climática y de las variaciones atmosféricas a las que está sometido un país que se ubica en una área de extremos meteorológicos, como lo es la zona intertropical.

El tema aquí es estar preparados, adaptados y ser resilientes a cualquier cambio del clima. En este sentido hay que tener en cuenta que las fases extremas asociadas a la variabilidad climática, como los de El Niño y La Niña, son parte natural de ciclos que modifican el clima; por lo tanto, no es de extrañarse que en el futuro también tengamos períodos de sequías como los del año pasado.

Semana.com: En el caso de Bogotá, ¿la ola de calor continuará hasta cuándo?

O.F.: Estimábamos que el miércoles fuera el pico máximo, luego tendería a decrecer, situación que se dio el jueves. El fin de semana se espera un decrecimiento aún mayor, pero se seguirán presentando algunos intervalos de sol, un poco más cortos. La próxima semana esperamos volver a tener intervalos soleados en la capital, estimando que en lo que queda de febrero seguiremos alternando días con algo de nubosidad con otros de sol; proyectamos además que la temperatura máxima en la ciudad prevalezca en el rango entre los 20 y los 23°C, alcanzando ocasionalmente los 24°C.

Semana.com: El año pasado también se habló de cifras récord, ¿eso quiere decir que el planeta nos está enviando un mensaje?

O.F.: De acuerdo con los análisis del Quinto Reporte presentado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático y el monitoreo que ha venido presentando la Organización Meteorológica Mundial en sus últimos informes anuales, siguen observando que la temperatura media del planeta, desde la era preindustrial, ha continuado en aumento producto de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI )y el cambio de uso del suelo. El problema no es que la temperatura media del aire esté subiendo porque de hecho ha ocurrido en el pasado, el problema es la velocidad con que la cual está sucediendo; situación que modifica el clima, con lo que acelera el retroceso glaciar y cambia el nivel del mar, entre otros muchos efectos; por lo tanto, hay base científica que nos dice que el planeta está reaccionando por algo.

Semana.com: ¿Sufrirán los embalses con estas altas temperaturas?

O.F.: Hemos venido observando un descenso paulatino de los principales ríos del país. Afortunadamente las lluvias atípicas de enero mantuvieron los embalses en un nivel óptimo, razón por la cual no estimamos que ante el descenso de las lluvias durante los últimos 12 días, se vayan a tener inconvenientes asociados a una disminución notoria de volúmenes de los mismos.